La Voz del Interior @lavozcomar: Río Cuarto y la lección del “Imperio”: construir credibilidad

Río Cuarto y la lección del “Imperio”: construir credibilidad

El electorado riocuartense eligió el domingo la continuidad y el “trabajo en equipo” con la Provincia. El triunfo de Guillermo de Rivas tiene sabor histórico. Sobre todo, porque fue conquistado pese a la división interna del peronismo.

En unas elecciones con muy baja participación, Río Cuarto eligió a De Rivas y le dio un fuerte reconocimiento a la gestión de Juan Manuel Llamosas. La elección municipal tuvo resultados más contundentes que los esperados. No hubo un escenario de tercios.

En ese contexto, el radical Gonzalo Parodi quedó lejos de De Rivas; y la delasotista Adriana Nazario, mucho más relegada.

Parece comprobarse que la baja participación favorece a los oficialismos. Y acaso también la otra cara de esa máxima: a menor concurrencia, mayor es el peso de la movilización partidaria y de los “aparatos”.

Aunque se trataba de una elección local, el primer anuncio sobre el resultado comicial lo dio el ministro de Gobierno de la Provincia, Manuel Calvo, pieza clave del armado de campaña.

Calvo, quien llegó temprano desde la Capital, destacó el triunfo de De Rivas como un plebiscito de la gestión local y como “una muestra a nivel nacional” de respaldo a la gestión provincial.

A nadie se le escapa la importancia que tenían los comicios de la capital alterna para la imagen nacional del gobernador. Y en lo doméstico, al apostar el todo por el todo a De Rivas, Martín Llaryora evitó que desde el sur crezca una competencia en el peronismo cordobés.

“Gracias por permitirme conducir este proceso que nos llevó a la victoria”, dijo Llamosas, buscando su lugar en el “partido cordobés”.

Los resultados de la elección municipal convalidan la figura de De Rivas, un apasionado por el desafío de gobernar la capital alterna. “El que lo conoce, lo vota”, promocionaba Llamosas. Y acertó.

Más allá de las especulaciones extraterritoriales, la lección que no puede pasar inadvertida es la baja participación cívica. Porque refleja el avance del descreimiento y de los discursos antipolítica.

La oferta electoral de 10 candidatos no resultó atractiva para más del 45 por ciento del electorado. Una de las novedades fue el crecimiento del candidato libertario Mario Lamberghini. Si bien su lista no representa a La Libertad Avanza, hizo campaña con sus postulados y logró una banca.

Las cifras determinan que el oficialismo tendrá 10 escaños en el Concejo Deliberante. Cuatro lugares ocuparía Primero Río Cuarto (Parodi); otros cuatro, la lista de Adriana Nazario, y el partido Libertario tendrá con Lamberghini un lugar en el Concejo.

Si se repasan las campañas de la elección 2024 en Río Cuarto, lo que no deja de sorprender es que todas las propuestas se centraron en temas que trascienden lo estrictamente municipal.

Se formularon grandes promesas sobre asuntos que preocupan a los riocuartenses y al país: inseguridad, droga, falta de trabajo. Poco y nada en torno de temas de competencia local. ¿Podrá la nueva gestión municipal cumplir con las enormes expectativas generadas? Más allá del exultante triunfo, el desafío es que las grandes promesas no sean un bumerán que siga abonando el descreimiento y la escasa concurrencia a las urnas.

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