Reseña de La lengua en el capitalismo: la escritura rebelde
A pesar de las mesas, discursos, charlas e intervenciones que se suceden en el ámbito literario, es notable constatar la larga ausencia de debates profundos en el medio. Desde hace dos décadas, y de manera recursiva, fragmentaria e incisiva, Damián Tabarovsky (1967) viene formulando una reflexión vitalmente residual en una época en la que la crítica parece haber perdido toda capacidad de acción, reducida a la queja, a la charla de bar o a la lectura entre líneas.
En Literatura de izquierda, Fantasma de la vanguardia, Escritos de un insomne y Lo que sobra, además de sus narraciones ensayísticas, el escritor y editor se lanzó a retomar las inquietudes interrumpidas de la vanguardia histórica y de la crítica ideológica para interpelar a un presente dormido en el ruido de lo igual.
La lengua en el capitalismo. Tres momentos es la última avanzada del autor, que parte del diagnóstico editorial de Lo que sobra (2023) para desplegar una casuística literaria que escarbe en el problema. La introducción resume los postulados de Tabarovsky: la lengua (y su manifestación en la frase y la sintaxis) es el terreno ontológico donde se libra la batalla contra la homogeneización del capital, evidente en la planicie de los medios de comunicación, las corporaciones, las redes sociales o la política.
La industria editorial, signada por el mainstream o lo que el autor llama “la vanguardia académica” (un “entretenimiento inteligente” deudor de los estudios culturales estadounidenses) sería otro ámbito absorbido por la mercancía y la tiranía de la agenda, el tema y lo políticamente correcto. Más cabalmente, para Tabarovsky (citando a Silvia Schwarzböck) la democracia posterior a 1984 es fundamentalmente de derecha, una suerte de simulacro neoliberal y, cada vez más, neofascista.
El grueso del volumen desarrolla tres “momentos” literarios con relación a esa lengua totalitaria, acaso uno fundacional, otro moderno y otro contemporáneo. El primero está dedicado a Robinson Crusoe, que para el ensayista conforma lisa y llanamente una fábula de adoctrinamiento colonial, el aprendizaje empresarial y administrativo de un británico encallado en un paraíso sin alteridades que pronto pasaría a ser el planeta entero.
La porción más estimulante la ocupa el opuesto Bartleby, de Melville, ese autista ético que en el seno de Wall Street reitera su “preferiría no hacerlo” para socavar la doxa acumulativa, utilitaria y ganancial. Esa forma de negar sin decir que no, esa renuncia tan femenina y budista a la autoridad, cobra doble importancia en el hecho de que Bartleby sea copista: tanto él como la dupla replicante del Bouvard y Pécuchet de Flaubert anticipan el arte conceptual y el ready-made, ese gesto impersonal que guio la rebelión epistemológica de las vanguardias.
De este lado solo quedarían ruinas, una “lengua arruinada” y espectral que un par de novelas visionarias adoptan como punto de partida: Ayer no te vi en Babilonia, de António Lobo Antunes; Peripecias del no, de Luis Chitarroni; La fiesta vigilada, de Antonio José Ponte. Quién sabe si no estamos ya en un cuarto momento, uno escrito en un idioma desconocido.
- La lengua en el capitalismo. Damián Tabarovsky. Mardulce. 80 páginas. $ 18.000.
https://www.lavoz.com.ar/cultura/resena-de-la-lengua-en-el-capitalismo-la-escritura-rebelde/
Compartilo en Twitter
Compartilo en WhatsApp
Leer en https://www.lavoz.com.ar/cultura/resena-de-la-lengua-en-el-capitalismo-la-escritura-rebelde/