Milei disimula su debilidad en el Congreso con la crisis de los partidos políticos
Los partidos políticos tradicionales vivieron su esplendor en la campaña presidencial de 1983. El PJ y la UCR, los principales partidos que disputaron el poder, convocaban multitudes en los actos de campaña. Después de la dictadura genocida, los aires democráticos habían revitalizado a la política. Cuatro décadas después, en tiempos del libertario Javier Milei en el poder nacional, las principales fuerzas partidarias atraviesan una profunda crisis, que colabora para disimular la debilidad del oficialismo en el Congreso.
Milei logró un milagro en la política: sin estructura partidaria y casi nula inversión publicitaria en los medios tradicionales, llegó a ser presidente de la Nación.
El dirigente libertario, que se autodefine como “anarcocapitalista”, taló con una motosierra – el símbolo de su campaña– dos reglas que parecían verdades absolutas para la política tradicional: sin aparato y sin plata no se gana una elección.
Milei lo hizo. Sin equipo, sin el apoyo de gobernadores e intendentes, y con pocos recursos económicos. Eso sí, contó con una aceitada estrategia de utilización de las redes sociales y dos consignas que calaron hondo en la sociedad, hastiada por los fracasos de las gestiones presidenciales: terminar con la “casta política” y aplicar un fuerte ajuste fiscal.
Ahora, ya en el poder, Milei afronta otra situación inédita: debe gobernar con una debilidad parlamentaria notable. Tiene 39 bancas, de las 257 de la Cámara de Diputados. Y sólo seis de los 72 senadores en la Cámara Alta.
Esa debilidad en el Congreso está morigerada por una profunda crisis en los partidos tradicionales, que no comenzó en esta gestión libertaria.
El radicalismo, el PJ y elPRO atraviesan una profunda crisis interna, que le permitió al oficialismo tener algunos logros en el Parlamento: la Ley Bases, ratificar el veto a la ley de movilidad jubilatoria y sancionar la Boleta Única de Papel.
El Gobierno también sufrió varias derrotas legislativas, sobre todo, por el peso del kirchnerismo (33 bancas) en el Senado.
El mojón de la crisis de 2001
Para el politólogo Federico Zapata, titular de la consultora Escenarios, la crisis de los partidos hizo eclosión con la crisis de 2001.
“Los partidos tradicionales, que eran la columna vertebral de la representación del sistema democrático, entraron en una profunda crisis en el 2001. A partir de ese momento comenzó la era de las coaliciones, un formato de representación política distinta a de los grandes partidos. Ahora ningún partido puede aspirar a llegar al poder, sin aliados. Después del 2001, las conformaciones de las coaliciones se hicieron alrededor del peronismo y el radicalismo”, argumentó el consultor.
Según la visión de Zapata, hubo dos hechos que también impactaron en las coaliciones electorales, después de la crisis de 2001.
“Casi como una reacción a la crisis del 2001 que impactó fuerte al radicalismo, en el PJ surgió el kirchnerismo para liderar coaliciones para llegar al poder. Mientras que en el 2008, luego de la crisis con el campo, el otro polo del escenario nacional lo construyó Mauricio Macri, que luego se alió con el radicalismo. Lo de Milei es nuevo y reconfigura todo el escenario político”, agregó Zapata.
El politólogo pronostica que en el futuro aparecerán nuevos “sellos”. “Veo probable que aparezcan nuevos espacios políticos que suplantarán a los partidos tradicionales, algo parecido a lo que ocurrió en España”, concluyó Zapata.
Por su parte, Cristian Buttié, politólogo y titular de la consultora CB, aseguró que los partidos tradicionales “se alejaron de la gente”.
“En el pasado, los partidos políticos eran muy fuertes y superaban a los liderazgos personales. Ahora, producto del hartazgo social por los fracasos en las gestiones, la gente cree más en dirigente que en los partidos. La figura de Milei es mucho más potente que La Libertad Avanza. La creo que la sociedad vuelva a cree en los partidos tradicionales. La política se ha convertido en más personalista. La mejor muestra es Milei”, señaló el consultor cordobés.
En este contexto, Milei hace una fuerte apuesta a las elecciones legislativas del año que viene. Mientras los partidos tradicionales intentan superar sus crisis internas, en un escenario en el cual el oficialismo saca rédito de esa divisiones.
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