Qué fue de la vida de los hermanos Menendez: qué pasó con su fortuna tras quedar presos
El caso de los hermanos Lyle y Erik Menéndez fue objeto de varios documentales, películas y series. Ahora, Netflix revivió la historia de la mano de Ryan Murphy en la segunda temporada de la serie titulada Monstruos, en donde anteriormente habían contado la historia de Jeffrey Dahmer.
En esta segunda temporada, la serie que cuenta con grandes actores como Javier Bardem interpretando a José Menéndez y Chloë Sevigny como Mary Louise Menéndez, se enfoca en los complejos vínculos de la familia, los juicios que se llevaron a cabo y las nuevas pruebas que pueden cambiar la percepción del caso.
El asesinato de José y Mary Louise Menéndez por parte de sus hijos, Lyle y Erik, en 1989, es uno de los crímenes más polémicos y mediáticos en la historia de Estados Unidos. Los hermanos alegaron haber sufrido abusos físicos, emocionales y sexuales a manos de su padre, lo que los habría llevado a cometer el asesinato. Sin embargo, la brutalidad del crimen, junto con los comportamientos excéntricos que le siguieron, como ir al cine tras matar a sus padres, causó una gran división en la opinión pública.
Durante su juicio, los hermanos argumentaron que los años de abuso que sufrieron justificaban el asesinato, una defensa que generó intensos debates legales y sociales. Aunque la primera ronda de juicios terminó con un jurado dividido, en 1996 fueron condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Los hermanos Menendez intentaron rehacer su vida en prisión
A lo largo de los años, tanto Lyle como Erik Menéndez intentaron rehacer sus vidas desde prisión. Ambos se casaron, Lyle en dos ocasiones y Erik en una ceremonia telefónica. Lyle, se casó en enero de 1997 con la exmodelo Anna Eriksson, con quien mantenía una relación por correspondencia desde hacía tiempo. Sin embargo, este matrimonio terminó menos de un año después cuando Anna descubrió que Lyle mantenía comunicación con otra mujer. Más tarde, en 2003, se casó con Rebecca Sneed, una editora de una revista, también a través de correspondencia que mantuvieron durante diez años.
Por su parte, Erik Menéndez también encontró el amor en prisión. En 1997, se casó en una ceremonia telefónica con Ruth Tammi Saccoman, con quien más tarde formalizaría su relación en una boda celebrada en la Prisión Estatal de Folsom en 1999. Tammi, quien escribió un libro titulado Nos dijeron que nunca lo lograríamos. Mi vida con Erik Menéndez, expresó en varias entrevistas cómo su matrimonio fue una fuente de fortaleza emocional, a pesar de las dificultades de mantener una relación sin contacto físico.
El reencuentro de Lyle y Erik
Ambos hermanos pasaron gran parte de su vida encarcelados y, aunque estuvieron separados durante más de una década, en 2018 Lyle fue trasladado a la misma prisión que Erik. Después de 20 años, finalmente se reencontraron en el centro correccional Richard J. Donovan, en San Diego.
En 2024, nuevas acusaciones y pruebas reavivaron el caso. El cantante Roy Rosello, exintegrante de Menudo, alegó haber sido víctima de abusos por parte de José Menéndez, padre de Lyle y Erik, en el documental Menendez + Menudo: Boys Betrayed. Además, se presentó una carta escrita por Erik en 1989, dirigida a un primo, donde detalla los abusos cometidos por su padre. Esta información llevó a la defensa de los Menéndez a presentar una petición de habeas corpus ante el Tribunal Superior de Los Ángeles, con la esperanza de que la condena de cadena perpetua pueda ser revocada y se lleve a cabo un nuevo juicio.
¿Qué pasó con su fortuna?
Cuando José y Kitty fueron hallados muertos, sus hijos heredaron su fortuna. Se estima que recibieron al rededor de 14 millones de dólares. Sin embargo, lejos de mantenerse discretos en sus gastos después de haber asesinados a sus padres, Lyle y Erik despilfarraron el dinero, llamando la atención de las autoridades. Se dice que en seis meses, los hermanos gastaron más de 700 mil dólares llevando un estilo de vida ostentoso, comprando artículos de gran valor, como relojes y autos de alta gama.
Una vez que fueron atrapados por la policía y fueros juzgados, la riqueza que caracterizó a su familia se evaporó. Según varias fuentes, los 14 millones que heredaron fueron gastados en impuestos, decisiones financieras imprudentes y en los enormes costos legales de su defensa.
Se dice que, al rededor de 11 millones de dólares fueron destinados a cubrir honorarios legales, valoraciones inmobiliarias infladas y pérdidas en el mercado de valores. Después del juicio se dio a conocer el estado económico de los hermanos y generó sorpresa porque de tenerlo todo, pasaron a tener recursos muy escasos.
Lo único que quedó para los hermanos fue: un condominio en Nueva Jersey, una casa el Calabasas, joyas, muebles y aproximadamente 652 mil dólares, los cuales no alcanzaban a cubrir sus deudas.
Cabe destacar que, de haber sido declarados no culpables, tampoco habrían tenido la fortuna a disposición porque, la una ley en California, llamada California Slayer Statute, impide que los asesinos hereden patrimonio de sus víctimas. Esta norma tiene como excepción casos de homicidio justificable, como en defensa propia, algo que no se aplicó en ese momento al caso de los hermanos Menendez.
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