La Voz del Interior @lavozcomar: Poca agua: la laguna Mar Chiquita no repunta y acentúa su bajante

Poca agua: la laguna Mar Chiquita no repunta y acentúa su bajante

La bajante histórica que sufre la laguna Mar Chiquita, la quinta más grande del mundo entre las de aguas saladas, sigue siendo muy acentuada en este 2024 y un problema para parte de su fauna y también para la población.

Esta característica sigue colocando a la ciudad de Miramar como un gran atractivo turístico, un tesoro auténtico en la actualidad luego del descubrimiento de sus ruinas por la bajante. Aunque el agua se alejó del actual cuadro urbano, a la vez dejó a la vista el sector que se habia inundado en la creciente de fines de la década de 1970.

Según datos del Centro de Zoología Aplicada de la UNC, la laguna tiene actualmente 219 mil hectáreas, es decir 219 mil kilómetros cuadrados.

En febrero de 2023, “la mar” presentaba la baja de 70 centímetros arrastrando unos cuatro metros y medio desde 2017. Serían casi 400 metros en extensión en la costa, unas cuatro cuadras de calle. Por eso, buena parte del pueblo que se inundó en 1977 resurgió desde el fondo del agua.

Las lluvias del verano pasado provocaron que la laguna suba 60 centímetros, pero con la sequía desde abril a esta parte los volvió a bajar.

La gigante laguna de Mar Chiquita, con una bajante pronunciada de nivel (Gentileza Mariana Zapata)

“Usamos de parámetro la vereda del Hotel Marchetti (por el viejo edificio) que cuando está cubierta es porque la laguna tiene un poco más de agua, pero ahora se puede volver a caminar por ese lugar, lo que muestra la bajante”, explicó a La Voz Mariana Zapata, miembro del museo fotográfico “Dante Marchetti” de la Cooperativa Eléctrica y de Servicios Públicos de Miramar de Ansenuza.

Pese al cuadro de situación, todavía las cifras no se acercan a lo que fue la peor bajante que se recuerde, que se dio entre los años 1946 y 1957, cuando la laguna contaba con 1.800 kilómetros cuadrados.

El impacto de la sal de la laguna

Por otra parte, información aportada desde el mismo Centro indica que el nivel de porcentaje de sal hoy se encuentra en 112 gramos por litro de agua. Es algo superior al de hace un año, que era de 80 gramos por litro.

A menos cantidad de agua, mas salda es. Este escenario provoca que los peces mueran por saturación de oxígeno. En los años de mayor volumen de agua, baja la sal y los pejerreyes y otras especies pueblan la “mar”.

Sin embargo, la alta salinidad favorece al flamenco, ave típica y emblemática de esta zona, porque hay millones de artemias franciscanas (pequeño crustáceo) que es lo que consumen.

“Esta gran salinidad viene provocando nubes de sal o plumas de polvo de sal en suspensión; este año particularmente tuvieron una duración de entre 24 y 48 horas, lo que sin dudas afectó la salud de los habitantes”, señaló Zapata, también profesora de Historia y prestadora de turismo alternativo en Miramar.

Ruinas de la vieja MIramar de Ansenuza, que la bajante deja ver.

Sigue el atractivo de las ruinas

La actual bajante es un atractivo para la localidad que vive mucho del turismo. Zapata recordó que esta bajante permite ver estructuras históricas icónicas.

Entre ellas mencionó la calle Belgrano, donde en su recorrido se encuentran grandes bloques de cemento de defensa que recuerdan la resiliencia del habitante que supo sobreponerse al duro golpe de perderlo todo con la inundación en 1977.

Fue ese año cuando la laguna avanzó sobre el pueblo sepultando bajo agua a más de 100 hoteles y cientos de casas y comercios. Tras esa catástrofe debió ser casi refundado varios metros más arriba. Aquella inundación lo borró como sitio turístico destacado por décadas, algo que en los últimos años pudo recuperar.

Recorriendo la calle Belgrano aparecen la terminal de ómnibus, la iglesia de la Virgen del Valle, un tanque de agua con una escalera donde se llenaba el camión regador, una fuente de agua que era del Centro Termal Municipal y los asientos y mesas de cemento del Nocheramas, un anfiteatro donde se realizaba un popular evento previo al inicio de la temporada de verano y al cual concurrían artistas de renombre.

Bajante de la laguna Mar Chiquita. Se dejan ver restos del pueblo que quedó bajo el agua en la década de 1970. (fotos Mariana Zapata)

Zapata aseguró que por la bajante Miramar sigue siendo un atractivo turístico “fuerte” e hizo un pedido: que se señalice el recorrido sobre las ruinas, algo que la gente demanda: “Una cosa es ver un escombro y otra es verlo con un cartel explicativo sobre a qué pertenecía ese escombro. Solo se hizo una puesta en lo que fue la capilla Santa Teresita sobre costanera, indicando dónde se encontraba”.

Luego, la historiadora aclaró que no han aparecido ruinas nuevas y lo que hoy se puede ver aún “es el pueblo que alguna vez se inundó”.

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