Pampita confesó tener síndrome de acumuladora y dijo cuál es el objeto “no negociable” en su casa
Casa FOA 2024: Edición Pocito abrió sus puertas en Córdoba este viernes 3 de mayo y hasta el domingo 2 de junio. Los interesados podrán asistir a presenciar las últimas tendencias en arquitectura, interiorismo y decoración. El evento, epicentro del diseño y la innovación, contó con la visita de Carolina “Pampita” Ardohaín durante su inauguración y, al igual que en la primera edición, la modelo, conductora y empresaria se mostró sorprendida con las propuestas al recorrer minuciosamente cada uno de los 38 espacios y 4720 m2 de exposición que le dan vida a esta edición.
“Me gusta la arquitectura, el talento argentino, la producción nacional, Casa FOA me encanta y la edición de Córdoba me gusta hasta un poco más que la de Buenos Aires, porque la siento más cercana. Entro y siento que todo lo que veo, y todo lo que voy descubriendo, lo podría incorporar en mi hogar”, confiesa Carolina en una charla junto a diversos medios de la que participó La Voz.
A la hora de definir su estilo de decoración predilecto, Pampita explica que no tiene ningún favorito. “Nosotros vivimos en Capital Federal y también tenemos una casa de fin de semana. Ambas son totalmente diferentes. La casa de Capital es más masculina, con mucho negro, marrones oscuros, mucho color gris, con muebles más modernos; y mi casa de fin de semana es todo lo contrario. Ahí es todo muy cómodo, mullido, está llena de almohadones, siempre con fundas lavables. Es una casa que recibe mucha gente, muchos chicos, muchos adolescentes”, cuenta. “Me parece que uno adapta el lugar a las necesidades y cómo lo comparte”, detalla.
–A partir de tu alianza con Fontanela, llevaste tu gusto por el diseño y la decoración a otro nivel. Actualmente, sos una empresaria en el rubro. ¿Qué te motivó a asumir este desafío?
–Bueno, cuando hago mi casa, siempre quiero todo grande. Muebles grandes, que podamos estar todos tirados, que tengan fundas lavables, que dure mucho tiempo, que sean de buena calidad. Y a veces no conseguía lo que me gustaba para mi casa y lo tenía que mandar a hacer, hasta que en un momento dije: “¿Y si hago mi línea? Donde todo sea todo gigante, todo con fundas, todo grande, blanco, como a mí me gusta”. Fontanela es una empresa que lleva más de 50 años dedicándose al diseño de muebles, son exitosísimos, tienen una calidad excelente y todo se produce en el país. Así que me acerqué a ellos con esta propuesta loca y me dijeron que sí. Íbamos a empezar a hacer dos o tres cosas, pero después nos entusiasmamos y sacamos una línea para la cocina, otra para el living, otra para el dormitorio principal, una para el dormitorio adolescente, y el año pasado presentamos en Casa FOA toda la colección de niños, que ahí ya me inspiré y me volví loca.
“Cuando quedé embarazada de Anita, dije ‘Bueno, voy a hacer una cuna divina, una camita, juegos, una mesita, pero tardó tanto el proceso que cuando estuvieron hechas, Ana ya dormía en su cama. Así que nunca usó la cuna que diseñé. Y ahora tengo ganas de hacer mil cosas más y, por suerte, la gente de Fontanela me apoya en todo, me acompañan y respetan también mis decisiones porque yo soy muy… detallista. Pero me dejan volar, soy una suertuda”, afirma.
–¿Siempre te interesó la arquitectura y la decoración, o es un gusto que desarrollaste con los años?
–Siempre me gustó mucho. Compraba revistas de decoración para ver qué había en el mundo y conocer las nuevas tendencias. Siempre fue algo mío, interno, y después con el tiempo tuve la suerte de poder crear mis líneas y se siente como un privilegio, un sueño cumplido.
–Las tendencias en materia de diseño y en arquitectura van cambiando con el tiempo. ¿Hay alguna de la que eras fan y hoy ya no tanto?
–De joven era muy minimalista, pero ahora con la edad me empezó a gustar más… lo más cómodo.
