La Voz del Interior @lavozcomar: “Se puede hacer humor con todo, dentro de lo que el humorista pueda y la ley permita”

“Se puede hacer humor con todo, dentro de lo que el humorista pueda y la ley permita”

–¿Porteña o uruguaya de nacimiento? ¿En qué quedamos?

–Toda gran mujer tiene grandes secretos. Aunque sólo sea grande de edad y cintura, permitime tener el mío.

–¿Cordobesa por adopción o adoptada por cordobeses?

–Las dos cosas y mucho más.

–Además, tenés hijos correntinos: ¿sabés usar el Google Maps?

–Sí, pero los hombres me pierden. Tanto a Corrientes como a Buenos aires me fui siguiendo a un marido.

–Escritora, periodista, humorista: ¿con cuál te identificás más?

–Me gusta hacer reír. Pero, por encima de todo, me gustaría escribir bien.

–¿Qué tiene Mendiolaza que no tenga la ciudad de Córdoba?

–Mis hijos, mis nietos, mi casa, las zarigüeyas y Humor a la Wargon.

–¿Te gusta algo de los cordobeses?

–Me hice cordobesa, o sea que soy cordobesa al cuadrado, pero no me pidas detalles.

¿Qué opinás del cuarteto?

–Uno de los detalles.

–Contaste que de chica ibas a misa, pero te sentías judía: ¿casi te convertís en un Milei?

–¡DEJÁ DE JODER! Ser judío es mucho más que tener el pitulín cortado, habla de valores que este niño desconoce.

–¿Qué le dirías hoy a tu madre si tuvieras siete años y estuvieras a tiempo de cambiar algo de tu relación con ella?

–Creo que las relaciones entre madres e hijas son siempre inmodificables. Sólo queda resignarse y disfrutar.

–¿Qué fue la revista “Humor” en tu vida?

–Profesionalmente, la parte más linda.

–Cuando se juntan con tus excolegas de la revista” Humor”, ¿dicen que el humor actual es basura?

–¡No! Recuerdo una charla con Tomas Sanz. Le fui a pedir consejo porque estaba por dirigir una revista de humor del Centro Cultural de la Facultad de Ciencias Económicas en Buenos Aires, y él me dijo que el formato de revista había caído, porque el fenómeno de las redes hacía que cada persona se sintiera humorista.

–¿Qué colegas rescatás más de aquella época, por su calidad humana?

–¿Y vos, a quién querés más, a tu papá o a tu mamá? Fueron muchos, desde Gloria Guerrero hasta Aquiles Fabregat, hasta los que quedaron para toda la vida, como Miguelito Gruskoin.

–¿Qué sería hoy hacer “humor gráfico”?

–Ni idea. ¿Saber usar bien la computadora?

–¿Hay humoristas que te llamen la atención?

–¡Sí! Anotalos a Tute, Korovsky, Saborido, Capusotto, Gabriela Acher, Emanuel Rodríguez, por ejemplo.

–¿Existe el humor cordobés?

–¡Obviamente! Seríamos muy poco sin nuestro humor.

–¿”Humor” u “Hortensia”? Por sí o por no.

–Volvemos. ¿A mamá o a papá? Cada una en su momento fue lo más, y yo tuve la suerte de haber trabajado en las dos.

–¿Se puede hacer humor con cualquier cosa? Un ejemplo.

–Se puede hacer humor con todo. Dentro de lo que el humorista pueda y la ley lo permita. Ejemplo: Jorge Guinzburg contaba un chiste formidable sobre el Holocausto y él era rotundamente judío.

–¿Con o sin prepucio? Por sí o por no.

–Dejá de apurar que ya no estamos en campaña. Lo que importa es que atrás siempre hay un varón; depende de la calidad del varón, no de su pito.

–¿Qué libro o libros tuyos echarías a la hoguera?

–Jamás quemaría libros. No te olvides de que vengo del gueto de Varsovia y que también vi quemar libros en mi país a la dictadura. Nosotros mismos nos vimos obligados a quemar libros. Aunque entiendo tu pregunta. Si me comparo con Marguerite Duras, todos. Después me acuerdo de Bret Harte, de quien nunca me hubiera imaginado que con el correr del tiempo iba a ser prologada por Borges. Y me calmo.

–¿Cuál de esos libros rescatarías del fuego?

