Recalculando: empresas revisan sus números de 2022 tras el acuerdo con el FMI
Entre el abismo y un escenario con costos importantes, estas son las opciones que se abren al país y para las empresas relacionadas con las negociaciones y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Todos entienden (políticos incluidos) que no firmar un acuerdo e ir a un default provocaría una catástrofe difícil de dimensionar, pero la alternativa de encarar una senda de encarrilamiento financiero y monetario no está exenta de costos.
En particular, para el sector privado ya se están revisando las proyecciones de este año para incorporar lo que, seguramente, serán costos mayores en lo inmediato, con potenciales beneficios (inciertos) en el largo plazo.
Hay dos temas que sobresalen en cuanto al impacto directo: el incremento comprometido en las tasas de interés reales y en la suba de las tarifas de energía para reducir los subsidios, pero también preocupan el tipo de cambio, el acceso a las divisas y otros temas, como la inflación.
Impacto micro
Mientras en la macroeconomía los analistas y las entidades empresariales remarcan el logro de un acuerdo (aunque sea laxo), no dejan de advertir el efecto que tendría en la inflación y en las dificultades para reducir el déficit fiscal. Todo esto, enmarcado en la guerra de Rusia y Ucrania, que está generando suba de precios en gas y en granos con consecuencias difíciles de predecir hacia adelante.
Pero en lo micro, el impacto en los números empresariales ya se está sintiendo: uno de los compromisos es llegar a tasas de interés reales, y esto ya se nota en el mercado de crédito. Además, los costos logísticos ya están ajustando por la suba en los combustibles derivada del conflicto bélico.
“Cuando se habla de tasas de interés y aumento de tarifas, al menos en la industria de córdoba, vuelve a generarse un temor. A las empresas les recuerda a los años 2017-2018, cuando, pese al acuerdo con las políticas de ese momento, hubo un aumento en la tasa de interés que complicó mucho el acceso al crédito de las pymes, más el sobrecosto de las tarifas”, advierte Gustavo Campos, socio de la oficina Córdoba de PWC Argentina.
Menos competitivos
“Por más que se haya firmado el acuerdo con el FMI, esto no está exento de incertidumbre, y esto es relevante porque se suma lo de Rusia”, recuerda Gisela Veritier, directora del Icda, la escuela de Negocios de la Universidad Católica de Córdoba (UCC).
“Hay un impacto en la competitividad empresarial por muchos lados: los costos de los combustibles ya están impactando en los costos logísticos, las tarifas que no se sabe cómo subirán. Esto se suma a la alta presión tributaria, la inflación, las reservas y el cepo cambiario, el aumento del costo del financiamiento”, enumera.
Para Fabio Ventre, subdirector del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la Bolsa de Córdoba, “el acuerdo es algo positivo porque la alternativa del default es mucho peor. Pero el que hace el ajuste no es tanto el Gobierno, sino que los que más van a sufrir son las empresas, que lo van a sentir ahora, mientras que los beneficios son para el futuro y son inciertos”.
Y remarca tres impactos micro que se destacan: “Primero, va a haber algo de suba de impuestos, como por ejemplo, el revalúo de propiedades y su impacto en Bienes Personales. Lo segundo, el retorno a las tasas de interés reales, cuando el año pasado eran muy negativas, y esto se sentirá en la actividad económica de quienes tengan necesidades financieras o en la inversión futura”.
Por último, menciona que “la restricción de la emisión para financiar el déficit hará que el Gobierno tome más crédito y desplace al sector privado en el financiamiento, además de que en las tarifas es de esperar que se cobre a las empresas lo que vale la energía”.
“Todos son pasos correctos para normalizar las distorsiones que existen, pero se dan en un contexto de recesión, alta presión tributaria e inflación que complica a las empresas”, pondera.
En el sector financiero, las empresas ya están teniendo un encarecimiento del dinero. La suba de tasas de referencia que empezó a implementar el Banco Central (BCRA) en enero ya se está notando en los instrumentos del mercado de capitales y en la menor disponibilidad de las líneas bancarias muy baratas del año pasado, señala Victoria Alfonso, especialista en financiamiento Pyme de Focus Investment Management.
