Orden judicial de ONU exige que Israel detenga su ofensiva en Gaza aísla aún más la posición de EEUU
WASHINGTON (AP) — La orden de un tribunal de la ONU de que Israel detenga su ofensiva en la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza, ha profundizado la desconexión con Estados Unidos por una operación militar que enfrenta una creciente condena internacional pero que los funcionarios estadounidenses describen, al menos por ahora, como limitada y selectiva.
La decisión del viernes de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), en La Haya, se suma a la presión que enfrenta un Israel cada vez más aislado, apenas unos días después de que Noruega, Irlanda y España dijeran que reconocerían un Estado palestino, y el principal fiscal de un tribunal internacional separado —la Corte Penal Internacional— buscara órdenes de arresto contra el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, así como contra líderes de Hamás.
El gobierno del presidente estadounidense Joe Biden se mantiene alejado de la comunidad global: aunque se opone a una gran ofensiva en Rafah, también insiste en que las medidas que Israel, su aliado cercano, ha tomado hasta ahora no han cruzado la línea roja.
Hasta el momento, los funcionarios del gobierno parecen decididos a seguir adelante con el apoyo militar y político a Israel tras el mortal ataque de Hamás que sufrió en octubre pasado, a la vez que presionan a su aliado para evitar una operación militar de gran envergadura en la densamente poblada Rafah.
“Lo que hemos visto hasta ahora en términos de las operaciones militares de Israel en esa área ha sido más específico y limitado, no ha involucrado operaciones militares a gran escala en el corazón de las áreas urbanas densamente pobladas”, comentó Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional, a los periodistas en una sesión informativa en la Casa Blanca esta semana.
Pero añadió: “Ahora tenemos que ver qué sucede a partir de aquí”.
Un funcionario del Departamento de Estado, quien habló bajo condición de anonimato para describir la evaluación interna de la situación por parte del gobierno, dijo que la operación en Gaza “aún no se había trasladado al corazón central de Rafah, que nos lleva a la más densa entre las zonas más densas”.
A principios de este mes, la Casa Blanca anunció que suspendería el envío de unas 3.500 bombas, incluidos explosivos masivos de 907 kilogramos (2.000 libras) que, según el gobierno de Biden, provocaban muertes de civiles. El presidente Biden advirtió durante una entrevista en CNN que “si entran en Rafah, no les proporcionaré las armas que se han utilizado históricamente para lidiar con Rafah”.
Los funcionarios estadounidenses, al presionar a Israel, sugirieron que una operación mayor sería una línea roja que socavaría las negociaciones estancadas sobre un acuerdo para devolver a los rehenes israelíes tomados por Hamás y llevaría a Biden a reducir aún más el armamento que enviaría a Israel.
Pero el tono en la Casa Blanca pareció dar un giro notable esta semana después de que Sullivan regresara de una visita a Arabia Saudí y a Israel — donde dijo que fue informado sobre los “refinamientos” en el plan israelí para erradicar a Hamás en Rafah—.
En las conversaciones de Sullivan con Netanyahu y otros funcionarios durante el viaje, la parte israelí abordó muchas de las preocupaciones de Biden sobre sus planes para Rafah, según un funcionario de alto rango del gobierno quien solicitó el anonimato para discutir el delicado tema.
El funcionario dijo que el gobierno no llegó a dar luz verde al plan israelí, pero la planificación modificada de los funcionarios israelíes sugería que tomaban en serio las preocupaciones de Biden.
Esa evaluación puede ser de poco consuelo para los palestinos que aún están atrapados en Rafah —la parte más sureña de la Franja de Gaza, en la frontera con Egipto, y donde se ubica un cruce crítico para la ayuda. Más de un millón de personas buscaron refugio allí en los últimos meses tras escapar de los combates en otros lugares, pero desde entonces unas 900.000 han huido de la ciudad.
Israel ha llevado cientos de camiones a través del otro cruce fronterizo principal, Kerem Shalom, pero la ONU y grupos de ayuda dicen que las operaciones militares israelíes hacen que sea peligroso para ellos recoger alimentos, agua y otros suministros para los palestinos hambrientos.
La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés) dice que Gaza necesita un flujo constante de 600 camiones diarios de alimentos y otro tipo de ayuda para revertir el inicio de lo que los líderes de USAID y el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas llaman hambruna en el norte y evitar que se extienda hacia el sur.
Incluso con un muelle estadounidense que empieza a traer una pequeña cantidad de ayuda por mar, Gaza ha recibido sólo una fracción de la cantidad de suministros necesarios desde el inicio del contraataque israelí.
Los principales grupos humanitarios internacionales acogieron con agrado el fallo de la CIJ por la presión que esperaban que ejerciera. Médicos Sin Fronteras dijo que era la confirmación de cuán “catastrófica” se había vuelto la situación para los civiles palestinos en Gaza y “la desesperada necesidad de que la ayuda humanitaria se intensifique de inmediato”.
No existe ningún mecanismo práctico para obligar a Israel a cumplir con la orden judicial, la cual, además de ordenar el cese de la ofensiva, también exige un aumento de la ayuda humanitaria a la región y el acceso a Gaza para los investigadores de crímenes de guerra.
Israel no mostró señales de que vaya a cambiar de rumbo tras el fallo del viernes. La guerra en Gaza se desató como respuesta al ataque del 7 de octubre contra Israel que mató a aproximadamente 1.200 personas, alrededor de una cuarta parte de ellos soldados, con otras 250 que fueron tomadas como rehenes. Al menos 35.000 palestinos han muerto en Gaza, según el Ministerio de Salud del enclave, que no distingue entre combatientes y civiles.
Las exigencias del tribunal van más allá de lo que Estados Unidos ha pedido a Israel por el momento. No obstante, Washington ha señalado que aún se opone a una operación más intrusiva en Gaza.
“En lo que respecta a Rafah, hemos hecho saber desde hace mucho tiempo nuestra preocupación sobre un ataque militar total contra Rafah y el daño que eso podría causar a la población civil si no existe un plan claro y creíble para protegerla”, dijo el miércoles Antony Blinken, secretario de Estado, ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.
Blinken también reiteró que el gobierno no cree que una ofensiva de gran escala lograría los resultados que Israel busca alcanzar, “que es lidiar de manera efectiva y duradera con Hamás”.
“Nuestras preocupaciones sobre un ataque militar total en Rafah persisten”, informó. “Tenemos otras formas de afrontar el desafío que representa Hamás que creemos que pueden ser más efectivas y más duraderas”.
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Los periodistas de The Associated Press Ellen Knickmeyer y Matthew Lee contribuyeron a este informe.
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