La Voz del Interior @lavozcomar: Osvaldo Giordano: El Gobierno hará todo lo posible para que no haya devaluación antes de octubre

Osvaldo Giordano: El Gobierno hará todo lo posible para que no haya devaluación antes de octubre

Osvaldo Giordano dice que no ve una devaluación hasta después de las elecciones de octubre porque el capital político del Gobierno nacional es la baja de la inflación. De todas maneras, el director del Ieral reconoce que la presión por el valor del dólar se está sintiendo.

Además, asegura que hay que trabajar en mejorar la competitividad (es crítico con las empresas), aunque eso llevará tiempo. Y que en una reforma tributaria, deben estar incluidos los gobernadores.

–¿En qué etapa de la economía de Milei estamos? ¿Está ordenada la macro o todavía falta? ¿Y cuánto falta para que lo micro se reactive?

–Diría que falta más de lo que se hizo, sin desmerecer lo mucho que se hizo en términos de ordenamiento de una economía que había llegado a una situación caótica hacia el fin del anterior Gobierno. En ese marco, queda mucho, con el condimento de la campaña electoral de una elección intermedia en la que el Gobierno se juega mucho, porque apuesta a mejorar su proporción en el Congreso. Diría que la economía estaría un poco menos complicada si no tuviera esa meta de por medio; porque está claro que desde hace bastante tiempo la economía está subordinada a la política. El Gobierno tiene como gran meta continuar con la baja la inflación, porque ese su principal capital y su principal factor de competitividad en las elecciones, y va a jugar fuerte a que siga bajando.

–¿Qué cosas están un poco mejor y qué cosas todavía faltan?

–Una es el alivio que genera la baja de la inflación, que ha permitido no solo darle más tranquilidad a la gente, porque sabe cuánto vale la plata, sino que además ha ido recuperando ingresos y nivel de actividad económica. Digo “recuperar” y no crecer, porque después de la caída del año pasado, sobre todo en la primera parte del año, todavía estamos en una etapa de recuperación. Aunque prácticamente se recuperó toda la pérdida. Y por el otro lado, la creciente preocupación de que esta estrategia antiinflacionaria tiene como condimento una política cambiaria bastante demandante de competitividad. Eso se nota en muchos sectores, tanto en los que exportan como en los que compiten con importaciones, que ven que el agua va subiendo y que los problemas van creciendo. Con la perspectiva de que esto va a seguir, por lo menos, hasta octubre. Ahí hay una tensión bastante grande.

–Además, se suma la volatilidad internacional con Donald Trump. A nivel local, la tensión por el dólar y la salida del cepo, ¿cuánto preocupan?

–El Gobierno tiene una tranquilidad importante porque hizo un ajuste fiscal muy fuerte. Eso es un factor, como el ministro Caputo siempre dice, “distinto a otras experiencias”. Y es su principal fortaleza. Y después lo externo mete una enorme incertidumbre porque Trump todos los días cambia las reglas de juego. Es un mundo muy convulsionado. A eso hay que agregarle que Brasil ha devaluado mucho y para nosotros tiene una alta incidencia. No sé si todo es viento de frente, pero viento de cola no hay. Es decir, por fuera es un escenario desafiante y muy cambiante. Así que si sumás lo político, el contexto internacional y además, que estás saliendo de una crisis muy grande… hay muchos factores complicados. Pero el Gobierno se aferra al equilibrio fiscal y a esta política cambiaría muy intervencionista. Hoy tenemos un dólar hipercontrolado.

–Caputo también dice que no va a devaluar, y le dicen que entonces baje los costos impositivos. ¿Qué salida cree que finalmente deberá tomar el Gobierno?

–Salida hay una sola y es cómo mejoramos nuestra competitividad. Es cierto lo dice el Gobierno: dentro de las empresas hay mucho para hacer, eso indudable. En parte porque muchas, por negligencia o porque el entorno las obligaba, tienen mucha ineficiencia para corregir. Obviamente cada empresa sabrá qué tiene que hacer. Pero también es cierto que el entorno no ayuda: tenés impuestos muy malos, legislación laboral muy mala, falta de infraestructura, logística mala, burocracia, etcétera. Por ejemplo, el Gobierno compara mucho este tipo de cambio con el de la Convertibilidad. Milei varias veces lo ha dicho y es cierto porque, depende de cómo se mida, estamos en un tipo de cambio parecido al de esa época. Pero durante la Convertibilidad no había Impuesto al Cheque, o los Ingresos Brutos eran mucho más bajos y no había retenciones. Todo ese entorno es clave y el gran desafío del Gobierno es abordarlo rápido. Lo ha planteado como de tarea, pero el tema es con qué rapidez va.

–Aumentar la competitividad de la economía, por más voluntad que haya, no es un proceso rápido. ¿Podemos transitar este año sin una devaluación?

–Sí. Para el Gobierno eso es decisivo porque la fortaleza política depende de la baja de la inflación y un salto devaluatorio tendría su impacto. Por eso, va a hacer todo lo posible para que no suceda. Incluso en este acuerdo con el Fondo (Monetario), no sé bien cómo, pero seguramente habrá buscado la manera de no hacerlo.

–¿Puede no devaluar sin acuerdo con el Fondo?

–El acuerdo es muy importante porque te permite recuperar reservas del Banco Central y te da herramientas para sostener la política cambiaria. En ese sentido es muy positivo. Además, te permite bajar el riesgo país y así acceder a nuevos financiamientos, tanto privados como públicos. Por todos lados juega a favor y por eso entiendo el empeño que ha puesto el Gobierno. Lo que está en duda es cómo han arreglado con el Fondo para ir relajando esta política cambiaria. Ahí está la máxima creatividad y mi máxima incógnita. Porque estoy seguro de que el FMI no acepta esta política cambiaria. Aunque también el Fondo debe entender que, con la cuestión política de por medio, salir rápido (del cepo) puede ser complicarlo.

