Prevenir accidentes por balcones deteriorados
No es nada extraño que una vereda en pésimo estado de mantenimiento por el frentista le cueste una lesión inesperada a un transeúnte desprevenido. Puede suceder (y sucede a menudo) en cualquier lugar de la ciudad de Córdoba; es decir, tanto en la zona céntrica como en los conglomerados barriales.
Sin embargo, el riesgo es mucho mayor ante la posibilidad de que un balcón en altura se desplome y llegue a alcanzar a un peatón. Una contingencia que puede resultar igualmente grave por el desprendimiento de parte de la mampostería del balcón, ya sea de una vivienda particular o de un edificio de departamentos.
Habrá que aclarar que lo de “posible” refiere a que una persona resulte gravemente herida al ser alcanzada por el impacto, lo cual, por fortuna, no sucedió en percances de esa índole registrados en la ciudad de Córdoba.
Pero, aun sin consecuencias fatales, existen los desprendimientos de estructuras con prolongación “voladiza” que sobresalen de la fachada de edificaciones. Todo (o casi todo) atribuible a la falta de mantenimiento de los propietarios, como también a los controles de organismos de orden provincial y municipal, a tenor de leyes y ordenanzas vigentes.
Como dimos cuenta en un informe que publicamos días atrás, los problemas se presentan de manera recurrente en construcciones edilicias que superan los 50 años de antigüedad y sobre las que obran escasos trabajos de control y de mantenimiento.
En resumen, si no se toman los recaudos de rigor, todo puede ir a parar a la calle por donde transita la gente. Soportes y molduras de hierro que forman la barandilla de los balcones, cornisas, revoques y hasta una maceta mal ubicada, a la que un golpe de viento se la lleva puesta.
Córdoba no es la excepción, por lo que bien vale recordar situaciones que ocurrieron en otros lugares y que culminaron en desgracia. Por caso, en marzo pasado, en medio de una tormenta de agua y viento, una mujer de 74 años murió en el barrio porteño de Recoleta al ser alcanzada por la baranda de hierro de un balcón que se desprendió de un noveno piso.
Con todo, la ciudad de Córdoba exhibe construcciones añejas que, por seguridad, bien merecen ser reparadas. Entre las veredas levantadas por las raíces de árboles añosos y los balcones en mal estado, hay una coincidencia: desidia en la conservación.
Vale insistir en los resortes reglamentarios. El Código de Edificación y el Código Civil son taxativos en cuanto a que compete a los propietarios el mantenimiento de las construcciones edilicias. El Estado, por su parte, es el responsable de la inspección y de eventuales sanciones a quienes infringen las normas. En este entramado entra la proliferación de enormes carteles publicitarios.
Hay razones heterogéneas que contribuyen a profundizar los riesgos. Desde deformaciones estructurales hasta las propias inclemencias meteorológicas. Ello, sumado a materiales obsoletos y sin recambio pese al paso del tiempo.
Hay que poner manos en el asunto antes de tener que lamentar siniestros a todas luces evitables.
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