Millonario tráfico de marihuana a Córdoba: pidieron casi 10 años para el jefe de La Fiel
El fiscal general Carlos Gonella pidió nueve años y medio para Darío Ramón Cáceres, uno de los acusados principales por el millonario tráfico de 1.431 kilos de marihuana desde Corrientes en Córdoba en el verano de 2022.
Alegato de la Fiscalía y pedidos
En las audiencias, el fiscal sostuvo la acusaciones ante el Tribunal Oral Federal N° 2 (TOF2) de Córdoba –integrado por José Fabián Asís, Julián Falcucci y Noel Costa- no solo contra el barra sino además contra Daniel Medina Ramírez y Claribel Georgina Alexandra Espíndola.
Acompañado en la sala por su pareja, Cáceres se mostró ansioso antes de conocer el veredicto. “Hace varios días que no duermo bien”, comentó al guardiacárcel y le manifestó que no conoce a qué se dedicaban los otros integrantes de la barra ya condenados. Ya lleva más de un año y ocho meses en prisión. Por videollamada se encuentran los otros dos acusados.
El barra de La Fiel pidió la palabra sin responder preguntas. El presunto narco intentó despegarse de la grave acusación.
Explicó que él y su familia estaban en Brasil al momento del tráfico de marihuana y que él no tenía conocimiento de nada. “Solo estoy metido en esta causa solo por ser el jefe de La Fiel”, afirmó y dijo que la Policía “mintió o exageró”.
Indicó además cómo la barra se distribuye las tareas previas para organizar la movilización de los hinchas tanto en los partidos en Córdoba como en otras provincias.
A su turno, el fiscal Gonella pidió la absolución de la acusada, al que adhirió el defensor Rodrigo Altamira, que solicitó la libertad, por lo que sería absuelta. El instructor planteó la existe de una “duda insuperable” por no haber elementos “suficientes“ para seguir la acusación por su supuesta participación en la banda, ya que no hubo seguimientos y escuchas en las que pudieran involucrarla.
Pero apuntó, en cambio, contra el barra y el otro imputado, a quienes consideró parte de la banda delictiva por sus “roles relevantes”.
En sentido mencionó que Medina Ramírez era el “ proveedor y quien custodiaba la droga” de Corrientes a Córdoba. También mencionó que este último había sido visto en reuniones previas al tráfico con barras de Talleres y que había sido visto llegando a Córdoba el día del secuestro de la droga.
Jorge Perano, defensor de Cáceres, pidió la absolución del barra, pero aclaró que si el tribunal no lo veía así debía condenarlo a una pena por confabulación delictiva (sentenciándolo al mínimo de la pena, ordenando la libertad por el tiempo que lleva detenido). Sostuvo que no hay “prueba vinculante y concreta“ que pudiera achacársele referido al tráfico de estupefacientes.
El defensor cuestionó el testimonio del policía federal que investigó la causa y que consideró a Cáceres el “jefe” de la banda. “No hay prueba“, sostuvo Perano y tildo de “parcial” la mirada de fiscal que sindicó como líder narco al referente de La Fiel.
Reiteró que los otros 13 condenados admitieron su participación en el tráfico pero no Cáceres. “No hay una prueba contundente, clara e irrefutable“, agregó y recalcó que los testigos no vincularon al barra con la droga. “No dio órdenes (vinculado a negocios de narcotráfico)“, dijo, pero sí en el funcionamiento de la barra.
También excusó al imputado por haber cambiado constantemente de celulares (al que que el fiscal lo adjudicó a quien quiere ocultar algo) a su labor como jefe de La Fiel.
Otros 13 condenados
Si bien la voluminosa causa originalmente incluía también a otros 13 involucrados en las maniobras, todos ellos acordaron diversas condenas en un juicio abreviado realizado semanas atrás.
