Noe Hinny: “Una buena conexión con los niños es clave para detectar casos de abuso sexual infantil”
En el consultorio de Noe Hinny, psicóloga especializada en abusos sexuales, hay juguetes, libros y pañuelos. “Los pañuelos son para los grandes, que son los que lloran. Los niños no lloran, ellos vienen enojados, por eso a veces rompen los muñecos o los rayan. Es liberador para ellos”, explicó.
La terapia para reparar el daño tras un abuso sexual en niños y en niñas implica generar mundos de fantasía, juegos donde a veces encarcelan al abusador, aunque este en la vida real no esté preso. Reparar psíquicamente los daños que provocan los abusos en niños permite tener adultos más sanos. Aunque la reparación no quite el dolor de lo sufrido, “trabajarlo en modalidades terapéuticas ayuda a transitar el dolor, reordenar los roles en familia, proyectar un nuevo destino de vida y poder aceptar sin culpa lo vivido”, dice Noe. La especialista adhiere a la frase de Jean Paul Sartre que indica que “no somos lo que hacen de nosotros, sino lo que hacemos de los que nos hicieron”.
Noe atendió, a lo largo de sus 20 años de experiencia, a centenares de niños abusados, tanto en el ámbito público como en el privado. También adultos que fueron abusados sexualmente en su infancia.
“Me atrevo a contarlo”: el largo camino de la denuncia del abuso sexual infantil
En el Día Mundial para la Prevención y Lucha contra el Abuso Sexual Infantil, Noe Hinny habla de cómo abordar la temática con los niños y cómo acompañar a un niño que se anima a contar un abuso, conceptos que aborda en su cuento Clarita y su vinchaflor. El cuento es breve y está destinado a niños y a niñas para la prevención del abuso, pero también está acompañado de recomendaciones muy concretas para madres, padres y docentes para abordar el tema.
–¿En qué cosas piensa un niño antes de animarse a hablar?
–Según lo que siempre han expresado en el consultorio a lo largo de los años, se preguntan tres cosas en común: “¿a quién se lo cuento?”, “¿cómo se lo cuento?” y “¿me van a creer?”. Se sienten raros y en los casos en los que los han silenciado con amenazas, se sienten cómplices, se transforma en una tortura y una revictimización. Es un silencio flagelante.
Por eso es necesario tener una buena conexión con los niños para detectar un abuso silenciado. También hay un sentimiento de responsabilidad por haberlo contado, por miedo a que el abusador cumpla con la amenaza: a veces prometen hacerle lo mismo a su hermanito o matar a alguien querido.
Todo lo que pasa alrededor del abuso provoca daño: si fue intrafamiliar, hay una ruptura abrupta. Por eso es tan común el fenómeno de la retractación, es para quitarse ese enorme peso de cargar con las consecuencias de lo contado. Pero a veces la misma retractación te confirma que el abuso existió.
–¿Por qué escribiste el cuento?
–Desde siempre usaba cuentos en las terapias, pero en 2008 una nena que había sufrido abuso intrafamiliar me preguntó: “¿Y yo voy a poder ser feliz como otros niños?”. El chico abusado se percibe distinto a los otros, por el estigma, porque también perdió a ese ser querido. Y como la felicidad es un concepto tan abstracto, es necesario explicarlo en un lenguaje claro, entonces le inventé un cuento. Se trataba de una conejita que era bailarina y había perdido su tutú –los detalles los iba cambiando–, para simbolizar algo con el orden de la pérdida, que es la pérdida de la inocencia, de la ilusión del ideal y cómo después de un tránsito se recupera algo. No recupera lo mismo que se perdió, es como una sustitución. ¿Vas a ser la misma? No, pero sí vas a poder ser feliz, no con este tutú, pero sí con otro. Es hablar de lo reparatorio, pero desde otro lugar, en otro camino. Por eso acompaño la imagen de la conejita con la mamá. Es su mamá quien la acompaña y se larga a llover… hay mucho simbolismos en el cuento.
