La Voz del Interior @lavozcomar: Romy Castiñeira, curadora de la exposición Zona de promesas: Es un espacio para diferentes generaciones

Romy Castiñeira, curadora de la exposición Zona de promesas: Es un espacio para diferentes generaciones

Celebrar y reflexionar. Alcanzar con un relato posible a varias generaciones. Hacer memoria y generar preguntas. A esos desafíos se enfrentó el equipo de trabajo que concretó la muestra “Zona de promesas. 40 años en democracia, desde Córdoba”, una exhibición multiplataforma y participativa que se puede visitar hasta marzo en las salas de 220 Cultura Contemporánea.

La exposición es el resultado de la labor conjunta de La Voz y En Vivo Producciones. Con curaduría de Romy Castiñeira, el recorrido incluye obras e instalaciones, objetos de época, archivos periodísticos, videos y una línea de tiempo con tapas y fotografías de La Voz, así como ilustraciones de Juan Delfini y de Chumbi.

El recorrido desde 2023 hasta 1983, año de la recuperación democrática, revisa y retrata no sólo acontecimientos políticos o de impacto en la ciudadanía, sino que además repasa la vida cultural, la realidad económica y la evolución tecnológica de esas cuatro décadas. E invita a imaginar y a construir futuros posibles.

“Uno de los primeros desafíos que nos pusimos fue armar una línea de tiempo sobre lo que había pasado en términos quizás más etnográficos, o en términos más ciudadanos, o en términos de lo que les había ocurrido a las personas en estos últimos 40 años. Ya en los inicios del proyecto apareció la idea de hacer memoria”, señala la curadora de la exposición.

Los periodistas Sergio Carreras y Juliana Rodríguez condujeron la investigación, que implicó un minucioso trabajo de pesquisa en los archivos de La Voz y de Canal Doce.

“En términos culturales, la línea de tiempo buscó abarcar las artes visuales, la música, el cine, la literatura, el teatro, la TV, considerando también eventos como festivales o la apertura de instituciones. Otro eje fue hacer foco en los poderes del Estado, quiénes los ocuparon, qué leyes y qué procesos judiciales trascendentes tuvieron lugar. Otras líneas fueron la ciencia, la salud, el deporte, la economía, el medioambiente, los sucesos policiales. Y también cuestiones relacionadas a los derechos humanos. Quiero reconocer muchísimo el trabajo de Sergio Carreras”, detalla Romy Castiñeira, artista y curadora independiente

Relatos familiares

–¿Cómo se empezó a armar el mapa de la muestra en torno a las artes visuales?

–Avancé en esta construcción a medida que iba dialogando con los que me rodean, gracias a sus memorias fui reconstruyendo la mía y armando esta línea de tiempo hacia el pasado. En especial, fueron muy valiosas las conversaciones que mantuve con artistas y con coleccionistas, pero también con amistades y familiares. Además, consulté libros de historia del arte y mi archivo personal de flyers, catálogos y fotografías de los últimos 15 años del arte en Córdoba. En las últimas mudanzas fui acumulando cajas en las que guardé registros de mis experiencias, obras y exposiciones que iba a ver, que compartía con colegas o de las que yo era parte. Durante esta investigación pude desplegarlo y ordenarlo.

Uno de los retos más grandes fue seguramente producir una experiencia y construir un relato atractivo para varias generaciones. Es decir, no sólo para los “nacidos y criados en democracia”. ¿Cómo te enfrentaste a eso?

–Esta fue una de las primeras preguntas que aparecieron en las reuniones con el equipo ¿Cómo llegar con este proyecto a los adolescentes, a quienes quizás este tema no los conmueve demasiado, ni les significa tanto porque han vivido siempre en democracia? Algo que observé el día de la inauguración, y que después percibí por algunos comentarios, es que es un plan para ir en grupo o en familia. Creamos un espacio donde diversas generaciones pueden compartir, contar historias, relatos y anécdotas, incluso de la vida cotidiana. La exposición tiene muchísima información, entonces es muy probable que puedas agarrarte de alguna cosita que te despierte y haga un link en la memoria, y desde ahí compartir lo que aparezca. Vuelvo a la idea de recordar y hacer memoria como un ejercicio que permite reflexionar y profundizar, porque mientras más te metés adentro, más van emergiendo los recuerdos.

Espíritu de la época

Hay en la muestra ejemplos de obras y acciones que interpelaron momentos muy álgidos: el Chancho alcancía de Las chicas del chancho y el corpiño; La mesa del Grupo Urbomaquia; el Partido Transportista de Votantes de Lucas Di Pascuale; el video 1994, de Luciano Burba, sobre el atentado a la Amia; el trabajo de Bordamos por la paz Córdoba, o la irrupción de la “marea feminista” que capta una foto de Cecilia Casenave, entre muchos otros.

Nueva versión de

El arte funciona a menudo como una especie de sismógrafo de la vida social y política. No sólo “retrato” de una realidad, sino también crítica y demanda. ¿Con qué criterio te guiaste para seleccionar las obras?

–Fui recordando y buscando obras que tuvieran relación con hitos o eventos históricos. Por un lado, obras que representaban el espíritu de una época, como toda obra contemporánea, como todo artista. El artista contemporáneo representa, expresa lo que le pasa en su tiempo, con su tecnología y con su lenguaje de ese momento. Entonces, hay obras que están en la exposición que tienen el espíritu de la época. Y hay otras obras que son más representativas de un hecho histórico de ese momento, que hablaban contemporáneamente de un hecho o que, como en el caso de Luciano Burba y su video 1994, hablaban de un hecho del pasado. Entonces, quizás puedo decir ahora que hubo tres criterios.

