La Voz del Interior @lavozcomar: Miradas opuestas a Wonka con Timothée Chalamet

Miradas opuestas a Wonka con Timothée Chalamet

A favor: Timothée Chalamet se ganó el ticket dorado

Giuliana Luchetti

Si bien Timothée Chalamet ha demostrado ser un buen actor hay que admitir que cuando su nombre apareció junto al de Willy Wonka muchos comenzamos a trepidar porque los zapatos que dejaron Gene Wilder y Johnny Depp son muy grandes para llenar. No obstante, el beneficio de la duda siempre es bueno y, en esta ocasión, la sorpresa fue más que positiva. Chalamet se ganó el ticket dorado con su interpretación del mágico chocolatero.

Quizás, el Wonka de Chalamet no sea tan excéntrico ni extraño, pero sí es más humano y es justo lo que necesitamos en estos momentos: más humildad y menos parafernalia (aunque él tiene lo suyo con su sombrero “lleno de sueños”, que funciona como el bolso de Felix el gato). Esta versión del personaje (que le queda como un guante a Timothée) es soñador, ingenuo, sensible pero determinado y enigmático, volviéndolo un poco más terrenal y menos retorcido.

Además de la actuación del joven de 27 años, cabe destacar el excelente elenco de actores que lo acompañan y apoyan. Olivia Colman, Rowan Atkinson, Keegan Michael-Key, y mención especial a Hugh Grant como el oompa-loompa, aportan sus matices a la película y terminan de sacarle brillo.

Otro punto a destacar es que es un filme que funciona tanto para niños, como para adultos. Si bien dura dos horas, no tiene momentos débiles o densos; se pasa volando porque siempre hay algo para ver y porque relata una historia novedosa, pese a que cuenta con dos excelentes producciones anteriores. Wonka no busca parecérseles, sino que tiene identidad propia.

La película de King, que es un musical, no cansa el oído y apela a las emociones en su justa medida. Cuando se está poniendo cursi, enseguida un toque de humor inglés le quita dulzura.

Finalmente, lo más valioso y, probablemente, más atractivo para el público maduro, es que si se va un poco más allá de la superficie, la ingenuidad de Wonka se desvanece para dejar en evidencia una crítica social que se adapta a todas las sociedades y tiempos: “Los codiciosos vencen a los necesitados, así se mueve el mundo”.

En contra: Liberalismo bañado en chocolate

Jesús Rubio

Wonka tiene una mentirosa bajada de línea en segundo plano, tan clara como nefasta. Muchas veces, desde la gran industria de Hollywood se les hace creer a los espectadores el cuento del foráneo que llega a una ciudad y que pude convertirse, de la nada, en lo que siempre soñó, y que los enemigos son las personas que viven en el lugar y que detentan el poder económico.

El que llega a la ciudad es Willy Wonka, la encarnación del liberalismo que se quiere meter de prepo en la ciudad (o en el Estado). La película de Paul King se va a encargar de demonizar a los residentes, de hacerlos ver como corruptos ventajeros y miserables.

Desde que Wonka desembarca, vemos el excesivo interés que los ciudadanos muestran por el dinero.

Timothée Chalamet es incapaz de transmitir algún signo vital y la dirección de King (quien demostró pulso para la aventura en Paddington) parece estar monitoreada por la CIA. El único que entrega un gesto de dignidad es Hugh Grant, quien hace lo que puede.

Willy llega con la ilusión de abrir su tienda de chocolates, pero inmediatamente entran en escena los tres villanos, Slugworth, Prodnose y Fickelgruber, quienes conforman el “Cártel del Chocolate” para eliminar la competencia. Es decir, la película pone como villanos a los que representan a las instituciones de la ciudad y glorifica al que viene a hacer plata de afuera en nombre de la libertad. Típico de la filosofía liberal, que con tal de llenarse los bolsillos de plata, miente que el Estado es el mal.

Wonka es la encarnación del liberalismo que tanto defienden los norteamericanos, una política económica, social y cultural que cree en un individuo desprovisto de su dimensión social. Y todo esto disfrazado de comedia musical para toda la familia, (inspirada en la novela infantil de Roald Dahl), con una subtrama sobre el amor a la madre muerta llena de golpes bajos, quizás para ocultar el mensaje antiestatista y revulsivamente liberal.

https://www.lavoz.com.ar/vos/cine/miradas-opuestas-a-wonka-con-timothee-chalamet/


Compartilo en Twitter

Compartilo en WhatsApp

Leer en https://www.lavoz.com.ar/vos/cine/miradas-opuestas-a-wonka-con-timothee-chalamet/

Deja una respuesta