Preocupa el aumento del delito
Con fluctuaciones cíclicas según los tipos de delitos, lo cierto es que la inseguridad en la ciudad de Córdoba continúa situada entre las principales preocupaciones de la gente. Temor constante a ser víctima de un arrebato callejero, de un violento asalto domiciliario o, lo que es más horroroso aún, a caer ultimado por las balas detonadas por delincuentes jugados a matar o a morir.
Se trata de bandas sin límites de edades, moldeadas en la pobreza y en la disociación social, que operan con una recurrencia diaria en todos los rubros del delito.
En ese contexto, son de utilidad los registros estadísticos para saber de primera mano dónde estamos parados. Por caso, y como informamos días atrás, los delitos vinculados con la inseguridad en la ciudad de Córdoba crecieron un 5% durante el primer semestre de este año, comparado con igual período de 2023.
Si bien son muchos los atracos que no se denuncian (por caso, la sustracción de telefonía celular), llama la atención la cantidad de personas que se presentaron en estos meses en una sede policial para dar cuenta de un robo: 47.574 denuncias.
Lo distintivo del asunto radica en que se trata de datos oficiales de la Policía de Córdoba, suministrados por la flamante Dirección General de Tecnología y Análisis Estadísticos de la fuerza.
En el informe, se menciona que este año, y sólo en la ciudad Capital, se incrementaron un 48% los robos domiciliarios y de autos, y los hurtos y los arrebatos callejeros. En la enumeración, se destaca que hubo una leve baja de homicidios en diferentes circunstancias respecto de la mitad de 2023: 56 en 2024, apenas uno menos que el año pasado, pero bastante más que los 36 asesinatos perpetrados en 2022, tomando como referencia de enero a junio.
Y no podía faltar la relación de la criminalidad con el agravamiento de la pobreza, en función de una crisis económica que priva a millones de argentinos de desarrollar una vida digna y con perspectivas de progreso. Provoca estupor observar a pandillas de menores y de adolescentes hundidos en el delito callejero en modo “piraña” y en el consumo de drogas.
Un fenómeno que se replica en todo el país y que amerita un abordaje integral de parte del Estado.
Esta vez es el propio ministro de Seguridad de la provincia, Juan Pablo Quinteros, quien pone en advertencia la relación de las estadísticas en materia criminal con la vida truculenta de los malhechores.
Para el funcionario, “todo aumenta”: la pobreza, la exclusión social, el consumo de drogas, el delito.
Es verdad que hay avances, como la parte del informe oficial que señala que en las primeras semanas de agosto se detuvo a 361 personas y se secuestraron 300 motocicletas de origen dudoso. Ello marca un total de algo más de 17 mil aprehensiones en lo que va de 2024 en la provincia.
Es plausible la decisión policial de terminar con la renuencia a publicar datos sensibles. Sólo resta poner en acción medidas eficaces en bien de devolver tranquilidad a la gente abrumada por la inseguridad.
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