La Voz del Interior @lavozcomar: ¿Qué significa que Cristina pida otro acuerdo con el FMI?

¿Qué significa que Cristina pida otro acuerdo con el FMI?

Literalmente sin dólares. En lo que va del año, el déficit comercial es de 1.470 millones de dólares, con rojo en marzo y en abril. Se hilvanan ya dos meses de déficit comercial, lo que significa que pese a la innumerable cantidad de trabas y cepos, Argentina hoy importa más de lo que exporta.

La actividad económica está resentida (marzo creció apenas 0,1%) por la falta de insumos, pero nada parece ser suficiente.

Es inevitable que una sequía grave le pegue de lleno a una economía cuyo fuerte se vincula con las exportaciones agropecuarias. Las ventas de productos primarios cayeron 42% en el cuatrimestre y las manufacturas de origen agropecuario (que explican el 39% de todo lo que exporta Argentina) están 22% abajo en lo que va del año.

La piña era inexorable. Iba a llegar, y llegó.

En ese contexto, el equipo del ministro de Economía. Sergio Massa, negocia una flexibilización adicional a las metas pautadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Se descuenta que el organismo aceptará relajar las metas fiscales y de acumulación de reservas. La discusión está en el plano monetario: si el Banco Central puede seguir usando reservas para intervenir y a qué precio las vende. El dato más gravoso es que pisar el tipo de cambio ya no funciona, porque hasta los precios regulados se están moviendo al ritmo del blue.

En esa situación de extrema fragilidad, la vicepresidenta Cristina Fernández cuestionó una vez más el acuerdo con el FMI. Ya había sugerido en su discurso anterior que se pagara siempre y cuando haya saldo del intercambio comercial, ahora pidió un nuevo plan. “Si no logramos que el programa que el FMI sea dejado de lado y nos permita elaborar un programa propio de crecimiento, industrialización e innovación tecnológica, va a ser imposible pagarlo”, afirmó.

¿Puede la Argentina “dejar de lado al FMI”? ¿Qué significa “imposible de pagar”? ¿Y si el FMI se cansa de la Argentina, le dice que no a Massa y tira la toalla?

¿Qué significa que Cristina pida otro acuerdo con el FMI?

El FMI no pide plata

“No tiene mucho sentido lo que está diciendo Cristina. Los acuerdos con el FMI no están para ser pagados realmente. El FMI en realidad no te pide que le pagues el acuerdo, simplemente lo que te pide es que cumpla las metas y si vas cumpliendo las metas se va renovando y punto”, analiza el economista Fausto Spotorno, del estudio Orlando Ferreres y Asociados.

De hecho, según los cálculos del economista Fernando Marull, entre diciembre de 2019 y mayo del 2020, el agro liquidó 110 mil millones de dólares y netos al FMI se pagaron apenas 825 millones. Todo lo demás que se canceló, se pagó con fondos del propio organismo, dado que el acuerdo ya renegociado implica que el organismo desembolsa plata propia y de ahí se cobra. De junio a diciembre hay que “pagar” entre capital e intereses 13.265 millones de dólares. La pretensión de Massa es que el organismo anticipe esa plata y que le permita intervenir con esos dólares el mercado cambiario, sin asegurar luego que habrá fondos en el momento en que el FMI tenga que cobrarse.

“Si el FMI ‘tirara la toalla’, inmediatamente entramos en default con el organismo, situación en la que se encuentran muy pocos países. Si lo evaluamos en términos de confianza, es muy probable que el default genere un deterioro de esa confianza, lo que en Argentina se traduce en caída en la demanda de dinero y como contraparte, incremento en la demanda de divisas”, describe Fernando Marengo, economista jefe de BlackToro Global Investments.

Sin dólares, dice Marengo, se deberían imponer todavía más controles, se aumentaría la brecha y se aceleraría la inflación. “Posiblemente termine obligando al Banco Central a depreciar el tipo de cambio oficial, lo que profundizaría el proceso”, dice.

