Negro Álvarez: La corrección política es una boludez
–Me citaste en un restaurante cool de sushi junto al golf de Villa Allende. ¿Algo más top no había?
–Ja, ja. Es que me gusta mucho el sushi.
–Naciste en Traslasierra, ¿dónde encontrabas sushi?
–Lo conocí en Buenos aires, por una novia que tuve. También lo comía mucho cuando estuve en México y en Los Ángeles.
–No sabía que viviste en Los Ángeles.
–Vivía en México, era en la época de los militares. Había zafado, y me fui para allá.
–Fue cuando casi te boletearon.
–Tal cual. Yo venía de actuar en Río Cuarto con el Dúo Argentino y cuando llegué a mi casa, de barrio Jardín, estaban los milicos pateando la puerta. Se dio un episodio confuso y terminé hincado en una vereda con un fusil apuntándome a la cabeza. Esa noche me encerraron en un cuartel de bomberos y en el camino los milicos me asustaban y me decían: “Cuando lleguemos a La Perla, ya te vas a acordar todo”.
–¿Naciste en Villa Dolores por accidente?
–Mi viejo era fiscal y estaba soltero cuando lo trasladaron. Allá se casa con mi vieja. Cuando yo tenía 5 años, lo volvieron a trasladar a los tribunales de Córdoba, donde fue camarista del crimen. Igual volví siempre a Dolores porque allá tenía abuelos, tíos, primos, y vacacioné cada año de mi vida, hasta los 21, en San Javier.
–¿Hermanos?
–Una hermana que me lleva 13 años y un hermano que me llevaba 10. Siempre me decían que yo era hallado y que me rescataron de la basura.
–Se ve que te querían mucho…
–Ja. Nah, era por la diferencia de edad. Llegué tarde.
–Has disimulado bien que descendés de una familia de alcurnia política.
–Mi abuelo, Javier Álvarez Cordeiro, fue diputado y senador, y uno de los fundadores del Partido Demócrata. Tenía cartas que le había enviado Ramón Cárcano, pero las perdí en una mudanza.
–¿Por qué no fuiste abogado, como tus ascendentes?
–Estudié sólo un año y justo murió mi viejo. Si él hubiera seguido vivo, seguro terminaba la carrera.
–¿Heredaste de tu familia los problemas con el peronismo?
–¡Vi cada escena en mi familia! Mi viejo se negó a ponerse el crespón negro cuando murió Eva Perón. Lo quisieron obligar a afiliarse. Luego lo echaron del trabajo a él y a un primo que trabajaba en el Tribunal Superior. A mi hermana la presionaron en el trabajo… Esos recuerdos me quedaron.
–Fuiste uno de los pocos artistas que se enfrentó al kirchnerismo.
–Sí. Lo dije de frente en la televisión. No me gusta que te persigan o que te quieran quitar lo tuyo debido a tus ideas. Me hacía acordar a las persecuciones a los judíos.
–Muchos de tus colegas humoristas hacían cola para elogiar al oficialismo.
–Cada uno hace lo que quiere. A mí eso no me gusta.
–¿Por qué no fuíste vicegobernador de Córdoba?
–Ja, ja. Estaba en una fórmula libertaria, pero no me gustó el compañero. Vi un trato que no me gustó y me bajé.
–¡Qué decepción política que son los humoristas de Córdoba! Cacho Buenaventura tampoco llegó a la vicegobernación.
–Ja ja, pero por lo menos él sí se presentó a las elecciones. Antes también me había buscado Sergio Massa para que fuera diputado nacional. Cuando él no era kirchnerista.
–Bueno, lo votaste a Milei.
–Más vale.
–¿Qué te gusta de él?
–Tiene huevos, no está desesperado por plata, no lo veo choro.
–¿Le harías chistes sobre el perro clonado y sobre su hermana?
–Seee, se los hago. Que se encule es otra cosa.
–Has hecho cine, teatro, tele, grabaste 35 discos…
–También gané dos Martín Fierro, un Jerónimo Luis de Cabrera y mi disco más exitoso fue uno que la compañía no quería hacer. Yo vendía tantos discos que me querían obligar a grabar dos por año. Una vez vino el dueño de la discográfica y me pidió por favor un disco más. Le ofrecí hacer uno con canciones de cuarteto en broma. Me dice: “A ver, cantate uno”. Le canto y me dice: “Pará, con eso no llegás ni a fracasar, es una cagada”. Pero al final lo grabamos. Al tiempo me mandó un pasaje de avión, un auto con chofer me esperaba en Aeroparque, me llevaron al restaurante Happening en la Costanera y ahí el tipo me recibió con champagne y me dio un cheque. “Me cagaste –me dijo–. Ganaste el disco de oro”.