Por su parte, Enrique Neder, docente de Economía y especialista en servicios regulados de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), agrega otro efecto indirecto en las empresas: “El financiamiento impacta también en la demanda del consumidor, ya deprimida, porque el mayor nivel de compra de la gente se da con crédito”.
Veritier acota que, en los últimos cinco años, el único en el que el poder adquisitivo se recuperó fue en 2017, y para este año seguiría la pérdida por la alta inflación.
Reducir subsidios
En materia tarifaria, la recomposición está relacionada con el compromiso que se asumió para reducir los subsidios, dice Neder, y asegura que “va a haber aumentos de energía, más aún con la situación internacional, que está encareciendo los combustibles”.
“Si bien el acuerdo dice que tiene que haber una corrección, no es tan preciso sobre cómo se implementará y lo deja sometido a una audiencia pública”, aclara José María Segura, socio y economista de PWC.
Y explica que “para los grandes usuarios, el valor debería ajustarse al costo recuperable de la energía, mientras que para los usuarios residenciales que no están en los segmentos más bajos y más altos, y para las otras empresas, dependerá de la audiencia”.
“En general, en promedio estamos pagando un 16 por ciento del costo de la energía. Se había recuperado un poco durante la época de Macri, pero luego se volvió atrás. Si hay sectores que tendrán aumentos inferiores a la inflación, los otros deberían ajustar, como mínimo, un 150 por ciento para eliminar los subsidios o que estos sean mínimos. Algo difícil de implementar”, subraya Neder.
A esto se suma “la incertidumbre por el aumento en la energía que se deriva de la guerra”, dice Segura, y recuerda que “Argentina es un importador neto de gas que hay que pagar en dólares, siendo que otro compromiso es no deteriorar el tipo de cambio”.
La suba de tasas ya se siente en el financiamiento a las pymes
Antes de cerrar la negociación con el Fondo Monetario (FMI), el Banco Central de la República Argentina (BCRA) empezó a ajustar sus tasas de interés de referencia y los rendimientos mínimos para plazos fijo, y se espera que lo siga haciendo porque un compromiso es tener tasas de interés reales positivas.
Como referencia, la tasa Badlar pasó de 34 por ciento a fin de año a 40 por ciento a principios de marzo, y el costo promedio de adelantos en cuentas corrientes, de 35,5 a 37 por ciento.
“Además de tasas pasivas más altas para aumentar la demanda de pesos y reducir la de dólares, se busca que los bancos, en lugar de colocar dinero en el BCRA, financien directamente al Tesoro”, señala José Segura, de PWC. Y advierte que “para esto, las tasas deberían reflejar el riesgo de la deuda en pesos, y eso implica niveles altos que, salvo que bajen rápidamente la inflación y el riesgo, generarían una dinámica no consistente en el tiempo”.
Mientras tanto, el sistema financiero está reduciendo el crédito a tasas muy baratas de 2021 y el mercado de capitales también está ajustando el interés hacia arriba. “El año pasado, las pymes usaron muy poco los instrumentos del mercado porque los bancos tenían tasas muy competitivas. Había líneas con aval de Sociedades de Garantía Recíproca (SGR) de entre 19 y 25 por ciento, de dos a tres años. Eso hoy se está restringiendo, y las entidades llaman a sus clientes porque se termina”, puntualiza Victoria Alfonso, de Focus IM.
Agrega que en el mercado, donde se descuentan cheques y otras herramientas para pymes, las tasas también aumentaron “un promedio de tres puntos; en los primeros días de enero, estaban en 32 a 35 por ciento, y ahora llegan a 36; y en algunos plazos más largos, a 40 o a 42 por ciento“.
“Hay mucha menos negociación a más de 180 días. Lo que vemos es que la suba de tasa de política monetaria no se reflejó en el mercado, pero lo va a hacer, y esperamos que las tasas sigan por la senda alcista”, opina.
“Era obvio que esto iba a suceder porque las tasas tan negativas del año pasado eran insostenibles. Esto es una vuelta a la normalidad, pero la restricción financiera la van a sentir muchos que aún no se recuperaron de la pandemia; y el resto de las empresas, en menores inversiones hacia adelante”, opina Fabio Ventre, del IIE de la Bolsa de Córdoba.
Y concluye que si el BCRA no puede emitir para financiar el déficit, este dinero provendrá de colocar deuda a los privados, con el efecto de desplazar al sector productivo.
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