La Voz del Interior @lavozcomar: San Cayetano salió a las calles de barrio Altamira donde cientos de fieles le rezaron por trabajo

San Cayetano salió a las calles de barrio Altamira donde cientos de fieles le rezaron por trabajo

Con velas, espigas de trigo, rosarios y un andar lento y pausado, cientos de fieles caminaron este lunes por las calles de barrio Altamira de la ciudad de Córdoba para pedir por “paz, pan y trabajo” a San Cayetano, uno de los patronos de la Iglesia Católica.

La tradicional procesión que se realiza cada 7 de agosto, Día de San Cayetano, comenzó a las 16 en punto con la presencia del arzobispo de Córdoba, Ángel Rossi. El recorrido partió desde la Iglesia San Cayetano, ubicada en Río Paraná al 1200 y siguió por las calles aledañas en círculo hasta regresar a la parroquia.

En un año marcado por la crisis económica y sueldos que no siguen el ritmo de la inflación, la procesión adquirió ayer un significado especial.

Minutos antes de la partida, el cura párroco Hugo Carrillo dialogó con La Voz e hizo una reflexión acerca del contexto social: “Hay mucha gente obrera que se acerca a la procesión. Si voy al almacén, lo que veo es que la gente compra para el día. Esa es la realidad que tenemos hoy. La gente pide trabajo o mejorar el que tiene. Las autoridades tienen que velar para beneficiar al trabajador y no al sistema financiero”.

Luego, agregó: “Dios hace solidarios a los corazones para que descubramos que entre todos podemos avanzar. Y unidos, porque separados no podemos hacer nada”.

Dentro de la parroquia algunas fieles se acercaron al obispo a pedirle la bendición en voz baja, y algunas se emocionaron hasta el llanto. Rossi les brindó la bendición y ellas agradecieron y se mostraron aliviadas.

Rossi también se refirió al contexto de crisis y al año electoral: “Las elecciones son circunstanciales, pero no así pero la situación económica que viene parejita antes, durante y después de la elección. Vivimos en tiempos no fáciles. La gente está pasando más penurias. Ojalá que mejore y que entre todos tomemos conciencia y estemos atentos a quienes tenemos al lado, ya que pueden estar necesitados o urgidos de lo que es la dignidad de llevar el pan a la mesa”.

Y sumó: “Pedimos para que entre todos podamos ayudar a que no falte el pan y el trabajo, y que todos veamos los modos de que haya más espacios de trabajo, lo cual seguramente va desde los políticos hasta los pequeños gestos en cada familia”.

Una caminata de fe

Una de las fieles, Alicia Gallardo, esperaba la salida del Santo para iniciar la procesión de la mano de su nieta, de 9 años. “Venimos todos los años a agradecer, porque nunca nos faltó el pan en la mesa y tampoco el trabajo. Vengo con ella porque este año hace la primera comunión y para que aprenda de chiquita a agradecer y tener fe”, dijo la mujer, vecina de barrio Altamira.

“Estamos atravesando una situación en Córdoba que está marcada por el hambre pero también por la inseguridad”, remarcó la mujer.

Alrededor de la parroquia, los puestos de santería daban colorido a las calles: ofrecían velas mitad verdes y amarillas, espigas de trigo con la estampita del Santo, rosarios, e imágenes hechas de cerámica. También había puestos de praliné, algodones de azúcar y churros calentitos.

Natalia Iriarte, de uno de los puestos de santería, aseguró que va todos los años a la procesión, aunque este año notó “poca gente”. “Suele estar lleno a esta hora y veo poca gente. Quizás sea porque es lunes”, dijo. Lo que más vendió Natalia fueron espigas con la imagen de San Cayetano.

La Policía acompañó la procesión lo que dio un marco de tranquilidad a los fieles y vecinos que vienen sufriendo robos en el barrio. La tradicional misa de la mañana se tuvo que posponer una hora para que la gente llegara con más claridad en las calles. Vecinos afirmaban que las emboscadas en las paradas de los colectivos se volvieron frecuentes en el barrio.

Tras la procesión se hizo una misa sobre la calle donde se leyó el Evangelio de la multiplicación de los panes y el arzobispo Rossi dio palabras de esperanza a la multitud. “Argentina tiene capacidad alimenticia para que nadie tenga hambre. De arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba debemos ayudar. Los que tienen más poder, tienen más poder de ayuda, desde el político hasta la vecina que le da con comida a quien le hace falta”, concluyó Rossi.