–Te diste el gusto de hacer de todo.
–He hecho de todo. Mi vieja pensaba que me iba a cagar de hambre, pero he tenido mucha suerte y también he puesto mucho el lomo. Mi casa se llama El Destino, porque todas las cosas me fueron saliendo. No quiero que suene pedante, pero en mi vida nunca busqué, siempre me buscaron, se me fueron dando las cosas. Una vez un amigo me invitó a salir a vender cosas por los pueblos. Yo tenía una conocida que fabricaba muñecos gigantes de Petete y de la Pantera Rosa…
–Veo venir el cuento.
–Escuchá. Le pedí varios para vender y salimos con mi amigo con el auto lleno de Petetes y Panteras Rosas. Fuimos para Traslasierra, de Villa de Soto para abajo. Al final del viaje llegamos a Villa Dolores y nos fuimos a un boliche en el balneario Piedra Pintada. Nos quedaban solamente sin vender un Petete y una Pantera Rosa. Antes de bajarnos del auto, como una broma pusimos la pantera rosa en el asiento del conductor, como si fuera conduciendo, y a Petete en el asiento del pasajero. Nos pusimos a comer y a chupar un montón, y la cuenta fue enorme, 70 mil pesos, ponele. Pero en ese momento viene una moza, me pregunta si éramos los del auto y me dice que el dueño quería saber cuánto valía el Petete. Ahí nomás le dije: 70 mil pesos. Y lo vendimos. Y ahí mi amigo me mira y me dice: ¡Nos chupamos un Petete!
–¿Por qué pensás que en Cuba es un hit tu canción “Soñé que comía un pollo”?
–Según la chica cubana que me contó eso, es porque allá nadie puede comer pollo. No sé cómo llegó esa canción. Nunca pude escuchar la versión cubana, no hay grabaciones. Por cosas como esa me han dicho que soy el Discépolo del humor, porque hice canciones hace 30 años que todavía siguen retratando la época actual. Por ejemplo, Ta’ pobre la crisis, es justo para cantarla hoy.
–¿Cómo la llevás con este ola de lo políticamente correcto y que no quiere que se hagan chistes de gays, de gordos, de negros…?
–Es una boludez. Humor es reírse de lo cotidiano, de lo que te rodea. Es como si en el cine ahora te exigieran que las películas policiales no tengan violaciones, asaltos ni crímenes. Entrás al cine, empieza la película y dice “Fin”. No es así. Yo me río de mí, de los negros, de los gordos, de todo. Acá en Córdoba decirnos “negro” es como un genérico, pero nunca falta el tonto que cree que es un chiste racista.
–¿Te gusta Ricky Gervais, por ejemplo? Hace chistes sobre niños con cáncer, sobre el Holocausto…
–Nunca tuve quilombo por esto. Inventaron en un Festival de Cosquín que había habido problemas, pero nada que ver, el público me aplaudió de pie. Ni un silbido hubo. Pero en las redes dijeron que hice un chiste homofóbico, machista y misógino.
–Recordame el chiste.
–Un viajante vuelve a la casa y encuentra a la mujer en la cama con otro tipo. Agarra la escopeta, lo mata, y la mujer le dice: “Así, te vas a quedar sin ningún amigo”. Eso fue todo, ¿te parece?
–Ja ja.
–Por eso digo que las redes son como un camión de borrachos que pasa al lado tuyo y te gritan: ‘Negro culiau, hijo de puta…’, pero ninguno pone el número de DNI, son anónimos, uno no se puede defender.
–Leí que fuiste presidente del club de perros bóxer de Córdoba.
–Vicepresidente. Es un hobby mío. Cuando trabajaba como cajero en el Banco de Córdoba, una mujer me regaló un cachorro bóxer, pero sin pedigrí. Me informé sobre el tema y luego me compré un bóxer que sí tenía pedigrí.
–Al otro lo tiraste por falta de alcurnia.
–¡No, che! Lo regalé. Ahora falta que me maten por discriminar perros…
–¿Qué tal sos como abuelo?
–Tengo tres nietos, me llevo muy bien. El más grande tiene 14.
–¿Vivís solo?
