La Voz del Interior @lavozcomar: Miradas opuestas de Susana Giménez: ¿animadora con carisma o una diva que ya queda mal parada?

Miradas opuestas de Susana Giménez: ¿animadora con carisma o una diva que ya queda mal parada?

A favor: Pedirle peras al olmo

Por Juan Manuel Pairone

Para quienes atravesamos la niñez en la década de 1990, nombres como los de Mirtha Legrand o Susana Giménez son parte de nuestra educación sentimental, lo queramos o no.

En el caso de “Su”, sus llamados para ganar un millón de pesos en pleno 1 a 1, sus clips musicales con canciones inolvidables (“Después de todo sólo hay una mujer…”) o varias visitas históricas a su living seguramente aparezcan en el recuerdo de algunos treintañeros y cuarentones. Para todos ellos, para mí también, Susana es esa referencia de conductora estrella de la televisión con la que crecimos.

Y basta ver algunos fragmentos de su actual temporada en Telefe para caer en la cuenta de que aquella diva de los teléfonos no era muy distinta a la que puede verse en este 2024, y tras un lustro de ausencia en la pantalla.

Preguntas sin sentido como la que soltó cuando pensó que había dinosaurios vivos en la Patagonia o momentos hilarantes con niños o invitados extravagantes forman parte del bagaje de grandes bloopers de la televisión. Basta recorrer un poco YouTube para encontrarnos con algunas situaciones en las que la realidad parece superar a la ficción.

¿Qué hizo posible que, pese a una larga lista de metidas de pata y errores garrafales, Susana siga siendo Susana? Evidentemente algo que no se compra ni se vende tan fácilmente. El carisma, el encanto, la personalidad, el carácter: todo eso convierte a la diva en un personaje magnético, que no tiene miedo de reírse de sí mismo ni de quedar en ridículo frente a millones de personas.

Algunos podrán decir que no queda claro si nos reímos “con” o “de” la conductora. Otros tantos podrán señalar que el consumo irónico pasó de moda hace tiempo. Sin embargo, y pese a que vivimos en una época cada vez menos televisiva, la animadora de Telefe ocupa un espacio central en el entretenimiento y en la opinión pública, incluso sin necesidad de ser sinónimo de rating arrollador.

“No le pidas peras al olmo”, recuerda el dicho popular. Y Susana es un buen ejemplo. Si queremos ver a otro tipo de conductora, simplemente hay que cambiar de canal.

En contra: Ya basta con “Susana es Susana”

Por Brenda Petrone Veliz

Tras cinco años de ausencia, Susana Giménez volvió a la televisión. Las expectativas de su regreso fueron altas, pero se apagaron en las semanas siguientes. Los incontables errores de la conductora y su producción dejaron de ser graciosos y empezaron a dar vergüenza ajena. Si bien la crítica puede ser funcional al rating, al final le termina quitando credibilidad al ciclo, deja muy mal parada a la diva y causa incomodidad en los invitados. El revival no es para todos los productos.

A sus 80 años, Susana tiene una carrera indiscutida. Logró momentos memorables en la televisión y se volvió un ícono nacional del cine. Nadie se anima a cuestionar su trabajo porque “Susana es Susana”, pero tampoco se puede seguir sosteniendo un programa que al día de la fecha no aportó nada nuevo.

No es una cuestión de edad porque sería muy fácil caer en ese viejismo, a la vez que es sencillo de descartar con Mirtha Legrand y Moria Casán como ejemplos cercanos. Es más bien una cuestión de actitud. Se entiende que “sus clásicos errores” generan contenido (como “la Chiqui”, que hace chistes cuando la quieren corregir en su programa), pero se vuelve pesado e insulso cuando pareciera ser el único recurso para lograrlo. Es como si le hubiese faltado preparación.

La Susana de hace cinco años estaba más entrenada para llevar a cabo una entrevista de alguien conocido o no por ella. Quizás el problema es la producción, un punto frágil que quedó en evidencia durante la visita de Lali Espósito. Ahora bien, una figura preparada y con experiencia sabe salir de esos líos con elegancia, tal y como lo hizo la cantante.

No creo que Susana no pueda llevar adelante un programa, pero sí le falta voluntad para sentarse a estudiar. Puede no entender de qué va LOL Argentina, pero para eso hay que capacitarse. Las grandes figuras pueden equivocarse; son humanas, no perfectas, pero para eso se entrenan a diario, arman un equipo profesional y confían en él (no le gritan “tarados” cuando se equivocan, como lo hizo ella la otra vez) y están constantemente actualizadas. En esta edición, Giménez no tiene nada de eso.

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