La Voz del Interior @lavozcomar: Murió Pedro Bustos: el campeón del mundo que trascendió todo

Murió Pedro Bustos: el campeón del mundo que trascendió todo

Su historial deportivo exhibía un abanico enorme del cual podría haber presumido. Títulos y logros individuales por montones, en el cual se destacaba claramente la medalla de oro conseguida en el primer Campeonato Mundial de Básquetbol, disputado en 1950 en el Luna Park de Buenos Aires. Pero, ante todo, Pedro Bustos, fallecido este sábado a los 96 años, fue un campeón fuera de la cancha, donde mostró un sinfín de conductas elogiables que potenciaron su chapa de ídolo.

Quienes tuvieron la fortuna de tratarlo, como jugador, director técnico o simple celebridad, nunca pudieron dejar de admirarle su natural humildad y su perfil humano. Es que le costaba sacar pecho y hasta podría decirse que le daba vergüenza hablar de sus conquistas deportivas. Era un crack, pero siempre prefirió remarcar las condiciones de sus compañeros a las propias. Porque para don Pedro el agradecimiento no se negociaba. “Tuve mucha suerte y siempre agradecí y reconocí lo que me dio el deporte”, decía.

Argentina 64 - Estados Unidos 50. Estadio Luna Park.  Vestuario argentino después de obtener el título. Parados: Alberto López, Poletti, Ricardo González y Lozano. Agachado: Pedro Bustos. FOTO: El Gráfico.

Había nacido en La Rioja el 10 de noviembre de 1927, pero se radicó en Córdoba a los 21 años para estudiar derecho, una carrera que quedó marginada rápidamente de su horizonte, después de que Atenas lo sedujo para continuar la pasión que había iniciado en el Club Atlético Colegial de su pago natal. Integrado al plantel de los Griegos, formó parte de un famoso trío con su coterráneo Jorge Martínez y Alejandro Romero, todos morochos como él y al que se llamó “Los Diamantes Negros”. “Con una simple mirada sabíamos lo que íbamos a hacer”, recordaba don Pedro.

Con ellos, Atenas comenzó a cimentar su prestigio. En 1948, en la temporada de debut de Pedro en el Griego, el club de barrio General Bustos logró su primer título y enseguida encadenó una serie interminable de éxitos. Los verdes ganaron ocho de los nueve torneos disputados hasta 1956, con la única excepción de 1953, año en que el Deportivo Central Córdoba logró romper su hegemonía.

Su esposa Irma Conci (“fue mi única novia y es mi gran amor”, solía decir orgulloso) se encargó de mediar junto a Atenas para encargarse de que Pedro echara raíces profundas en suelo cordobés.

Con la número 3, Pedro Bustos se coronó campeón mundial. (Archivo Gustavo Farías)

Pero, entre tantos recuerdos, el de aquel título mundial lo marcó de por vida. El 3 de noviembre de 1950, el Luna Park explotó de júbilo tras la victoria de Argentina sobre Estados Unidos (64-50), en la final del primer Mundial. La casaca número “3″ de ese equipo campeón le perteneció a este personaje aquerenciado en el barrio Marqués de Sobremonte, quien presenció en vivo “la noche de las antorchas”, como se llamó a ese festejo genuino, con hinchas encendiendo diarios enrollados, para desbordar las calles de Buenos Aires en larga caravana.

“No nos creíamos candidatos, pero tuvimos dos cosas a favor: un larguísimo y concienzudo entrenamiento y haber conformado un grupo de auténticos amigos donde nunca hubo un roce. Esas dos cosas nos hizo muy fuertes”, aseguraba convencido.

En el proceso previo al Mundial, cada provincia seleccionó sus mejores valores y Córdoba no reparó en elegirlo a él, a pesar de su origen riojano. “Cada Federación provincial designó sus candidatos. Buenos Aires mandó unos 30 jugadores y Córdoba nos envió a (Alberto) Andrizzi y a mí. Entrenamos tres meses y tuve la suerte de quedar en el equipo”, evocaba Pedro.

“Representar a tu país es un orgullo y ser campeón no tiene medida. El presidente Perón nos hizo entrega de algunos premios por la victoria conseguida, pero yo nunca me identifiqué políticamente. Siempre estuve al margen, porque respeté a todos los sectores del pensamiento”, contaba acerca del contexto político que le tocó vivir.

El gobernador De la Sota realizó un acto homenaje al ex jugador de básquet campeón del mundo don Pedro Bustos y además bautizó la cancha de básquet del estadio Mario Kempes con su nombre. (La Voz / Archivo)

Su posición natural era la de base, pero en Atenas y la selección jugó en todas las posiciones, hasta la fecha de su retiro forzado, cuando aún no había cumplido 30 años. Producida la Revolución Libertadora que usurpó el poder a partir de 1955, las autoridades nacionales de la época inhabilitaron de por vida a los integrantes de aquel campeón del ‘50, por considerarlos profesionales. Una auténtica canallada que le significó años de retroceso al básquetbol argentino.

“A pesar de todo, nosotros teníamos la conciencia por demás tranquila. Nunca cobramos un centavo por representar a la selección y el orgullo de haber sido campeones para nuestra querida Argentina no pudieron quitárnoslo”, sostenía con una serenidad ausente de rencores.

Tras asumir el durísimo impacto, Bustos siguió ligado al básquet desde otra función, la de entrenador. Y los éxitos no se detuvieron. En 1957 llevó a Atenas a continuar la racha victoriosa y a continuación se sumó a Redes Cordobesas al que llevó a Primera División. Más tarde pasó, siempre con buenos resultados, por Unión Eléctrica, Noar Sioni y Ricardo Güiraldes.

El club Atenas homenajeó al histórico jugador Pedro Bustos.  (La Voz / Archivo)

Su memoria sólo tenía espacio para lo positivo. Por eso, y en reconocimiento a aquella designación que la Federación de Básquetbol de la Provincia de Córdoba le hiciera para el primer mundial, el 30 de marzo de 2006 le obsequió a la medalla de oro ganada en ese torneo. Pero en 2012, la presea fue robada para dolor de todos y se inició una campaña mediática que terminó con final feliz: pocos días más tarde, la medalla apareció envuelta en papeles y arrojada por una ventana de la FBPC.

“Yo le quiero agradecer al ladrón por devolverla y, además, pedirle que se dedique a otra cosa”, dijo con su acento calmo de toda la vida. Hoy, tras un acuerdo entre la FBPC, la Agencia Córdoba Deportes y el consentimiento del propio Bustos, la inquieta medalla está exhibida en el Museo Provincial del Deporte que funciona en el Estadio Kempes.

“Soy orgullosamente riojano, pero nunca dejaré de agradecer a Córdoba por haberme permitido ser campeón mundial”, reconocía Bustos, protagonista de aquel primer grito triunfal del básquetbol argentino.

Don Pedro dejó marca adentro y afuera de la cancha. Encestó siempre en positivo. Un gran campeón que se fue convertido en inmortal.

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