Motos de agua: entre la negligencia y un control que no alcanza
Un operativo con más de 100 agentes de seguridad trabaja arduamente este lunes para encontrar a Jorge Peñaloza, el hombre oriundo de Justiniano Posse que cayó en la tarde del domingo de una moto de agua en el Embalse del río Tercero.
La justicia investiga las causas en las que se produjo la desaparición, pero según las primeras informaciones de la Secretaría del Riesgo Climático y Catástrofes, ambos ocupantes de la embarcación no tenían licencia de conducir náutica al momento se subirse a la moto de agua de un amigo. Tampoco llevaban puestos chalecos salvavidas y además, en el caso de Peñaloza, no sabía nadar.
Si se confirman estas presunciones estaríamos hablando de una secuencia de negligencias de los ocupantes de la moto de agua al momento de ingresar al espejo de agua. A eso se le sumaría una maniobra imprudente que hizo que la embarcación se tumbara. ¿Cómo fue posible que nadie pudiera alertar esta serie de omisiones e intentar evitar la tragedia?
Falta de permisos
En los últimos años aumentó el uso de motos de agua en los espejos de agua de Córdoba. La actividad se potencia durante los fines de semana y en el verano, pero se desarrolla durante todo el año en los principales lagos de la provincia.
La actividad está avalada por la Provincia a través del área de Seguridad Náutica quien otorga los permisos correspondientes.
En el caso de Peñaloza hubiera sido necesario que presentara ante la autoridad de control la licencia de conducir náutica deportiva y el permiso de conducción de embarcación ajena. Sin embargo, eso no habría sucedido.
En el caso de la primera, debe determinarse previamente aptitud a través de una examen psicofísico y teórico. Una vez otorgado, debería haber solicitado el permiso de conducción de embarcación ajena ya que la moto de agua no era de su propiedad.
Según relató el otro ocupante de la moto de agua, Santiago Aranda, a las autoridades, Peñaloza manejaba la embarcación y él iba como acompañante.
Los testigos indicaron que ambos subieron a la moto de agua en el parador Jarana, en Villa Rumipal, sin que nadie advirtiera que no contaban con los requisitos ni elementos de seguridad necesarios.
Desde la Secretaría del Riesgo advirtieron que el Departamento Unidades de Alto Riesgo de la Policía de Córdoba (Duar) junto a guardavidas y personal de Defensa Civil de las comunas realizan tareas de patrullaje en las costas relevando las condiciones de seguridad de los usuarios, pero explicaron que un control total se vuelve casi imposible.
Cuando la embarcación se encuentra en el agua es tarea de Dirección Náutica observar el comportamiento de los navegantes, verificar los permisos y hacer cumplir la ley 5.040 que rige la actividad.
Escasa valoración del riesgo
El problema se acrecienta en plena temporada donde los lagos se vuelven masivos y en la actividad náutica participan personas que no tienen conocimientos de seguridad en el agua.
“El lío se arma cuando el dueño de una moto de agua va con amigos que no practican las actividad y se las presta para dar una vuelta”, sostuvo un timonel de un velero que estuvo este fin de semana en Embalse.
Adrián Berelejis, director de Seguridad Náutica, advirtió que desde el organismo “hacen todos los esfuerzos para prevenir los accidentes”, pero sostuvo que “hay que seguir trabajando para bajar los índices y ampliar más la prevención”.
Para el funcionario, una de las claves para intentar mejorar esta situación es que las personas puedan tener una verdadera valoración del riesgo. “La inconducta es constante e incluso se las ingenian para pasar un filtro y luego no cumplir las reglas”. Y agregó: “La persona que le presta a otra una moto de agua tiene que entender que si no tiene conocimiento, le está entregando un arma”, dijo con crudeza.
Desde Seguridad Náutica admitieron que episodios como el de ayer “son constantes en lanchas, motos de agua y kayaks”.
“Hace un mes estaba con mi moto de agua parado a metros de la costa del lago San Roque y me chocó un jet ski que venía a los saltos”, contó otro vecino.
¿Algo puede cambiar?
Berelejis admitió que los accidentes ocurren, pero que es importante insistir en la tarea preventiva mancomunada entre la Provincia y los municipios.
Referentes del sector apuntan a multas más onerosas para quienes no poseen los permisos o quienes facilitan embarcaciones sin contar con las medidas de seguridad. Otra posibilidad sería la diagramación de zonas, es decir, en cierto sector pueden navegar embarcaciones más grandes y en otro, más pequeñas.
Finalmente, otro elemento a tener en cuenta es el crecimiento turístico exponencial que tuvieron Villa Rumipal y Villa del Dique en los últimos años.
“Los paradores explotan. Ayer había camionetas, lanchas y motos de agua, una al lado de la otra”, sostuvieron desde Seguridad Náutica. “Eso debe ir acompañado de infraestructura y recurso humano especializado”, agregaron.
https://www.lavoz.com.ar/sucesos/motos-de-agua-entre-la-negligencia-y-un-control-que-no-alcanza/
Compartilo en Twitter
Compartilo en WhatsApp
Leer en https://www.lavoz.com.ar/sucesos/motos-de-agua-entre-la-negligencia-y-un-control-que-no-alcanza/