La Voz del Interior @lavozcomar: Miradas opuestas a “La mesías”, la gran ficción española de Max

Miradas opuestas a “La mesías”, la gran ficción española de Max

A favor: Si estuviera en Netflix, sería un “hit”

Juliana Rodríguez

Hay series que tienen la potencia, la calidad y la singularidad para destacarse entre la producción en cadena. Pero no siempre la distribución les da visibilidad que les permitiría un salto en largo que vaya más allá del pequeño grupo de los contenidos de culto. La mesías, la serie española creada por la dupla creativa conocida como “Los Javis”, es uno de esos casos.

Como otras ficciones que logran hacer una fisura de autor en medio de la estandarización de algoritmos, La mesías estrenó en una plataforma prestigiosa (Max, ex HBO) pero no popular. Si hubiera estado en Netflix, sería el centro de la conversación digital desde su estreno en Argentina.

Porque tiene todo para poner en el centro de la discusión (con la potencia que tienen las ficciones para llegar más rápido al corazón del debate colectivo) varios temas de interés actual: la salud mental, los vínculos familiares, la vulnerabilidad de las infancias, las sectas, los rincones a los que el Estado no llega, los fenómenos de la viralidad.

Pero su gran virtud, como la de todos los grandes proyectos artísticos, no reside en estar al servicio de “instalar un tema” ni de bajar una línea, sino en encontrar una manera de contar una historia, hacerla humana, conmovernos. El tópico de la madre narcisista no es nuevo, como tampoco lo es el de los daños que pueden provocar los fanatismos y el aislamiento social. Pero pocos logran contarlo así.

“Los Javis” no juegan con el morbo para invitar a seguir viendo capítulos, sino con un consciente trabajo sobre los géneros, que logra un primer capítulo inquietante gracias a dosis de drama y a un coqueteo con el sci fi, con la alegoría y con la nostalgia. Y, sobre todo, gracias a eso que hoy llamamos “tridimensionalidad de los personajes” que no es más que la combinación de un buen guion con un casting certero y actores talentosos.

A medida que los episodios avanzan, tocan fibras emocionales que parecen disonantes. Pero, como una canción de Albert Pla (tan sólo uno de los grandes actores casteados para el elenco), La mesías logra armonizar sus cambios de tono: del grave al agudo, de la fraternidad a la monstruosidad, del susurro al grito. Como la canción de Pla: El lado más bestia de la vida.

El contra: Lo que le faltó para ser perfecta

Noelia Maldonado

La dupla creativa de Javier Ambrossi y Javier Calvo, jóvenes actores, guionistas y directores españoles, lo hizo de nuevo. Luego de La Veneno, serie sobre una estrella trans española excelentemente ejecutada, llegó La mesías, otra gran ficción que, aunque incómoda, genera discusión y entusiasmo por partes iguales.

Pero vamos de a poco. Lo primero que hay que aclarar es que no se ha visto en el horizonte una crítica sólida a La mesías que no la haya halagado y no será esta columna la encargada de enjuiciarla, pero sin embargo hay dos o tres cosas que alejan a La mesías de lo que sería la serie perfecta.

La primera, y quizás la más importante, es el encriptado primer capítulo de la serie llamado “Montserrat”, igual que la protagonista. Un encuentro de personas que fueron abducidas, la intervención de algo que se parece a un extraterrestre y muchísimos cabos sueltos, hacen que el primer episodio sea indescifrable, inentendible.

Recién sobre el final del segundo capítulo (capítulos que por cierto son de más de una hora, casi como un filme) uno comienza a entender de qué va La mesías.

No es necesario que una ficción lo entregue todo servido en bandeja, pero sí es verdad que cuando el primer capítulo es expulsivo, pocos se atreverán a encarar un segundo, lo que le puede jugar en contra al propio producto que se destaca por excelentes actuaciones y un guion impecable repleto de guiños pop.

Si sacamos el rollo del extraterrestre y pasamos el primer escollo, hay algo más que también puede molestar de la serie (sacando la temática que es dura e incómoda, como ya dijimos) y es que los saltos temporales no están bien ejecutados desde el casting.

Es decir, las actrices son fenomenales y lo hacen excelentemente bien, pero entre las protagonistas no parece haber ni un ápice de parecido físico ni tampoco un trabajo de maquillaje que las acerque y eso molesta, aunque uno finalmente se termina entregando al relato.

Lo lastimoso es que solo ocurre con el personaje central, porque el resto de los intérpretes están bien seleccionados dentro de esa línea temporal. Es como si por alguna razón los directores decidieron que querían trabajar con esas tres actrices y las hicieron encajar a la fuerza. Si hubieran logrado suavizar ese impacto, la serie se acercaría a la perfección.

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