La Voz del Interior @lavozcomar: Pablo Memi, antes del adiós definitivo de Ratones Paranoicos: “Estamos en paz”

Pablo Memi, antes del adiós definitivo de Ratones Paranoicos: “Estamos en paz”

Pablo Memi era una rareza visual y una incontestable delicia musical en los primeros años de Ratones Paranoicos. En aquel tránsito de los ‘80 a los ‘90, el de los graffitis enigmáticos y el de irresistibles discos de rock entre la mugre y la sofisticación, este bajista despuntaba con look James Dean más un groove exquisito pivoteado desde un bajo Höfner.

Memi mantiene ese halo por estos días, en los que la banda que completan Juanse (guitarra, voz, líder especial), Sarco (guitarra) y Roy (batería) comenzará una gira que se promociona como un “adiós para siempre”.

Es muy precisa la señal de largada de ese recorrido final: la noche del sábado en el playón Norte del Mario Alberto Kempes, en el marco de la noche de clausura del Festival Bum Bum.

Ahora bien, ¿el de los Ratones es un adiós para siempre, Pablo?

“No lo sé. Probablemente sí, pero después de que terminemos Vélez, veremos qué pasa”, contesta Memi, aludiendo al show que la banda ofrecerá en el Amalfitani, en septiembre próximo.

“Quién te dice que más adelante nos reencontremos. Porque nuestra relación está bien. Si no fuera así, no haríamos lo que estamos haciendo. ¿A esta altura hacer algo así con tu banda por plata o porque conviene? No. Ahora todo es por placer”, añade el miembro fundador de Ratones Paranoicos que, en 1998, se bajó de la formación histórica por haber quedado totalmente de agotado por giras, discos y tensiones previsibles después de un trayecto frenético.

Recorrido frenético narrado exhaustivamente en Rocanrol Cowboys, documental disponible en Netflix, y que llevó a este proyecto de pequeñas salas de ensayo de Villa Devoto al ancho escenario de River para telonear a los Stones, con cuyo primer productor, Andrew Loog Oldham, sus miembros hablaron de igual a igual.

Juanse y Pablo Memi, concentrados durante un show de Ratones Paranoicos de 2008. (La Voz/ Archivo)

“La historia de Ratones, al igual que nuestra amistad, pasó por muchos estados. Y en este momento, la realidad indica que cada uno tiene resueltos sus problemas con el resto. Al menos, así lo veo yo”, señala Memi a la hora de hacer un corte sincrónico de esta historia, a la que se reincorporó en 2007.

“Estamos en paz unos con otros. Tenemos una buena relación, disfrutamos de tocar. Eso es lo más importante, que todavía haya intercambio y que se disfrute, que no seamos rehenes de un compromiso. Yo la estoy pasando muy bien en la banda”, confiesa.

Ratones Paranoicos: Sarco, Juanse, Pablo y Roy. La foto es de 2008. (Prensa Ratones Paranoicos)

“Dentro de un ratito me iré a ensayar y lo haré con mucha alegría. Además, los años y la experiencia hicieron que toquemos mejor. Con el tiempo empezás a limpiar, a sacar el excedente, y vas a la síntesis. La verdad, la banda suena muy bien, muy groovy”, asegura el artista que siempre dejó en claro que los Ratones van mucho más allá de la burda copia de los Stones.

–¿Puede venir un nuevo disco más allá de que es desaconsejable publicar uno?

–Se podría hacer un nuevo disco. De todas formas, como vos decís, para mí es rara la situación de grabar. Porque grabar, editar, salir en las redes… no le encuentro mucho sentido. Disfruto mucho más tocar en vivo. Tampoco entiendo eso de grabar por capas, con Pro Tools. Si tocás en vivo, ensayás, ¿para qué separar todo en estudio? Si no hay interacción, no hay nada. Mi crítica es que muchas bandas suenan iguales por esa razón. Suenan a Pro Tools. Como sea, no sería lo más urgente grabar. Igual grabamos todos los ensayos, los reescuchamos… Eso podría ser un disco.