–¿Por ejemplo?

–La primera parte de la exposición está compuesta por “reversiones”. Lecturas de hoy sobre temas del pasado. Cielos y cuerpos, de Simón Bussolari, es una reversión de un cielo de la serie de Oscar Bony, uno de los cuales está en el museo Genaro Pérez. La mesa del Grupo Urbomaquia es una reversión de la que hicieron en 2001. La habitación del adolescente, creada por José Heinz, en la que se escucha música de los ‘80, es una relectura sobre cómo era un joven en esa década. También está, por ejemplo, el Escudo Nacional-Reversión 1, de Gabriel Alarcón, un escudo marrón, de lana, suave, que incluye una gorra. La propuesta en esta recepción es que recordando el pasado quizás podemos alterar el futuro. Recordar también es un acto creativo, es un ejercicio para tratar de revisitar el pasado con formas del presente.

–Te referías antes a otros criterios…

–Sí, la búsqueda de obras que representan hechos históricos activadas en la calle. Por ejemplo, las acciones del colectivo Costuras urbanas, como Privatizado. O un retrato como la foto de Cecilia Casenave sobre la marcha del 8-M de 2020, de cuando salimos a la calle con Trabajadorxs del Arte Feminista Córdoba (TAF). Otra cosa que tuve en cuenta fue darles una oportunidad en esta exposición a obras que habían sido importantes, pero que se habían visto poco o no se habían visto. La fotografía del Chancho alcancía mientras era encarcelado, por ejemplo, nunca se había mostrado en una exposición. La entrevista que les hicieron a Las chicas del chancho y el corpiño fue un rescate que hicimos del archivo de El Doce. Entonces hay también una lógica de “rescates”, como los dibujos originales de Cachoíto De Lorenzi y las obras de Jorge Simes de 1983. El documental se había presentado en la muestra que hicieron Marcelo Nusenovich y Federico Galará en El Cabildo para el Bicentenario, pero las fotografías, la fotonovela y el conjunto nunca se habían mostrado de esta manera. Pasa lo mismo con ciertas obras de María del Carmen Cachín, que ha sido tan importante en los inicios de la performance en Córdoba y algunas obras de los ‘90 de Sofía Torres Kosiba. Fue muy valioso poder acceder a estos archivos y contar con la disposición de los artistas para revisitar sus memorias y participar en el proyecto. En la inauguración de la exposición, la artista Gisella Mailén Scotta me dijo que la muestra tenía “hits”. Me gustó esa idea, las obras en la exposición son hits de los últimos 40 años en democracia, como sin duda lo son: Objects in mirror are closer than they appear, de Adriana Bustos, y Los contemporáneos, de Mao Ovelar.

–El título de la muestra es propicio para el debate: la reivindicación del sistema democrático viene de la mano con el señalamiento de sus “deudas”. En el contexto actual, con la llegada al poder de un espacio político al que se le reprochan modos antidemocráticos, se reinstala la idea de que la democracia es algo en construcción permanente. ¿En qué sentido, desde tu punto de vista, debe ser pensada como una zona de promesas?

–Cuando pensamos el título de este proyecto, tuvimos en cuenta que la celebración no excluyera una mirada crítica frente a cosas pendientes de la democracia. La decisión de ponerle “Zona de promesas” fue en parte por esa lógica de los políticos en campaña, del partido que promete y no cumple. Ni hablar si pensamos que, en términos económicos, de pobreza y desarrollo, han sido años de fracaso. Por otro lado, pensar esta exposición como una zona de promesas tiene que ver más con la realidad que con una propuesta conceptual. No va tanto por el lado de pensar la democracia bajo ese concepto, sino que es una idea (inspirada en la canción de Gustavo Cerati) para englobar lo que contiene la exposición. La zona de promesas es parte de la realidad que hemos vivido y vivimos. La tensión entre lo cumplido y lo no cumplido es el guiño de este título. Ahora bien, personalmente, creo que ya es tiempo de pensar en otras formas. No estamos en un contexto con demasiada ilusión y siento que caemos cada vez más. Hoy me cuesta tener ilusión con el sistema como lo tenemos. Entonces abrazo a los afectos y a la comunidad de artistas que me rodean pensando que por ahí puede surgir la ilusión de vivir en un mundo mejor. Y que al final, al final, haya recompensa.

Para ver. La muestra se puede visitar en 220 Cultura Contemporánea (Costanera y Mendoza). Con entrada libre y gratuita, de miércoles a sábados, de 17 a 20, hasta el 30 de marzo de 2024. Contará en febrero con un espacio especial en el Festival Cosquín Rock.

Artistas y colectivos participantes: Adriana Bustos, Agustina Comedi, Antonio Seguí, Arte Fresco, Bordamos por la Paz Córdoba, “Cachoíto” Miguel De Lorenzi, Chumbi, Cecilia Casenave, Costuras Urbanas, Federico Galará, Gabriel Alarcón, Gisella Mailén Scotta, Hugo Aveta, Juan Delfini, Jorge Simes, Las Chicas Del Chancho y El Corpiño, Lucas Di Pascuale, Luciano Burba, Mao Ovelar, Marcelo Nusenovich, María Del Carmen Cachín Marusich, Martín Kovensky, Nuna Mangiante, Simón Bussolari, Sofía Torres Kosiba, Soledad Sánchez Goldar, Grupo Urbomaquia.

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