Novedosa propuesta para trabajar la masculinidad dentro del ámbito laboral
Cuando se habla de políticas o iniciativas sobre género y diversidad, de antemano suponemos que están destinadas a mujeres y personas LGBTIQ+. Pero pocas trabajan con el grupo que está del otro lado de la brecha, que son los varones.
En un esfuerzo por promover la equidad y la inclusión en los espacios laborales, la ONG Grow Género y Trabajo lanzó un programa de formación llamado “Hombres trabajándose por la igualdad”. Este curso está diseñado específicamente para sensibilizar y capacitar a hombres en organizaciones sobre los efectos de los estereotipos y mandatos de género, y cómo estos impactan en las relaciones laborales.
El programa usa recursos lúdicos y audiovisuales con dinámicas de reflexión tanto personales como grupales. Desde allí trabajan temas como los mandatos de masculinidad, las violencias machistas, la complicidad y el consentimiento, así como la corresponsabilidad en los cuidados.
Luciano Fabbri, es docente, licenciado en Ciencias Políticas, doctor en Ciencias Sociales y capacitador sobre masculinidades, políticas de género y sexualidades. Fabbri dijo, en diálogo con La Voz, que la idea de generar un programa específico surgió de la experiencia histórica que asocia las agendas de género, diversidad, equidad e inclusión principalmente con mujeres y diversidades sexuales.
“Esto presupone que los hombres no tenemos género y que no estamos atravesados por estereotipos y mandatos. Para revertir las situaciones de desigualdad o de violencia que padecen las mujeres y las diversidades, hay que trabajar con todos los actores, especialmente con aquellos que están en una posición de ventaja o privilegio, como es el caso de los hombres”, explicó.
Tal cual lo indican numerosos estudios en la temática, los hombres son los que llegan en mayor medida a las posiciones de poder, de gerenciamiento, de liderazgo y por ello, el especialista, entiende que para que haya avances efectivos “esos hombres que están en posiciones de liderazgo tienen que estar sensibilizados, formados, capacitados en esta agenda para poder avanzar con efectividad hacia un norte de mayor igualdad y diversidad y también porque en materia de cuidados y corresponsabilidad”.
Cuidados y aliados
En Argentina, hoy la licencia por paternidad vigente es de dos días, excepto en organizaciones o en distintos estamentos gubernamentales que otorgan más días por iniciativa propia. Fabbri cree que hay un amplio recorrido por hacer aún con los hombres en ese tema: por un lado para que haya licencias por nacimiento o cuidado de familiares más amplias y más equitativas y por el otro, para que en aquellas empresas en las que hay licencias amplias, se haga uso efectivo de esos días.
“En muchas organizaciones hay sesgos que tienen que ver con la cultura organizacional que obstaculiza a que los hombres hagan uso efectivo de esas licencias, ya por lo que pueden llegar a decir sus jefes o sus compañeros de trabajo o porque temen a que eso impida algún tipo de ascenso o promoción o a no obtener ciertos premios”, dijo.
Un punto importante para el especialista es el lugar desde el cual se generan estas reflexiones: “La idea es que los hombres podamos ser aliados de las mujeres y las diversidades para impulsar estas agendas. No basta con no ejercer violencia o acoso, sino también es necesario intervenir cuando esas dinámicas o relaciones se dan en nuestros ámbitos laborales”.
Y agregó: “Podemos ser testigos o podemos llegar a escuchar acerca de esas situaciones, no ser prescindente, entender que ahí hay algo que podemos hacer para disminuir y erradicar la tolerancia ambiental e institucional a esas prácticas de violencia que si emergen en nuestros espacios laborales es porque pueden emerger allí y entonces tenemos más para aportar”.
Repensarse
En este “mirar hacia adentro” que plantea este espacio es lógico que surjan dudas y consultas frecuentes entre quienes participan. Desde Grow indicaron que esas dudas frecuentes que se presentan tienen que ver con qué implica involucrarse con la agenda de género y en cómo aportar, de qué forma, en qué espacios.
“Cuando empezamos a vernos generalmente es a partir de un señalamiento por parte de terceros o terceras que marcan nuestras faltas, que marcan aquellas prácticas que ejercemos y que son dañinas para otros. Entonces, no resulta cómodo verse en ese espejo. Y ahí es donde me parece que es necesario aportar herramientas para comprender que no se trata de un ataque o de una estigmatización hacia los hombres, sino de una invitación y una oportunidad para ver cómo los los mandatos de masculinidad fueron condicionando nuestras prácticas -a veces de manera inconsciente- a partir de la socialización y del aprendizaje cultural”, explicó Fabbri.
La apuesta es entonces lograr masculinidades más soberanas en sus prácticas. “La idea es poder aportar a recrear con mayor autonomía y libertad las formas en las que queremos ser y relacionarnos con otros y con otras, entre otros espacios en nuestros espacios laborales”, concluyó Fabbri.
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