Punto de vista: Fito Páez ofrece mucho más que su corazón
La configuración actual de la industria discográfica, en la que manda el frenesí y la gravitación promocional de un disco se extingue el mismo viernes en el que se publicó, hizo que ya no hable tanto del nuevo álbum de Fito Páez inspirado en Los siete locos de Roberto Arlt.
Es realmente un acto de arrojo del artista rosarino, que abstraído de los signos de época circundantes despachó un disco instrumental con movimientos sinfónicos y otros ciudadanos para referir al “Buenos Aires rufián” de la novela publicada en 1929.
Futurismo Arlt, tal el título de la obra, tiene una hora y 14 minutos de música. Y ésta es pomposa, amenazante, bella.
Es casi una toma de posición musicalizar de este modo un relato sobre la revolución improbable de un delirante como Erdosain, el personaje central de Los siete locos.
Ante el vaciamiento conceptual de la política, la falta de empatía y la propagación viral de la música, mejor oponer una obra de arte hermosa y excesiva como Futurismo Arlt que bravuconear diciendo que da asco la mitad de la población de un distrito determinado.
“En un momento en el que la música está tan pasteurizada, me ha sorprendido la recepción de Futurismo Arlt”, le dijo hace unos días Fito Páez a Efe.
E inmediatamente interpretó que el disco “podría ser uno de los mayores delirios de mi carrera”.
“Es una obra descarnada, hecha con mucho amor a través del tiempo”, señaló luego, al tiempo que reveló que ésta se remonta a 1995, cuando Julio Bocca le propuso integrar un espectáculo de danza y música sobre tango, folclore argentino y rock.
“El proyecto se frustró, pero nunca cesó en mí la idea de llevarlo adelante. Estoy convencido de que algunas cosas tienen que macerar en el tiempo, no solo para el oyente y la época, sino también para uno, sobre todo cuando es un material delicado sobre un libro icónico, frondoso e inabordable”, precisó.
Lo concreto es que el disco ya desafía algoritmos y fugacidad, al tiempo que exige un compromiso del escucha. No le cabe el espíritu random hegemónico de hoy.
“Futurismo Arlt”, el vértice de una trilogía de Fito Páez
En la discografía de Páez, Futurismo Arlt se expone como el vértice de una trilogía relacionada al salvajismo, a una idea de no guardarse absolutamente nada.
La primera entrega de esa trilogía fue, precisamente, Los años salvajes (2021). Y la tercera será un registro de solo piano dela que se desconoce el título y la fecha de salida.
En la publicada, y en un marco de organicidad rock & funky, los mensajes son más explícitos que sugeridos, refrendan la sensación de que el creador ya no concibe grises.
Allí refiere a sus años tempranos, en los que le hacía la guerra “al hambre, al frío y al miedo”, y ya miembro imperturbable de la aristocracia rockera sentencia que “la lucidez es una obligación”.
“Si sólo creés en los mercados/ y no ves a quien tenés al lado/ vas a perderte lo mejor de los dos”, avisa luego en una entrega que lo tiene en tapa cuando jovencito.
Con el mismo semblante del actor Iván Hochman en el avance de El amor después del amor, la serie de Netflix sobre su vida que el mismo Fito produce.
En esa producción también se irá fondo, al extremo de narrar el cruento episodio que sentó las bases emocionales de Ciudad de pobres corazones (1987).
Hablamos de los asesinatos de la abuela y de una tía de Páez y de Fermina, la mujer que trabajaba en su casa de Rosario que estaba embarazada de siete meses. Esos hechos de noviembre de 1986 fueron los más “peliagudos” de la producción y se respaldaron en el relato audiovisual con relevamiento de fuentes y archivo policial.
Fito Páez, influyente para Córdoba
Este presente a flor de piel de Fito Páez se corresponde con la influencia determinante que ejerce sobre los músicos pop y los cantautores de la efervescente escena cordobesa. Desde los más encumbrados hasta los más underground se asumen discípulos del rosarino y reivindican su talento para tomarle el pulso al tiempo.
“Como canta un rosarino ‘Todo lo que diga está de más’. Gracias Córdoba… sueño cumplido. ¡Hasta la próxima!”, tuiteó Juan Ingaramo apenas terminó su show consagratorio en Plaza de la Música, a fines del año pasado.
Otro dato que certifica que la obra de Fito es determinante para Córdoba es que el prolífico escritor Gastón García Marinozzi, oriundo de Laguna Larga y hoy residente en Ciudad de México, escribió una biografía de Yo vengo a ofrecer mi corazón (incluida en Giros, 1985), canción que unge como “himno latinoamericanista”.
La tituló ¿Quién dijo que todo está perdido? y, de acuerdo a sus propias palabras, intenta explicar por qué esta composición, sobre todo al ser interpretada en vivo, le permite al público “contener y acaso comprender el mundo que lo rodea”.
“¿Por qué se transforma en un himno? Porque es diáfana, y sabe llegar a fondo, tanto a nivel personal como colectivo. Irradia un momento de esperanza, que a veces, es lo único que necesitamos. Ese es su poder”, le dijo García Marinozzi a Télam.
En resumidas cuentas, Fito Páez sigue siendo omnipotente y omnipresente. Sólo que hoy ese carácter está sostenido con una inusual revolución productiva.
Por un estado de gracia de movimiento constante que mira por el retrovisor sólo cuando las circunstancias lo amerita.
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