La Voz del Interior @lavozcomar: ¿Qué ve Latinoamérica cuando mira a China?

¿Qué ve Latinoamérica cuando mira a China?

Después de siglos en que China fue el país más grande del mundo, y entre otras cosas el más avanzado científicamente (como lo demuestran los cuatro inventos que revolucionaron la humanidad: la brújula, la pólvora, el papel y la imprenta), Europa logró someterla durante 100 años.

Hace 74 años, China se liberó; hace 40 años comenzó a emerger nuevamente, y hoy es una potencia que en muchos sentidos no sólo está a la par de los Estados Unidos, sino que gravita tanto que puede ser decisiva en el nacimiento de un nuevo orden mundial.

Como cualquier país, Argentina se define menos por sí misma que por el lugar que ocupa en el sistema internacional. En ese sistema, China tiene una enorme y creciente influencia, y por lo tato pesa cada vez más sobre la realidad de nuestro país. Además, tiene influencia directa en Argentina, siendo su segundo socio comercial, con oportunidades de invertir en infraestructura, minería y otros campos, al igual que en el resto de América Latina.

Siendo tan importante para los argentinos, ¿estamos mirando a China con toda nuestra capacidad perceptiva y nuestro poder de análisis?

Pareciera que más bien estamos resignados a obedecer la imagen de China que dictan las agencias de noticias, los medios y las usinas “informativas” y simbólicas de Estados Unidos y de Europa.

Cambio de actitud

Observar, estudiar, comprender a China desde el interés de Argentina es una obligación para nuestra política exterior y es un acto de soberanía.

Las imágenes que tienen los argentinos para abordar a China suelen ser la China milenaria, la tierra eterna, la de Marco Polo, así como el país que vivió convulsiones y avances impresionantes en el siglo 20, desde el final de las dinastías hasta la reemergencia como un país enorme.

China es asimismo uno de los mayores centros industriales del planeta, que ha evolucionado desde producir copias hasta ubicarse a la vanguardia en el diseño en una multitud de mercados a los que podemos venderles, y también es las corporaciones transnacionales que en este momento desarrollan grandes obras de infraestructura, incluso en nuestros países.

China también es parte del New Age, con su medicina tradicional, su horóscopo y sus artes marciales, y también representa una última pero insoslayable imagen para los argentinos: China son los chinos en persona que nos muestran lo que son en el supermercado de la otra cuadra.

Ni santo ni demonio

Proponer con estas imágenes una idea aproximada de lo que puede representar China quizás sea una contribución al necesario trabajo de romper el empantanamiento comunicativo que imponen, por un lado, las agencias de noticias y medios de Estados Unidos y sus socios, que demonizan a los chinos impunemente; y por el otro, la propia China al informar en América latina sólo los temas que quiere difundir, sin prestar atención a lo que nos interesa.

Sólo a partir de este ejercicio de acercarnos y, como reza el título, preguntarnos qué ve América latina cuando mira a China, podremos descubrir aspectos desconocidos de su actualidad política y cultural, como la articulación única que se observa entre tradición y modernidad, su lucha contra la pobreza, el plan de avanzar hacia el oeste del territorio nacional, las numerosas etnias que conforman la sociedad, su concepto de patriotismo y el invisibilizado debate que intentan abrir sobre democracia y derechos humanos.

El Tangram es un antiguo juego chino compuesto por una cantidad limitada de figuras geométricas con las que se pueden formar infinitos modelos.

Quizá haya llegado el momento de jugarlo.

(*) Codirector de la revista DangDai y autor del libro El Tangram de China.

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