Prevenir para evitar ahogamientos
Las vacaciones veraniegas en las zonas serranas de la provincia de Córdoba convocan cada año a turistas de distintas regiones del país y a extranjeros que llegan para disfrutar de algunos días de sosiego luego de un 2024 difícil para la inmensa mayoría.
Es el derecho al descanso y al esparcimiento a cielo abierto, aunque para coronar una estadía provechosa será necesario tomar recaudos frente a situaciones desconocidas y de cierto riesgo.
Por citar uno de esos casos, es oportuno poner en un plano destacado la cantidad de personas que mueren por ahogamiento por inmersión en los espejos de agua.
Lagos, ríos y arroyos que suelen resultar una trampa mortal para quienes no tienen un conocimiento acabado sobre las características y profundidades de esos cursos de agua.
Incluso en balnearios que, pese a los controles de los guardavidas (aunque en ocasiones con módica presencia) y a la confianza que despiertan en los bañistas, también han sido noticia por ahogamientos en contexto diversos.
Son idénticas las recomendaciones en el caso de las piscinas, sobre todo en el cuidado de los más chicos. Precauciones que deben alcanzar desde una pileta hogareña hasta las que funcionan en modo de escuelas de verano. Obran antecedentes desgarradores como para no acatar las medidas más elementales.
Los registros recientes no son para desentenderse: hasta el pasado viernes, al menos tres personas fallecieron por ahogamiento durante los últimos días.
Un hombre de 50 años que se encontraba desaparecido desde el 1º de enero, fue encontrado sin vida un día después en el cauce del río Santa Rosa, en jurisdicción de Villa Rumipal. En tanto, el pasado jueves un hombre de 48 años perdió la vida al arrojarse al río en la zona del conocido y concurrido balneario El Fantasio, un ícono de divertimento acuático en Villa Carlos Paz. Para sumar más decepción en el arranque de la temporada veraniega, el 27 de diciembre, tras cinco días de búsqueda, encontraron muerto por ahogamiento por inmersión a otro hombre de 37 años en el balneario El Diquecito, en La Calera.
En materia de imprudencias y sin el más mínimo interés de abrir juicios en particular sobre estos desenlaces fatales, hay que advertir que no es para nada saludable (es, por el contrario, un peligro) zambullirse a un espejo de agua en un estado físico y mental inapropiado. Por ejemplo, luego de una comida abundante o de una generosa ingesta de bebidas alcohólicas. Son contingencias que pueden detonar en ríos mansos y de escasa profundidad.
Son para destacar también las obligaciones pertinentes de municipios y comunas en el sentido de advertir al público acerca de los sitios que entrañan riesgos.
Se trata de zonas de órbita oficial y como tales deben prevenir a los visitantes sobre los lugares prohibidos para bañarse.
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