–¿Tenés algún objeto con el que seas particularmente quisquillosa o que no sea negociable en tu casa?
–Me gustan las buenas sábanas. He viajado y lo único que me he comprado es un juego de sábanas porque son carísimas, pero me encantan. Me gusta que la cama parezca la de un hotel. No sé. Tengo un toc ahí con el tema de la cama, me gusta que sea limpia, esté bien planchada. Es como un regalo o un mimo que me hago a mí misma.
“Yo disfruto mucho de la casa”, cuenta Carolina. “Los fines de semana, demasiado. Me pongo un jeans y una remera, soy un desastre. Ni me miro en el espejo. Sólo me lavo los dientes. Viernes, sábado y domingo no existe la vanidad ni el ego en mi hogar. Lo único que quiero es estar con hijos, vestida cómoda, que venga gente si quiere, pero me cuesta un montón hasta salir a comer los fines de semana. Me gusta quedarme con los chicos, con mi marido, y nos gusta estar tirados, todos juntos, ya sea viendo el atardecer en una reposera o en la cama viendo una serie hasta tarde. ¡Ahora me estoy haciendo un cine! Somos tantos que tuve que mandar a hacer un sillón de 9 metros para que entremos todos. Esos ambientes para compartir son los que más disfruto. ¡Y fundas lavables siempre! Que te puedas relajar y no estés pendiente de si algo se ensucia o no se ensucia”, remarca.
Pampita y su síndrome acumulador
A fines de 2023, Pampita se mudó y asegura que cada mudanza para ella es algo “espantoso”. “Tengo como un síndrome de acumulador y en cada mudanza voy llevando todo: las carpetas del colegio de mis hijos, la ropa que no usan, todos los juguetes. No me desprendo de nada, y entonces las mudanzas son una cosa espantosa, duran dos semanas y tardo un mes en ordenar toda la cosa. Me cuesta soltar, todo tiene un valor sentimental para mí. Me encanta que mis hijos usen cosas de sus hermanos, lo que vayan heredando, así que acarreamos cosas y más cosas. Tengo casas de plástico donde está todo dividido por talles. Me retan mucho porque no me desprendo de nada”, explica la modelo, quien asegura que este síndrome lo tiene con las cosas de sus hijos, pero no con las propias.
“Así como soy de acumuladora con las cosas que me traen recuerdos de mis hijos, no soy acumuladora con mis cosas. Devuelvo todo. Ni siquiera me tiento de comprarme cosas para mí”, explica.
–¿Cuán difícil te resulta mantener la casa de la manera en la que la imaginás siendo una familia tan numerosa?
–Es difícil. Por un lado, quiero darme el gusto y poner la casa como a mí me gusta, pero, por el otro, quiero compartirla y que todos la disfruten, así que hay que consensuar y entregarse. Cuando mi casa está llena de gente, es cuando más feliz soy, me encanta que sea un lugar que disfruten todos, y que quieran volver, así que esa para mí es mi prioridad.
–¿Cuál es tu postura en cuanto a las habitaciones de tus hijos? ¿Les das vía libre para que las ambienten a su parecer?
–Sí, ellos tienen permitido todo en sus habitaciones. Ese es su ambiente, el lugar donde ellos tienen su independencia. Fuera de la habitación mis hijos comparten todo, viajamos todos apretados en el auto, las comidas son un lío, entonces la habitación es su lugar y la decoran como quieren. No me meto en nada, como tampoco me meto en sus vestimentas. Cada uno sale a la calle como se le antoja y decora su habitación como le gusta.
Para ir
Casa FOA 2024: Edición Pocito. Disponible para visitar hasta el domingo 2 de junio, de 12 a 20. Dirección: av. Vélez Sársfield 1100. Entradas: $ 6.500. Venta online o presencial. Lunes, martes y miércoles: 2×1 con Club La Voz, Club La Nación y Banco Hipotecario. De jueves a domingos: 20% de descuento. Personas con discapacidad y menores de 15 años ingresan gratis. De lunes a viernes: 20% de descuento para estudiantes y jubilados.
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