Mario Sánchez, un cerrajero legendario en Río Cuarto
Mario Sánchez es un cerrajero y piloto comercial de aviones, de Río Cuarto, que tiene 84 años y ha sido reconocido como “personalidad destacada en el ámbito social y cultural de la ciudad”.
A principios del 2023 el Concejo Deliberante distinguió tanto por su trayectoria como por su colaboración desinteresada con instituciones, Defensa Civil y Bomberos.
Si bien se dedicó a la cerrajería domiciliaria y del automotor, fue muy destacado en la cerrajería bancaria. En Río Cuarto y el sur de Córdoba era el único habilitado, desde el año 1970. Tenía una licencia especial, la número 64 y fama de ser el mejor del país. Según explica, fue el único cerrajero capaz de abrir, sin perforar, una marca de cerradura de Caja de Seguridad personal bancaria.
El apodo de “el loco Sánchez” lo ganó no sólo por su forma de ser, sino por las historias que protagonizó como cerrajero y como piloto, instructor de vuelo, planeador, y hasta paracaidista. Al comienzo de la entrevista, Sanchez hace gala de su humor y bromea sobre el movimiento involuntario de sus manos: “¿Sintió el temblor?”, dice.
Mientras toma un café y habla sobre sus libros, el hombre deja entrever su gran satisfacción por la tarea cumplida, las andanzas y los descubrimientos que logró con sus dos pasiones: las cerraduras y los aviones. Conserva, enmarcada, una nota titulada “El abrelotodo”, una reportaje que le hicimos en La Voz hace 23 años.
Relata que comenzó a trabajar como cerrajero en el negocio de un tío, hermano de su madre, pero enseguida se abrió camino solo, porque, entre otras cosas, logró abrir las cerraduras doble paleta sin llave, con herramientas que él mismo había diseñado. Su lema era: “Precisión, prontitud y precio” y su slogan: “Más rápido que los bomberos”.
Siempre le gustó desafiar a sus colegas y señala que, en oportunidad de volar por distintas ciudades del país pudo corroborar que ningún otro cerrajero había descubierto su método para abrir las cerraduras promocionadas como “inviolables”. Ha logrado abrir sin llave cajas fuertes antiguas y modernas gavetas, muy sofisticadas. Dice que su secreto sólo es “mucha paciencia, investigar y buscarle la vuelta hasta lograr una solución”.
Revela datos inesperados. Dice tener sangre de inventor porque un abuelo suyo, Joaquín Sánchez Vazco, en Málaga, España, inventó la fotografía en seda y porcelana y trabajó para la realeza y expuso en París en 1886. Conserva un documento que lo acredita. Entre otras ocurrencias suyas desopilantes, vecinos apuntan que, una vez que la ciudad se inundó, Sanchez anduvo por calle Rioja con una lancha con motor fuera de borda.
Un personaje con mil historias en Río Cuarto
Mario Sánchez fue pionero de los vuelos deportivos en planeador en Río Cuarto e hizo vuelos ferry, desde Estados Unidos a la Argentina. Entre otras aventuras, por una confusión estuvo en la selva boliviana demorado por militares, sin poder avisar a sus familiares que lo llegaron a dar por muerto.
La historia más conocida de Sánchez la protagonizó al mes de que empezara a trabajar con su tío. Un hombre llegó desesperado a buscar un cerrajero porque debía viajar a Europa y antes de partir al aeropuerto cordobés, al guardar las valijas, se le habían quedado las llaves del auto en el baúl.
Sanchez cuenta que abrió de inmediato el vehículo pero el cliente se quejó de que le quisiera cobrar cinco pesos. Entonces, “el loco” volvió a arrojar las llaves en el baúl y lo cerró, “para dejar las cosas como estaban antes”.
Lo que todos recuerdan en Río Cuarto es que, cuando el dueño del auto, muy apurado, le imploró que volviera a abrir el baúl, Sánchez lo hizo en segundos pero no aceptó los cinco pesos que el hombre había sacado para pagarle. “Ahora son diez pesos, porque yo lo abrí dos veces”, le dijo, y quedó para la anécdota.
Todavía lamenta algunas injusticias, como el caso de entidades bancarias que preferían llamar a un cerrajero de Buenos Aires que destrozaba las cerraduras en lugar de recurrir a él, que podía abrirlas sin romperlas.
Hoy a Sánchez se lo suele encontrar en el café Ceschini, de calle Irigoyen, frente un instituto médico local. El cerrajero más famoso de Río Cuarto es un hombre de fe. Revela que alguna vez, frente a una caja fuerte cerrada, con cien millones de combinaciones posibles, ha sentido que le soplaban la clave para abrirla al primer intento. Memorioso y buen conversador, está siempre dispuesto a sorprender con sus historias y acaso también a contar sus secretos.
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