La Voz del Interior @lavozcomar: Operativo “Hidra”: cómo actuaba la banda de ladrones de autos que funcionaba a metros de la Policía

Operativo “Hidra”: cómo actuaba la banda de ladrones de autos que funcionaba a metros de la Policía

Cuando los investigadores de la fuerza sortearon la puerta de la vivienda ubicada en la calle Yavi de barrio Las Palmas, detrás de la Escuela de Policía de la avenida Don Bosco, zona oeste de la ciudad Capital, y se encontraron con cantidades inesperadas de piezas de autos, vehículos fraguados, marihuana y dólares, supieron que estaban en presencia de lo que buscaban.

Todo ocurrió este jueves por la mañana y fue el corolario de una investigación que comenzó hace más de dos años. La Justicia perseguía a una banda que se dedicaba a la contratación de terceros para el robo de autos.

El fiscal a cargo, Rubén Caro, ordenó 21 detenciones y logró el recupero de 13 automóviles con pedido de secuestro, 13 armas de fuego, marihuana en gran cantidad y un número importante de herramientas utilizadas comúnmente para despiezar autos (gatos hidráulicos, poleas para suspensión de motores, amoladoras).

Además se secuestró una cantidad aún no establecida de dinero en efectivo, en pesos y en dólares.

La medida se llevó a cabo de manera simultánea en Córdoba y otras cuatro provincias: San Juan, La Rioja, Catamarca y Santiago del Estero. En el ámbito local fue ejecutada por personal del Departamento Sustracción de Automotores, dependiente de la Dirección General de Investigaciones Criminales, junto a efectivos del DUAR, Seguridad Capital, Unidades Especiales, Gendarmería, FPA, Policía Territorial y de Proximidad.

Al operativo lo llamaron “Hidra”. La organización, dijeron, se comportaba como “un cuerpo con varias cabezas”, igual que el ser homónimo de la mitología griega.

El cuerpo estaba formado por al menos 15 habitantes de la ciudad de Córdoba. Todos fueron apresados durante la mañana en allanamientos ocurridos en los barrios San Vicente, Villa El Libertador y Las Palmas, siendo este último “la cueva de la víbora”.

Uno de ellos sería el cabecilla, que se ocupaba de la logística para la venta de piezas y la colocación de autos. Cumplía la pena de prisión domiciliaria en una vivienda que fue el epicentro de los allanamientos.

Situado en las espaldas del Club Las Palmas, este domicilio habría sido el corazón de la verdadera red de desarmaderos al que, cada tanto, llegaba alguien con un auto nuevo a altas horas de la madrugada, seǵun fueron reconstruyendo los pesquisas.

Según sostienen los investigadores, la desvencijada casa pertenece a uno de los cabecillas, pero este no trabajaba solo. Junto a otros secuaces, todos con un frondoso prontuario delictivo, se dedicaban a contratar a jóvenes de distintos barrios y a personas sin hogar.

Los domicilios donde operaban parecían “ranchos”, según dijeron los pesquisas. Pero adentro, debajo de colchones y entre la basura, había escondidas piezas de vehículos y fajos de moneda nacional y extranjera.

Cómo operaba “la víbora Hidra”

La organización estaba “tabicada”, creen. El dinero iba pasando de mano en mano al igual que las órdenes. Alguien reclutaba ladrones y se ocupaba de dar las instrucciones.

Por robar una camioneta, según adelantaron altas fuentes de la investigación, pagaban hasta 300 mil pesos. El robo de un automóvil se premiaba con $ 50 mil y $ 70 mil.

A veces, cuando los repuestos ya estaban colocados, la paga era aún mayor.

Por la venta del motor de una camioneta, la banda solía obtener alrededor de 8 millones de pesos. Por la venta de vehículos usados, casi no había límites. Las cifras eran realmente altas.

El que se dedicaba a encargar el robo contactaba con uno de “los soldados”, jóvenes de los barrios y personas sin hogar. Los ladrones llegaban con el coche que “levantaban” en distintos puntos geográficos de la Capital. Muchas veces habrán pasado por el frente de la avenida Don Bosco al 3976, donde está situada la Escuela de Policía Libertador General Don José de San Martín. Aunque todo se hacía durante la madrugada.

En la “cueva de la víbora” de barrio Las Palmas utilizaban un arsenal de herramientas para “cortar” y separar las piezas que podían venderse con facilidad en el mercado. Otras sedes de esta red de desarmaderos operaban en barrio San Vicente y Villa El Libertador.

La venta se hacía por encargo, de boca en boca. Nadie descarta que pueda haber nuevos implicados, por la gran red de complicidades que podría ser develada en las próximas horas.

Otra forma de operar era la venta de vehículos fraguados. Los ofertaban en comunidades de las provincias de San Juan, La Rioja, Santiago del Estero y Catamarca, donde también hubo detenidos en el marco de la misma investigación.

Tenían entre cinco y siete horas para llegar a cada provincia y los viajes se hacían de madrugada. “Los ladrones llegaban al barrio de Nueva Córdoba, se llevaban el automóvil a la 1 de la madrugada y a las 7 ya estaban en Catamarca”, explicaron.

Con la patente cambiada y los papeles apócrifos, la recaudación volvía rápidamente al punto de venta y todos se preparaban para el próximo golpe.

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