La Voz del Interior @lavozcomar: Reseña de Bestia extraña: contra la ternura

Reseña de Bestia extraña: contra la ternura

El sentimentalismo indie dominó la escena cultural argentina en los últimos 20 años conjugando cierta poesía de los ‘90 y el “giro autobiográfico” en la narrativa. Al hacerlo, impuso la ternura como forma estética. Contra esta imposición, los cuentos de Bestia extraña firmados por Sebastián Maturano parecen sumamente atinados.

Estas narraciones se colocan en el pulso de animales salvajes o domésticos como también de criaturas humanas, rotas y drogadictas, para pintar un cuerpo completamente diverso al enjuto de la ternura. Acá los caballos no se acarician, los perros no hablan y las ratas pululan. La operación de Bestia extraña es contundente. Cortando con el sentimentalismo, produce la sangre fría del animal y sobre todo del animal humano. Algo que se opone al amor y al odio: la indiferencia de la carne.

Los fraseos limpios y transparentes del libro, casi kafkianos, que apenas dibujan retazos de historias, que apenas señalan facetas de personajes a medio camino entre lo real y lo fantástico, que apenas trazan un estilo, no buscan producir ningún efecto. Y ese es el tesoro del libro: ahí donde la ternura fue el disparador para producir una sensación de empatía en el lector, estos cuentos no buscan generar ningún tipo de afecto ni efecto. Son indiferentes.

Maturano no le pide complicidad al lector. Por eso son extrañas estas bestias narrativas y no por lo que tienen de raros –nada más alejado del weird–. Son extrañas porque su lectura nos deja en el lugar exacto de los personajes: entre la crueldad física y la apatía moral.

La dureza que repta sin estridencias en las páginas del libro se une a una vieja tradición de cuentistas argentinos, entre los que se puede mencionar a Silvina Ocampo y sus relatos de maldad inocente, o a Juan Rodolfo Wilcock y sus cuentos de Il caos. Se trata de escritores que apenas se encargan de señalar la cosa dura y bestial de la escritura misma. Como declara el narrador en el cuento Fragmentos de un niño menemista: “Escribir sólo pretende escribir, y a veces, muy pocas, contar algo”. La indiferencia como carne de la escritura.

La estética indie también hizo que los vínculos de lectura se fundaran en un “buenondismo” comercial algo hipócrita. Más allá de las menudencias del mercado literario, lo que apunto es que esa imposición apagó la disputa. De lo que incomodaba, mejor era callar.

De ahí que también se puede ver un gesto en Bestia extraña parecido al de Witold Gombrowicz escribiendo su manifiesto “Contra los poetas” en 1947. Un gesto donde había que estar contra algo para escribir, donde había que “escribir-contra” para crear un estilo. Y si Bestia extraña escribe contra la ternura, al mismo tiempo elide la conversión de ese “estar-contra” en un show de la crueldad. Ni ternura, ni espectáculo. Solamente el acecho de lo visceral que se da contra todo lo que no sea escritura —la verdadera bestia–. Y que los lectores bufen.

Bestia extraña, de Sebastián Maturano. Cuentos. Editorial: Paradiso.

  • Bestia extraña, de Sebastián Maturano. Cuentos. Editorial: Paradiso. Precio: $ 9.800

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