Prevenir el delito a través del diseño ambiental y urbano
Hace pocos días, los medios se enfocaron en la ciudad de Villa Allende, al conocerse una decisión de paliar la sensación de inseguridad de sus vecinos, con el cierre de calles secundarias.
Sabemos que el aumento del delito y el miedo pueden provocar reacciones identificables como “extremas”, y es comprensible que, ante el reclamo exacerbado por la angustia y el temor de los votantes, se vuelquen en una mesa de trabajo opciones como estas. Pero los actores públicos deben ofrecer alternativas superadoras de estas soluciones restrictivas, promoviendo herramientas técnicas que garanticen la seguridad sin exclusión ni divisiones, para que la comunidad no quede atrapada en una lógica de aislamiento y fragmentación.
Una de estas herramientas es la prevención del delito a través del diseño ambiental (CPTED, por sus siglas en inglés). Se trata de una táctica preventiva reconocida a nivel mundial y difundida hacia América latina, desde Chile, hace ya décadas.
Este modelo combina herramientas criminológicas con saberes de diseñadores urbanos, creando herramientas que refuerzan la seguridad de los hogares y restituyen el espacio público a su habitante natural: el vecino. Además de prevenir el delito, CPTED transforma el espacio público en un lugar inclusivo, seguro y activo.
El nacimiento de esta táctica preventiva en los años 1970 fue precedida por la incesante prédica de Jane Jacobs, periodista norteamericana que, a través de sus observaciones, abrió el debate sobre una necesaria revalorización del espacio público de las ciudades, sus plazas, sus veredas, sus calles, ya que estos son los escenarios esenciales para la construcción de comunidad y, con ello, de la seguridad ansiada.
Jacobs, crítica del urbanismo tradicional, afirmaba que la seguridad y la vitalidad de un barrio dependen de la actividad constante en sus calles.
Acuñó la idea de “los ojos en la calle”, resaltando que la vigilancia natural surge de la presencia activa de personas que usan y observan los espacios públicos. Cuando un espacio público se percibe como una amenaza, las comunidades pierden su capacidad de resiliencia, pero el aislamiento y la segregación sólo conducen al abandono y la inseguridad.
Un enclave aislado, fortificado, no solo segrega a los de afuera, sino que segrega a los de adentro, y construye una ilusoria burbuja de seguridad, sacrificando el potencial transformador de lo colectivo.
Un alternativa integral
CPTED ofrece una respuesta contundente frente este problema. Sus pilares: control natural de accesos, reforzamiento territorial, mantenimiento y participación comunitaria se alinean con el objetivo de que el actor central del proceso sea el vecino, quien será el protector activo del espacio compartido.
Los diseños CPTED empoderan a la comunidad como protagonista de su seguridad y bienestar. Parafraseando a Jacobs, “las ciudades tienen la capacidad de proveer algo para todos, solo porque, y solo cuando, son creadas por todos”.
Ante esto, y en lugar de fortificar calles, ¿Villa Allende podría adoptar una estrategia basada en CPTED para transformar sus espacios en centros activos y seguros?.
Obviamente, sí. Y más allá de que todo diseño CPTED depende de un diagnóstico participativo focalizado, podrían arriesgarse acciones que representen una alternativa inclusiva y sostenible y que, además, desaliente a los posibles ofensores.
Seguridad híbrida: con sistemas electrónicos que aumenten las capacidades de control del espacio público por la comunidad y las guardias urbanas, explotando tecnologías de alerta temprana. Los elementos que la integran van desde dispositivos de iluminación adaptativa e interactiva, paneles y puntos de emergencia, hasta cámaras de monitoreo con perspectiva comunitaria.
Intervenciones en el espacio público para la apropiación vecinal, ciclovías, parques de bolsillo y lugares especialmente diseñados como recreativos y culturales. Todo esto con un diseño y disposición que refuerce la identidad vecinal.
Talleres participativos: Desplegando actividades que permitan a los vecinos conocer sus vulnerabilidades, las de sus hogares y las de su barrio, y las tácticas para revertirlas, y así asumir el rol de “vecinos expertos”, planificando y gestionando las intervenciones.
Destaquemos que Córdoba, a través del Consejo para la Planificación Estratégica de Córdoba (Copec), espacio que integramos desde la Universidad Blas Pascal con otras casas de estudio, ha establecido los “Lineamientos estratégicos para la seguridad pública y convivencia ciudadana en la Provincia”, y en uno de sus puntos, se destaca la relación entre la infraestructura urbana y la seguridad, dando lugar a que se valorice y ponga en práctica en nuestra provincia el modelo de prevención del delito a través del diseño ambiental y urbano
La seguridad no debe buscarse en la fragmentación ni en el cierre de calles, sino, desarrollando políticas sostenibles de seguridad a nivel local, y que prioricen la participación ciudadana, la cohesión social y el respeto por el espacio público. Villa Allende puede convertirse en un modelo ejemplar al integrar los principios de Jane Jacobs y las estrategias de CPTED, demostrando que las ciudades más seguras son aquellas que valoran la apertura, la participación y la inclusión.
En lugar de levantar muros, construyamos puentes: calles conectadas que fomenten la confianza, la convivencia y el sentido de comunidad.
* Director de la Diplomatura en Seguridad Ciudadana (UBP)
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