La Voz del Interior @lavozcomar: Otro Oslo es posible

Otro Oslo es posible

El 13 de septiembre de 1993, la historia reservó en sus libros un destacado lugar para dos hombres que protagonizaron uno de los mayores acontecimientos del siglo 20. Yitzhak Rabin, entonces primer ministro de Israel, y Yasser Arafat, en ese momento jefe de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), acérrimos e históricos enemigos en esa época, se dieron un apretón de manos para sellar un acuerdo entre ambos después de meses de negociaciones secretas en Oslo, capital de Noruega.

El apretón de manos fue en los jardines de la Casa Blanca, en Washington, con el auspicio del entonces presidente, Bill Clinton.

El mundo entero, que no salía de su asombro, aplaudió hasta el cansancio lo que estaba sucediendo. Era un triunfo histórico de la paz sobre la guerra. Palestina e Israel se reconocían mutuamente, bajo los términos del acuerdo, en el que tanto las partes como los auspiciantes de Oslo fijaron pautas y arreglos necesarios para facilitar el cumplimiento.

Vale la pena recordar las palabras de los dos líderes –a la postre, ambos recibieron el premio Nobel de la Paz– que fueron escuchadas en todas partes del mundo.

Yitzhak Rabin habló a los invitados en la Casa Blanca y dijo: “Nosotros, que hemos luchado contra ustedes los palestinos, les decimos con voz alta y clara: son suficientes sangre y lágrimas, es suficiente”.

Arafat dijo: “La difícil decisión que tomamos juntos ha requerido un gran coraje. Nuestros dos pueblos esperan hoy esta esperanza histórica y quieren dar a la paz una oportunidad real”.

Se percibía un clima de paz duradera como la que se logró en Sudáfrica con Nelson Mandela y De Klerk. Una reconciliación y la coexistencia, después de décadas de enfrentamientos y conflictos. Esto casi sucede entre israelíes y palestinos, pero lamentablemente no se pudo concretar. Opositores de la extrema derecha de ambas partes vieron en este acuerdo un caldo propicio para impedir su cumplimiento.

En noviembre de 1995, Rabin fue asesinado por un extremista de la derecha, mientras que Arafat sufrió el mismo destino con un método diferente en noviembre de 2004. Cabe destacar que Arafat asistió al funeral de Rabin en Israel y se lo vio muy conmocionado.

Hoy, seis meses después de los enfrentamientos en Medio Oriente, el mundo necesita y proclama a los cuatro vientos un Oslo nuevo, un Rabin nuevo y un Arafat nuevo. La paz en la región es posible si hay voluntad para ella.

* Imam; integrante del Comipaz

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