Reseña del libro Primera sangre, de Amélie Nothomb: una existencia extraña y feliz
Un hombre parado frente al pelotón de fusilamiento que recorre en esos segundos trágicos toda su vida, con sus placeres y desdichas, es un recurso literario que fue utilizado varias veces, de Dostoievski a Borges y al coronel Aureliano Buendía de García Márquez. Y así empieza la novela Primera sangre, de la autora belga Amélie Nothomb. Más de 30 obras publicadas permiten predecir los movimientos de su narrativa: novelas breves, predominio del tono autobiográfico, con un tempo marcado por frases cortas, ritmo ágil y saltos temporales que deslumbran por la conjunción de detalles y de minucias que construyen en pocas páginas personajes enérgicos y verosímiles.
Nothomb es una escritora sólida, y empezó seduciendo a los lectores con títulos sorprendentes (Cosmética del enemigo, El sabotaje amoroso, Metafísica de los tubos) que mostraban una clara ambigüedad narrativa con sobradas muestras de detalles y de vivencias autobiográficas.
En este caso, la versión es la vida de su propio padre, Patrick Nothomb, un niño solitario y tímido que debe adaptarse a la temprana muerte de su padre, a una madre ausente y a un abuelo militar que, para forjarle el carácter, lo manda a la casa de sus otros abuelos, unos excéntricos aristócratas empobrecidos que viven en un castillo casi abandonado en el campo.
Detrás de todas las lacónicas narraciones de Nothomb siempre hay un dejo de feliz regodeo en las situaciones narradas. Y se puede decir que la secuencia de la vida en el castillo es de lo más lúgubremente divertido que ha escrito.
El personaje del abuelo Nothomb roza lo inverosímil: desprecia el dinero, deja que los niños hagan lo que quieran, no tiene un centavo para dar de comer al montón de hijos que tiene, escribe poemas que nadie compra, alimenta a su familia con ruibarbo que la joven esposa cultiva en el huerto a escondidas, viven en un castillo decadente y ampuloso. Sobrevivir a esa infancia salvaje, al frío y al hambre, a los hermanos y las hermanas casi bárbaros, le forjan al pequeño Patrick un carácter sensato y fuerte. Cuando termina como cónsul en el Congo belga, durante la época de las luchas por la independencia y es retenido como rehén en un hotel con cientos de ciudadanos belgas, su arte de la persuasión y del pacto caballeresco le permite sobrevivir a la situación crítica que lo lleva frente al pelotón de fusilamiento.
La brevedad es una habilidad, pero uno puede quedarse con ganas de mayor desarrollo, de amplitud de digresiones, de profundizar más las peripecias. Patrick Nothomb, muerto recientemente, dejó varios escritos sobre su vida. Y su hija reconstruye algunos pasajes entre la fragilidad de la nostalgia y la felicidad de una existencia extraña.
- Primera sangre. Anagrama. 2023. Traducción: Sergi Pámies.
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