–Se habla de que podría haber alguna devaluación luego de las elecciones.

–Seguramente podría haberla. Afortunadamente no estamos hablando de una mega devaluación.

–¿Qué rango imagina?

–Imposible saberlo porque todo está muy controlado. Si uno mira para atrás, podría haber un 10, 20% de corrección. No lo sabemos. Hay un montón de factores que inciden. Sí está claro que sería un salto por única vez, con un impacto único. Es decir, no sería algo retroalimentado como solía pasar en el pasado, cuando tenías déficit, devaluabas y después tenías que volver a devaluar, y se espiralizaba. Acá no sería así, pero sí habría un cimbronazo que seguramente el Gobierno quiere evitar ante la elección.

Giordano y el rol de los gobernadores

–Sobre mejorar la competitividad, ¿qué rol tendrán los gobiernos provinciales? ¿Se debe rediscutir, por ejemplo, Ingresos Brutos?

–Creo que decisivo, y el Gobierno va a tener que entender que no va a ser con la confrontación con los gobernadores, sino con un acuerdo. No digo con todos, porque es imposible, y no hace falta, pero sí con la mayoría de los gobernadores. Decir: “Vamos para allá” y empezar a revisar impuestos, infraestructura, litigiosidad laboral… ya que mucha se genera en las justicias provinciales. Hay mucho. Es difícil encontrar un área donde no sea necesario la coordinación y el trabajo conjunto. No veo una reforma tributaria sin que los gobernadores y la Nación estén sentados definiéndola.

Martín Llaryora y Luis Caputo, ministro de Economía de la Nación (X de Luis Caputo).

–¿Qué imagina para una reforma tributaria que pueda salir del Gobierno con algunos gobernadores? Para cambiar la Coparticipación se necesita a todas las provincias.

–Tengo una tesis, con Diego Valenzuela, en la que explicamos que no es necesario el aval de todos. La Constitución no dice “todas las provincias”, sino “las provincias”, por lo cual sería una mayoría. Hay un montón de cosas, pero si te metes en lo tributario lo más importante son IVA, Ingresos Brutos y tasas municipales, que que son un problemón grave. Para mí, la reforma más importante es unificar esos tres tributos. Ahí hay más de 10 puntos del PBI. Y eso requiere un acuerdo, porque no hay forma de que solos una provincia elimine Ingresos Brutos o que los municipios eliminen tasas. Algo hay que hacer.

–¿Se refiere a compensar esa recaudación que se perdería con las eliminaciones?

–Lo que planteamos es unirlos en lo que llamamos “Súper IVA”. Un IVA más grande que compense Ingresos Brutos y tasas municipales. Y hay que buscar un nuevo mecanismo para distribuirlo, dado que los tres niveles de gobierno viven de eso. Y pensar cómo mantener los mismos niveles de ingresos. Es algo parecido lo que se hizo, en su momento, con los pequeños contribuyentes en Córdoba y el monotributo. No es simple, pero tampoco imposible.

Jubilados

–El Gobierno ha hecho un ajuste feroz, que ha caído sobre los jubilados. ¿Es el momento de una reforma estructural en el sistema previsional, o aún no llegó el momento?

–Es imprescindible. Ya no se necesita más evidencia de que esto no da para más, de lo injusto que es, del costo social que implica, del mal manejo, la improvisación y el oportunismo con el que lo hemos manejado. Ahora hay un hito, en marzo, que es el vencimiento de las moratorias. No da el tiempo para hacer una reforma integral, como hace poco en Uruguay, porque eso requiere un trabajo de un grupo de expertos, pero sí sería la oportunidad para empezar con algo. Por ejemplo, convocar a un grupo de personas para que se pongan a trabajar bajo determinados lineamientos para hacer la reforma. Y mientras tanto, hay mejores alternativas que las que seguramente planteará la oposición, como lo es lo de prorrogar las moratorias. Hace 20 años que las venimos prorrogando, y hace 20 años que venimos en decadencia.

–¿Qué alternativas?

–En el corto plazo, mejorar la Puam (nota: Pensión Universal para el Adulto Mayor). Que haya un mecanismo de cobertura para la gente que no pudo hacer aportes. La Puam hoy es muy injusta porque si tenés 25 años de aporte es lo mismo que si no hiciste ninguno. Y hay que tratar distinto a los distintos. Con pequeños ajustes, no digo que resolvés el problema, pero por lo menos los enfrentás mejor y das tiempo a un estudio que demandará seis meses, un año, no sé cuánto, para una reforma de fondo. Reforma que tiene que venir con la eliminación de los regímenes especiales… bueno, con todo lo que que sabemos que hay que hacer.

–Las moratorias han aumentado la dificultad de la sustentabilidad del sistema jubilatorio, pero han sido la vía de acceso a la jubilación para muchos. ¿Qué hará esa gente?

–Si seguimos renovando moratorias, lo que se ve es clarito: entra más gente y baja el haber, porque para compesar no se puede pagar más. Eso es impresionante, y arrancó antes de este Gobierno, aunque Milei lo mantuvo y lo profundizó. Todo arrancó en 2018, ahí empezó a bajar el haber para compensar a la mayor cantidad de la gente que entraba. Por eso, hay que definir si seguimos con esa cuestión unos meses más, o paramos la pelota y tratamos de tomar medidas que hagan más digerible un cambio de fondo.

–A futuro y sustentable.

–Lo que hacen todos los países. Venimos prorrogando y seguimos con lo provisorio porque total después va a venir el cambio… que nunca llega. Bueno, ahora tenemos este hito. El Congreso tiene unos días.

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