–¿Desacralizamos la anécdota de que, no sé si fue Oldham o quién, te propuso como reemplazante de Bill Wyman cuando se fue de los Stones?

–Fue como una broma. En realidad fue (el guitarrista británico) Mick Taylor… Como con él pegamos onda enseguida, ensayamos y compartimos situaciones, y como era la época en la que los Stones buscaban un bajista, me dijo “¿Por qué no te presentás?” Pero quedó como anécdota. Igual, que te lo diga Mick Taylor, no es poca cosa. Después se le comenté a Andrew y me tiró “¿Why not?”

–A nivel imagen, en los primeros Ratones Paranoicos despuntaste como un James Dean, aun cuando la banda pendulaba entre los Stones y Lou Reed. ¿Por qué te decidiste por esa postura?

–Me gustaba mucho el cine de esa época, la de Rebelde sin causa y la de Blackboard Jungle. Me gustaban mucho Nick Jameson, Eddie Cochran, Elvis… Claro que era fan de los Stones, pero más de su música que de su imagen. A los Stray Cats, en cambio, les compré todo el combo.

–En una época te probaste como productor. ¿Seguirás haciendo cosas en ese rol?

–Mirá, una banda tiene sus propias ideas y, a veces, congeniarlas con las tuyas como productor no es fácil. Claro. Juanchi Baleirón es un capo en este asunto, porque tiene una personalidad amigable. Congenia. Tiene buena onda y la lleva al laburo. A mí no me resultó tan fácil y, precisamente por eso, no tengo mucho interés en producir. Llegó un punto que no lo disfruté.

Juanse, ese amigo genial

–¿Qué tan fácil o qué tan difícil resultó llevar adelante una trayectoria con un líder especial como Juanse?

–Somos amigos y lo admiro por su creatividad y su energía. Hubo un momento en que, con veintipocos años y éxito, los egos se dispararon y se abusó de toxicidades. Entonces, nos tocó vivir momentos difíciles. Pero seguimos siendo amigos y mantengo mi alta consideración por él como persona y artista. En lo particular, me costó el cliché de que una banda de rock and roll, en la cumbre de su éxito, tenía que estar acompañada por drogas y cosas así. Después todos fuimos más grandes y esas cuestiones se depuraron. Y ahora estamos en nuestro mejor momento, porque la pasamos realmente bien. No hay otro interés más que ése.

–Höfner, la marca alemana, está buscando el bajo que McCartney usó en los comienzos de los Beatles. ¿No será el tuyo?

–Ojalá, ojalá (risas). Compré mi primer Höfner en 1981, en un negocio que se llamaba Casa América, que no existe más y que quedaba en Avenida de Mayo. Tenían cuatro, a 300 dólares cada uno. Fue mi primer bajo propio, porque, al principio, yo usaba un Faim que me prestaba Juanse. Lo disfruté al máximo. Y más allá de que era el bajo que identificaba a McCartney, también remitía al primer rock & roll porque tiene algo de contrabajo. Poco sustain, bastante percusivo… Fue diseñado para ser un contrabajo transportable y cómodo. Es un gran instrumento. No lo cambio por nada.

–¿Qué te genera “La Mona”?

–Respeto absoluto. Porque hay que ver lo que él genera debajo del escenario. En un Cosquín pude ver cómo la gente se le acerca en plan devocional. Por otro lado, una carrera tan larga y de música frenética, con tantos discos y tantos shows, también te lleva a la admiración más absoluta. Es un orgullo compartir escenario con alguien que rompe las barreras de los géneros como La Mona, con alguien que representa como pocos la idea de crossover.

En vivo

Ratones Paranoicos tocarán en el Festival Bum Bum, a realizarse en el playón Norte del Mario Alberto Kempes, el sábado 13 de enero. La apertura de puertas está programada para las 15.45. Para entradas e información sobre servicios y accesos, ir al Instagram del evento.

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