Psicólogos y estudiantes de la UNC asisten a personas afectadas por los incendios
“El 19 de septiembre sentimos que se pararon nuestras vidas”. La frase corresponde a Graciela, vecina de barrio Valenti, de Capilla del Monte. Con profundo pesar describe que los cerros que rodean a esa localidad de Punilla parecían árboles de Navidad cuando el fuego azotó con crudeza a ese sector aquel fatídico día.
El de Graciela es solo uno de los cientos de testimonios de vecinos que vieron arder miles de hectáreas a su alrededor durante varios días. Por el miedo que les quedó, muchos aún hoy evitan salir de sus casas.
Frente a tal desastre, algunos vecinos se organizaron para ayudar a los bomberos y brigadistas en el combate del fuego, trasladaron bidones de agua, dando comida a los animales, y realizando cuanta tarea pudiera colaborar en esas horas críticas. Otros lamentaron algunas pérdidas materiales. Fueron jornadas muy largas que generaron bronca, angustia y desolación, pero al mismo tiempo significaron un esfuerzo comunitario.
Con el correr de los días el fuego se apagó, pero el dolor quedó. Actualmente existe un amplio consenso, avalado y documentado por organismos internacionales acerca de la necesidad de incluir la protección de la salud mental y un apoyo psicosocial en las respuestas necesarias ante situaciones de crisis como estas.
En ese sentido, un equipo de la Secretaria de Extensión de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) viajó a Villa Berna y Capilla del Monte en las últimas semanas para brindar respuestas rápidas en salud mental a las personas que lo necesitaran.
El programa “Gestión de primeras respuestas en salud mental ante eventos críticos comunitarios” (GPR) inició su recorrido en 2015 con las inundaciones en Sierras Chicas y todos los años participan de diversas intervenciones a lo largo y ancho de la provincia.
Alejandra Rossi, especialista en intervención de crisis y vicedecana de la Facultad de Psicología integra este equipo junto a otras profesionales como Leticia Ogas, Ivonne Quatropanni y Lucrecia Sisto. A ellas se suman alumnos de prácticas supervisadas de investigación: Florencia Carabillo, Matías Chaparro, Sofía Martínez, Julieta Frola, Ayelén Nicolls, Agustina Llanos, Rodrigo Ugarte Figueroa, Marianela Bonacera, Agostina Calí, Jesús Nuñez y Nalia Rivera.
Desde el área de Salud Mental de la Provincia colaboran María Pía Guidetti, Sofía Soto y Andrea Valencio.
En la práctica visitan a los afectados en sus casas o en algún lugar dispuesto para tan fin y ofrecen distintas instancias de primeros auxilios psicológicos (PAP): desde el primer el contacto, pasando por el examen de las dimensiones del problema, el analisis de posibles soluciones, la asistencia en la ejecución de la acción concreta, hasta el correspondiente seguimiento.
La Voz acompañó al equipo a una recorrida por Capilla del Monte en la que visitaron a vecinos y organizaron una capacitación en PAP para referentes institucionales.
En una de las conversaciones, una vecina contó que sigue con mucha angustia. Sin embargo creyó que la situación que vivió una mujer evacuada fue aún peor. “Ella tuvo que ceder durante esos días la tenencia de sus hijos a su expareja para poder afrontar el caos. Y cuando intentó recuperarlos, el padre de los niños no quiso reintegrárselos”, contó.
“Siempre se me dio bien escuchar y me interesó mucho esta propuesta. Me gusta poder pensar abordajes comunitarios, ver que hace falta”, contó Matías. Para Sofía, estudiar psicología le permitió entenderse, sanar y poner en palabras sus sentimientos. “Me motiva ayudar a alguien”, expresó. Juntos participan además de un espacio de primera escucha y contención para estudiantes de la UNC, en Ciudad Universitaria.
Comunicación y articulación
El programa frente a eventos críticos comunitarios es un servicio gratuito y puede gestionarse a través de la solicitud de algún referente social o incluso funcionarios municipales. “Aún cuesta que algunas personas entiendan de que se trata o comprendan la importancia de una respuesta rápida”, advirtió Rossi.
A pesar de contar con el aval del Gobierno, el programa no integra el plan de ayuda a los damnificados, por lo que su operatoria y logística sufre por la falta de coordinación y la burocracia. “Cuando fuimos al centro de evacuados ya no estaban y nadie tenía una lista de quienes eran los afectados para poder ir a sus casas”, sumó la licenciada.
La trabajadora social Anabel Sánchez, con el apoyo del titular del Centro de Atención Personalizada del Pami de Capilla del Monte, Miguel Altamira, entendió que hablar de lo que vivió la comunidad en las últimas semanas puede ser la semilla para una mejor respuesta ante hechos que lamentablemente van a seguir ocurriendo. “Valoramos la visita y esta propuesta que nos acercaron, porque hace falta”, les dijo.
Una comunidad movilizada
“Estos incendios provocaron que surjan diferentes iniciativas para que en el futuro no nos pase lo mismo”, reflexionó Graciela. “Te daba impotencia no poder hacer nada, eso te queda y todavía no me lo puedo sacar del todo”, agregó Alicia.
La plantación de árboles frutales en las escuelas de la localidad, la conformación de una brigada integral, hasta el pedido de una audiencia pública en el Concejo Deliberante para integrar una comisión a fin de participar y colaborar en el proceso de reconstrucción y protección, son solo algunas de las actividades que están llevando a cabo para defender el hábitat donde viven.
“Hay mucha ignorancia con respecto a los temas de ambiente. Pedimos que se abra el tema porque hay mucho más que una voz oficial”, dijo Graciela. “No estamos en contra de nadie, sólo queremos ayudar”, finalizó Alicia.
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