Durante 10 años, se lo contaba a los chicos y lo iba modificando para que se sintieran identificados. Hay muy pocos libros para hablar del abuso con niños y no todos tienen un correcto abordaje, por eso creí que tenía algo interesante para decir. Así que me anoté en un concurso de estímulo a autores independientes de la Legislatura y lo gané. Luego, en 2019, lo imprimí en la editorial Brujas para que tuviera más difusión. Yo siempre aclaro que los papás pueden modificar algunas partes del cuento según la edad del niño y el contexto. También pongo una guía que puede servir como disparador para un taller, y lo separé según la etapa evolutiva del niño.
–¿Qué debe y no debe hacer un adulto cuando un niño le cuenta un abuso?
–Primero, agradecer que lo cuente, decirle que le cree y no asustarlo, mantener la calma. Nunca criticar su silencio si el hecho ocurrió hace un tiempo. Luego hacer preguntas abiertas, como: “¿cuándo ocurrió?”, “¿cómo te sentís ahora?”. Es imprescindible cortar el vínculo con el abusador. Nunca hay que decirle: “Pero si fulano es bueno”. Aunque se decida no hacer la denuncia, ese niño o esa niña no pueden seguir teniendo contacto con el abusador. En caso de una docente o una psicóloga, están obligadas a hacer la denuncia. Las tres claves del abuso son: primero, prevenir para que no pase. Si pasó, hacernos cargo, evitar que se haga crónico. Y si fue así, aún existen intervenciones reparatorias posibles.
Libro: Clarita y su vinchaflor, de editorial Brujas. Ilustraciones de Nadia Koszak
El abuso en datos
Según un informe de Unicef, una de cada cinco mujeres y uno de cada 13 hombres fueron víctimas de abuso sexual en su infancia.
El 15 por ciento de las víctimas de ASI tienen entre 0 y 5 años; el 19 por ciento, entre 6 y 10; el 41 por ciento, entre 11 y 15, y el 25 por ciento, entre 16 y 18 años.
El abuso sexual en la infancia es un delito que, en general, es muy silenciado y poco denunciado. Quienes trabajan en la temática aseguran que son muy pocas las condenas por estos abusos cuando los casos se judicializan.
Después de la denuncia en 2018 de la actriz Thelma Fardín, por una violación sufrida en su adolescencia, se generó una gran sensibilización en la población y las denuncias aumentaron exponencialmente en todo el país.
Marcha
El viernes 19 de noviembre se realizará una marcha “para denunciar a las instituciones que no respetan los derechos de niños, niñas y adolescentes”. Es convocada por Sobrevivientes de Abuso Sexual Infantil (ASI), madres y protectoras, organizaciones sociales y autoconvocades dentro del espacio Infancias Libres de Violencia en la Asamblea Ni Una Menos Córdoba. La movilización comenzará a las 18 en la sede de Tribunales I, y luego pasará por la Catedral y por el Polo Integral de la Mujer, para terminar en las oficinas de Senaf (Tránsito Cáceres de Allende 250).
“En Córdoba, nos convocamos para denunciar la revictimización judicial que afecta a infancias y adolescencias, que vulnera sus derechos (fundamentalmente, al no ser escuchados); el hostigamiento que sufren las madres que denuncian y las aberrantes revinculaciones forzadas de niñes con sus abusadores”, indicaron a través de un comunicado.
Por su parte, desde la Asamblea también harán una actividad el sábado 20 de noviembre, a las 19.30, en el Centro Cultural Graciela Carena (Alvear 157), donde se proyectará la película Gotas de lluvia, de Susana Nieri.
Para denuncias
Línea 102 de Senaf.
Línea 0800-222-1717 contra el abuso sexual, grooming y explotación sexual de niñas, niños y adolescentes.
Línea 137 contra la violencia familiar y sexual.
También al 0800-888-9898, del Polo de la Mujer de Córdoba.
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