Si el mandato ineludible de Cristina a Massa es no devaluar y no está claro hoy si lo podrá cumplir, sin el FMI, eso será inevitable, aun en la hipótesis de que el acuerdo se cae, no se cumple el programa económico, no ingresan los desembolsos y no se paga.

¿Y entonces? Es probable que el pataleo de Cristina sea sólo una pose y que el propio organismo lo mire de esa manera. Es más, autoexcluida de la competencia electoral, hasta se vuelve irrelevante lo que diga.

“Lo que Cristina quiere es que el FMI no le establezca un problema económico que obviamente tiene ciertas reglas de juego. El FMI te va a pedir que ordenes las cuentas públicas, naturalmente, pero Argentina no está dispuesta políticamente a hacer lo que hay que hacer, aunque eso no es una novedad”, agrega Spotorno.

Lo que hay que mirar es cuánto Argentina se desviará de los acordado con el FMI y si el organismo está dispuesto -y cuánto- a tolerar ese desvío. Es el “plan propio” que reclama Cristina en lugar de que el que plantea el Fondo.

Los desvíos

La consultora Econviews ya da por caído el cumplimiento de la meta fiscal. “Es letra muerta”, escribió Andrés Borenstein en su último reporte. La última revisión proyectaba un déficit primario de 0,8 del PBI en el primer semestre y ya va el 0,6% entre enero y abril. El rojo es de 1,02 billones de pesos: sólo en abril fue de 331.373 millones y el margen “disponible” es de 160 mil millones para mayo y junio. Si bien el gasto se contrae al 9,7% por la licuación de jubilaciones y otras prestaciones sociales, apenas compensa la caída del 9,1% de los ingresos, muy golpeados por la sequía. Los impuestos a la actividad hasta ahora medianamente respondían, pero se prevé que desde mayo el enfriamiento será indisimulable.

El problema está en el segundo semestre, cuando por las elecciones se espera que aumente el nivel de gasto. Encima, la inflación también licuará el ajuste de tarifas. Econviews proyecta un déficit primario de 3,3% para 2023. Con los intereses, el déficit fiscal estará en 5,3%.

¿Cómo se financiará? Si el mercado de deuda local financia 1,2% de ese rojo y otro 0,3% se cubre con organismos multilaterales, al Banco Central le queda 3,8% del PBI. Eso, remarca Borenstein, es una emisión de 6,58 billones de pesos. Casi el 20% ya fue girada al Tesoro o emitido para comprar deuda local. El resto se espera para el segundo semestre.

El hueso que nadie quiere encarar en el Gobierno está en el tipo de cambio. Hoy, el dólar oficial está 22% debajo de su nivel real de 2019-20.

“Es cierto que la devaluación sin plan probablemente no sea la solución, pero también es cierto que el dólar oficial no es un ancla para la inflación”, dice Borenstein. Los alimentos, híper regulados, suben más que el IPC general.

Es más, la inflación mayorista de productos importados es del 128% interanual, ¡40 puntos más que la devaluación oficial!. El tipo de cambio oficial aumentó 88% y el blue 128%, lo que significa que los importados se mueven al precio del blue.

Toda la artillería de controles a la compra de dólares, a las importaciones, a los fletes, el dólar Cold Play, Malbec, Soja, Qatar y demás traban la economía porque el Gobierno se rehúsa a devaluar con el argumento de que impactará de lleno en la inflación. Lo que se está viendo es que ya el dólar oficial no es ancla y que la economía está ajustando según los dólares libres. “Está claro que estas restricciones están en rendimientos decrecientes y cada vez son más decrecientes. Es más, tantas restricciones no aportan nada o casi nada desde los flujos y mucho en término de mal humor y expectativas negativas”, agrega Borenstein. Una vez más, la moneda está en el aire.

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