De esta forma, los 13 imputados admitieron los hechos y el TOF2 condenó a Sergio Omar a”Tomate” Busso a ocho años, Cristian Ramón Chávez Reyes, Maximiliano Romero y Ramón Horacio Núñez a cuatro años de prisión; a Ángel López y Leandro Vallejos, a cuatro años y ocho meses; y a Ángel Emmanuel Valdez, a cinco años.
A su vez, también fueron sentenciados Claudio Ezequiel Gómez, Juan Ignacio “Rambo” La Costa, Rita Andrea “Pato” Cabral y Manuel Alejandro “Chaito” o ”Taito” Benítez a seis años. Sin embargo, por una pena anterior, la condena para Cabral quedó fijada en seis y dos meses, mientras que la de Benítez se elevó a 16 años y medio (por una condena previa).
Finalmente, Carlos Horacio “Gusy” o “Gusano” Páez y Mauro Alejandro “Tuerto” Peralta recibieron ocho años de prisión cada uno. Se decomisaron siete vehículos, joyas, 1.200 dólares y pesos chilenos y argentinos.
El gigantesco tráfico de marihuana
La línea “caliente” de “Gusy”, integrante de La Fiel (la barra de Talleres), fue el disparador. De las intervenciones telefónicas realizadas a su celular en una causa de drogas (ordenadas por el juez federal N° 2, Alejandro Sánchez Freytes) en octubre de 2021 surgieron comunicaciones con “Tomate” Busso (otro miembro de la barra) en torno a posibles conexiones con el narcotráfico y al abastecimiento de drogas.
Esto produjo el desglose de la causa original y la apertura de una nueva investigación. “Gusy” habría mantenido diálogos con un empleado de la Municipalidad de Córdoba y con otras personas en torno a negocios de narcotráfico y su posible conexión con el rol de integrantes de La Fiel.
Para el juez, también interviniente en la causa por los 1.431 kilos de marihuana, las sospechas no solo se cernían sobre Cáceres, Busso y Páez, sino sobre un cuarto sospechoso: “Tuerto” Peralta.
Juntos, habrían conformado un grupo dedicado a la logística del tráfico y la comercialización de drogas. Como Cáceres (condenado por amenazas contra el presidente de la “T”, Andrés Fassi, y miembros de la Comisión Directiva), Busso acumulaba una condena por el asesinato de Juan Roberto Pinto.
En la nueva causa narco, los sospechosos adquirieron un gran volumen de droga a distintos proveedores para su posterior distribución. “Yo ando con el Darío, con el ‘Tomate’ y el ‘Gusano’”, señaló Peralta en una escucha. “‘Gusano’ chorea conmigo desde el año cero. Yo ando choreando, yo trafico. Ando con el Darío porque yo hago plata”, agregó.
En otra intervención, Peralta –se autodenominó la “mano derecha” de Cáceres– lo describió como el “organizador” y mencionó una reunión en la que “había sicarios, de todo. Parecía una película de Pablo Escobar. No sabés, había sicarios, asesinos a sueldo, estaba el que te servía la ‘alita’ (cocaína) en la nariz…”.
En otras de las conversaciones con Páez, Peralta habló de “negocios” y mencionó su vinculación con el propio Páez, con Busso y con Cáceres: “Yo, con vos, el Omar y el Darío, nadie más. Somos una banda (…). Cuatro cabezas son mejor que 10″.
El entonces jefe de La Fiel habría tenido “contactos” presuntamente vinculados con el mundo de las drogas en el norte del país, lo que generó sospechas sobre posibles “negocios” relacionados con estupefacientes.
Si bien en diciembre Páez aludió a un presunto negocio narco de importancia, fue recién en enero –un mes antes de la incautación de los 1.431 kilos de marihuana– cuando surgieron datos sobre la probable llegada de un cargamento y la aparición de nuevos “actores” en la trama, entre ellos, “Pato” Cabral (con antecedentes de robo).
El fiscal Enrique Senestrari advirtió reuniones entre Busso, Páez, Peralta, Cáceres y “Rambo” La Costa. De esta forma, los cuatro primeros habrían trazado un plan para trasladar varios kilos de drogas desde Corrientes hasta Córdoba para su posterior distribución y comercialización.
