La Voz del Interior @lavozcomar: Salvador Dalí: cuestionado y ¿cancelado? en TikTok

Salvador Dalí: cuestionado y ¿cancelado? en TikTok

A Salvador Dalí le encantaba provocar. En un abrir y cerrar de ojos, se dejaba caer desde el cielo de la genialidad al infierno de la idiotez.

Era uno de sus juegos predilectos: decir, por ejemplo, que la mujer no tiene ninguna capacidad de creación artística, pero está dotada para el arte de gobernar. Por eso, razonaba, la Historia registra a reinas maravillosas, pero a ninguna artista de verdadera grandeza. O decir que admiraba a Francisco Franco y a Hitler.

Salvador Dalí (1904-1989) tuvo una vida extravagante, marcada por las contradicciones.

Por vía del disparate (su principal e innegable virtud), se convirtió en el rey de la selva de la contradicción y la ambigüedad. Por vía del exhibicionismo (su pasión constante), logró estar en boca de todos. Gozaba como un loco con los escándalos que provocaba.

El bigotudo fascista

Decrépito, a un paso de su final, en setiembre de 1975 Franco ordenó ejecutar a cinco presuntos terroristas de ETA. Días más tarde, cuando una agencia de noticias le solicitó una opinión, Dalí declaró que el dictador español era una persona maravillosa y agregó que era necesario triplicar ese tipo de medidas.

Con Hitler experimentaba una fascinación mayor. Lo pintó al menos en tres obras conocidas: El enigma de Hitler (1939), Hitler en un paisaje iluminado por la luna con acompañamiento (1958) y Hitler masturbándose (1973). Se excitaba, según sus propias palabras, con la carne del Führer. Su obsesión, dijo, era apolítica y debía ser entendida en términos de fetiche sexual.

“Yo estaba fascinado por las caderas blandas rollizas de Hitler siempre tan bien enfajadas dentro de su uniforme”, escribió.

También declaró: “Cada vez que comenzaba a pintar la correa de cuero que, partiendo de su cintura, pasaba al hombro opuesto, la blandura de aquella carne hitleriana comprimida bajo la guerrera militar suscitaba en mí tal estado de éxtasis gustativo, lechoso, nutritivo y wagneriano que hacía palpitar violentamente mi corazón”.

Pero no era zonzo, y aclaró: “No podía ser nazi, pues si Hitler conquistaba Europa, aprovecharía la oportunidad para mandar al otro mundo a todos los histéricos de mi especie, como ya lo había hecho en Alemania tildándolos de degenerados”.

Todo esto pasó hace tiempo, está documentado en libros de Dalí como Confesiones inconfesables y en su autobiografía de título maradoniano Diario de un genio, más una decena de biografías, pero parece que recién lo descubren.

En la red social TikTok, se prendió la mecha con videos que recuerdan que el pintor español era fascista y sexista. El tema animalista se suma a las denuncias del monstruo a partir de Dalí atómico, una famosa fotografía para la que se utilizaron tres gatos que eran lanzados al aire, mientras el pintor saltaba. Tuvieron que repetir el procedimiento 28 veces hasta que el fotógrafo Philippe Halsman consideró lograda la toma.

El pintor español fue tendencia en TikTok.

Todo en Dalí parece a fin de cuentas dispuesto para la sobreactuación. Incluso sus adhesiones fascistas, su parte maldita, a lo que ahora se añade el summum malum de maltratar animales, forman parte de la gran puesta en escena que fue su vida. Sus extravagancias lo acosan incluso post mortem.

Si fuera el personaje de una novela truculenta, masoquista, sádica y necrófila, es obvio que un buen “lector de sensibilidad” no lo dejaría pasar. O intentaría dotar al personaje de buenos sentimientos.

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