–Solito, solito.
–¿Tenés pareja cama afuera?
–Sí, tengo una “parejera”.
–¿Y por qué no comparten casa?
–Porque ella tampoco quiere. Nos quedamos a dormir en la casa del otro de vez en vez.
–¿Son pareja abierta?
–Noooo, ja ja. No sirvo para eso.
–¿Qué aprendiste en la pandemia?
–A quedarme quieto y a certificar mi libertad. Casi me muero del encierro. Yo vivía en Olivos y ni podía ir a Buenos Aires. Para mí, la libertad es lo esencial. Entonces me vine a vivir acá, a Villa Allende.
–¿Cuál es el sentido de la vida?
–Vivir bien. No es sólo plata, es no tener problemas con la gente. He cometido cagadas, como todos, pero las he limpiado.
–¿Cometiste cagadas en las relaciones?
–En todo. Pero con mi última ex… hasta me maneja una cuenta bancaria.
–¿A cada ex le dejaste una cuenta bancaria?
–Noooo. Las otras que ni sepan que tengo cuenta, ja ja.
–¿Probaste marihuana?
–No, mi droga es el vino. Y la otra fue el pucho, que casi me mató.
–Te abrieron como a un fiambre en la Fundación Favaloro.
–Sí, casi me muero de un infarto, me salvé de pedo.
–Fuiste el hombre nuevo de tu cuento.
–Tal cual.
–¿Te gustaría dirigir un teatro?
–Si, porque hay teatros en Córdoba que no veo que estén dirigidos por gente que sepa hacerlos rentables. Yo manejaría uno, traería buenos elencos de todos lados. Córdoba tiene teatros perdidos, que no están bien explotados. No tenemos el movimiento que sí tiene Buenos Aires. Hay que moverse más, traer más espectáculos y generar plata.
–¿Tuviste alguna vez una experiencia mística?
–Una vez fui a una fiesta en México, invitado por el agregado cultural de la embajada argentina. Un tipo raro que estaba ahí me empieza a mirar fijo, a mirar mucho, y se me acerca.
–Le gustaste.
–Sí, yo pensé que era gay. Pero no. Me da una tarjeta, se presenta como astrólogo de la Universidad de México, me cuenta que atiende en California y me dice que lo llame. Yo ni tenía pensado llamarlo, pero un día lo veo por televisión, como un gran personaje, muy famoso, entonces lo llamé. Me invita a la casa y, cuando llego, me dice que me va a hacer la carta astral. Saca un planisferio, me pregunta a qué hora nací, agarra un compás y veo que justo las líneas que dibuja ¡se cruzaban en Villa Dolores! No lo podía creer
–La pegó.
–Después me mira y me dice: “Usted está completamente equivocado. Está buscando en el hemisferio norte, pero su destino está en el sur. Y como es cabeza dura, no lo va a decidir usted, sino que lo va a convencer una mujer rubia, alta, de ojos claros, extranjera. Usted se va a enamorar y va a creer que es el amor de su vida, pero va a estar equivocado. Pasa el tiempo y en una fiesta en el bar de unos amigos argentinos conocemos a un millonario mejicano que tenía un tablao flamenco. En su restaurante tenía un socio español que se acababa de divorciar y había vuelto a Granada, pero su mujer estaba ahí.
–Rubia, alta y de ojos claros.
–Hermosa. Una noche me dijo “Yo a ti te voy a ligar en poco tiempo”. Nos enamoramos, después yo decidí volver a Argentina, ella se ofreció a acompañarme. Pusimos un restaurante en Carlos Paz que no funcionó. Después nos peleamos y ella se fue a Granada. Así fue como yo quedé en mi hemisferio.
–¿Adónde te vas a ir cuando mueras?
–Me gustaría encontrarme con mi viejo porque se murió cuando yo tenía 16 años, y he perdido el recuerdo de su voz. Quisiera recuperar el recuerdo de su voz.
–Y seguís pisando las tablas a los 78.
–Sí, ahora actúo cuando tengo ganas. Iba a hacer temporada en Mar del Plata, pero al final cambié de idea. Estoy empezando a despedirme. Ahora planeo un show que se va a llamar “Toy por ime”. Yerba mala nunca muere.
https://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/negro-alvarez-la-correccion-politica-es-una-boludez/
Compartilo en Twitter
Compartilo en WhatsApp
Leer en https://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/negro-alvarez-la-correccion-politica-es-una-boludez/