Cáceres negó la acusación y remarcó que el día del secuestro del cargamento él se encontraba en Brasil, aunque el juez no creyó su intento de desvinculación. A pesar de no haber registros de conversaciones con los otros imputados, consideró que su rol fue “predominante” al ser mencionado por Páez, Busso y Peralta sobre ciertos trabajos, el dinero que le habrían entregado y las reuniones para planificar y concretar el tráfico.
Asimismo, consideró que Peralta (sentenciado por robo y otros delitos), Busso y Páez encabezaron maniobras en la organización, el comercio y el transporte, sumado a ciertos datos inquietantes: Busso y Páez contaban con vínculos policiales para acceder a informes de dominio de vehículos, al tiempo que estaban alertas a posibles investigaciones judiciales/policiales en su contra.
Para hacerse de la droga, “Pato” Cabral actuó como “puente” entre la banda de Cáceres y otra célula delictiva dedicada al narcotráfico: “Rambo” La Costa, Gómez, Benítez (falsamente se hizo pasar por un tal “Alfredo Renzo Ruíz”, lo que generó una confusión inicial) y Espíndola (los dos de Santa Fe).
Estos últimos habrían mantenido reuniones con Núñez, Medina Ramírez, Vallejos y Romero, todos presuntos proveedores de marihuana de Corrientes, para establecer el precio de la droga, la cantidad y la calidad, y la forma de transporte y posterior entrega.
En conjunto, intervinieron de manera organizada en el comercio de la tonelada de marihuana distribuida en 1.761 envoltorios engrasados con aceite de camión, usualmente utilizado con la finalidad de evadir controles policiales, camuflados con 100 bolsas de aserrín en un camión Iveco que partió desde Corrientes.
Los imputados integrantes de La Fiel compraron la droga a los correntinos por 45 millones de pesos (que habría provenido de Paraguay originalmente) a través de las gestiones de “Pato”, La Costa (acusado en su momento de herir de un disparo en la cabeza a un niño en Córdoba), Gómez (con antecedentes), Benítez (condenado por homicidio y robo, y sospechado de otro crimen) y Espíndola.
La “bajada” de la droga a Córdoba habría sido coordinada por Núñez, Medina Ramírez (sentenciado por otra causa de estupefacientes), Vallejos y Romero. Para “moverla”, contrataron los “servicios” de los correntinos Chávez Reyes y López.
A bordo del Iveco, “bajaron” la droga en Circunvalación, donde se les acoplaron sus “patrones” (en un Toyota) y Gómez, Espínola, La Costa y Benítez (en un Cronos), como “custodios” del cargamento en caravana.
Una vez que arribaron al galpón de pasaje Orellano S/N, de barrio 25 de Mayo, ingresaron el camión y descargaron los 1.761 “ladrillos”. El local (enmascarado bajo la fachada de una metalúrgica) fue alquilado por la banda de “Rambo” para transformarlo en el centro de operaciones de distribución y venta –entre ellos– de la totalidad de la marihuana.
El 18 de febrero de 2022, para retirar parte de la droga del galpón, la agrupación de “Rambo” habría contratado a Valdez. Partió con 933 “ladrillos” en una Trafic –escoltado por el Cronos– hacia la ruta 9, donde posteriormente fueron detenidos.
El segundo cargamento –448 paquetes– fue “movido” por un hombre –no identificado– a bordo de un Kangoo. Al llegar a la ruta 9 con un rumbo indeterminado, observó a los efectivos, se bajó raudamente del vehículo y huyó.
En simultáneo, Páez y Busso (en un Vento) y Peralta y “Pato” Cabral (en un Civic) no pudieron extraer del galpón los 380 restantes de marihuana, ya que fueron interceptados en la vieja ruta 9 en dirección a Toledo, en cercanías del depósito.
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