–Repito. Sólo confío en los fueros del tiempo.

–¿Extrañás las fiestas que se hacían en la época de la revista “Humor”?

–¡Andá a saber las fantasías orgiásticas que esconde esa pregunta! Las desmiento. Pero sí me da nostalgia saber que nunca más voy a compartir un cumpleaños de Quino, con Tomas Eloy Martínez y María Elena Walsh, por ejemplo.

–¿Con qué cosas te enfiestás hoy?

–Con dulce de leche casero.

–¿Qué te arrepentís de haber probado?

–El dulce de leche casero.

–¿En qué programa de TV de los que participaste te divertiste más?

¡Infómanas!

–¿Hay alguno de esos programas que te dé arcadas si lo mirás hoy?

–Todos los demás.

–¿Sos feminista? ¿Cuál?

–Toda buena persona es feminista.

–¿Las feministas leen tus libros? ¿Qué te dicen?

–Mal esa pregunta. ¿Y los judíos, los negros, los trans, los cosplayers, los de la minoría que se te ocurra? Preguntales vos.

–¿Por qué las mujeres de las nuevas generaciones son “cortapitos”?

–Supongo que te referís a la nota “Las Mujeres Corta Pitos”, que está en mi sitio web. Me resulta sorprendente la cantidad de lecturas que tiene, veo que, entre ellas, la tuya, me honra. En alguna próxima edición de la revista, te respondo con una nota sobre eso.

–Un libro que estés leyendo.

–Uf, demasiados. Forman parte del trabajo para la revista y mi placer, por supuesto; desde Philip Dick hasta Almudena Grandes, pasando por Leila Guerrero y Truman Capote.

–Una serie que estés viendo.

–Un emplasto de esos que te licúan el seso. Tiene de todo; vampiros, hadas, hombres lobos, crímenes, romances, y se folla a morir. De Netflix, of course.

–¿Un artista o una banda de música?

–Sabina-Páez, Serrat, los Beatles.

–Un chiste incorrectamente político…

–¿Qué hace un africano con un pan bajo el brazo en la calle? Alarde.

–¿Te aburrís fácil?

–Nunca.

–¿Qué le aconsejarías a Milei si lo tuvieras en frente?

–¿Muerte digna?

–¿Cómo ves la Argentina en un año?

–Nunca les dedico tiempo a las desgracias. Y ojalá la boca se me haga a un lado.

–¿Qué hacés si te sobra plata?

–No sé qué es eso, la gasto antes.

–¿Talleres o Belgrano?

–¿Mamá o papá? El fútbol me importa un cuerno, y mi familia está dividida por esa tontería. ¡Mirá si me voy a pelear por eso!

¿Tus nietos te hacen hacer lo que quieren?

–Absolutamente. Cualquier cosa menos las que corresponden a una abuela.

–Tres tips para traumar a un niño.

–Sólo tené uno a cargo, y él mismo se inventará todo.

–¿Qué hacés en el gimnasio?

–Papelones.

–¿Te imaginás como tiktoker?

–No es lo mío.

–¿Adónde viajarías si pudieras?

–A Praga.

–¿Cuál es la receta de la felicidad?

–Ni idea, pero para ser desdichado está claro. Alcanza con pensar que hay recetas para ser feliz.

Raíces. Acá, “no se anuncian ni tocan timbre”, dice. En Buenos Aires, primero se consulta la agenda (LaVoz).

Quién es Cristina Wargon

Cristina Wargon vive en Mendiolaza. Dice que es porteña de nacimiento y cordobesa por adopción. Se casó con un correntino. Su padre era judío polaco y su madre, católica francesa. Fue a colegios de monjas. “Mientras en mi casa me contaban del Holocausto y en la escuela me explicaban que los judíos habían matado a Cristo, asistía a misa, sintiéndome profundamente judía”.

Escritora, periodista y humorista. Fue parte de la época dorada de las revistas Humor y Hortensia, entre otras.

Hoy hace Humor a la Wargon, “fruto de la pandemia y de las nuevas tecnologías”. Colaboran exalumnos (ya se recibieron) del taller de humor de Cristina devenido en redacción. “La revista es a la gorra; el sitio ya recibió más de 100 mil visitas, de las cuales un puñado apenas comprendió el concepto de a la gorra”, dice.

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