Malos policías: cuando el abusador es el jefe
El abuso y el acoso sexual por parte de jefes a subordinadas, dentro de la Policía de Córdoba, no es nuevo. Desde hace años, estas conductas delictivas se han repetido, extendido y reiterado en comisarías, como así también en garitas, patrulleros o en espacios públicos, pero de noche y a las escondidas. Lo saben en la Justicia, lo reconocen en la misma Jefatura de Policía, lo sufren muchas mujeres que llevan uniformes.
Como si el abuso o el acoso no fueran suficientes padecimientos, sobreviene otra parte: vencer el temor a denunciar al propio jefe.
El miedo va más allá de lo físico. El temor es por una eventual represalia laboral o ante los compañeros.
Algo pareciera estar cambiando lentamente. En los últimos tiempos, comisarios de distinto rango y altos oficiales de la Policía vienen cayendo imputados, detenidos, sancionados y hasta condenados por abusos sexuales contra uniformadas. Por lo general, la víctima es una subalterna.
En pocas semanas, por caso, un comisario mayor (ya jubilado hace poco tiempo) será juzgado por la Cámara del Crimen de Villa Dolores acusado de haber intentado violar a una uniformada en la mismísima Departamental San Javier de Policía, en el valle de Traslasierra.
Según la causa judicial, el hecho habría ocurrido en agosto de 2014.
El ex alto oficial será juzgado a puertas cerradas por abuso sexual agravado por su condición de policía, en grado de tentativa. Tras varias apelaciones, la Cámara de Acusación confirmó el juicio oral.
“Muchas mujeres policías no se animan a denunciar los abusos y acosos como esto que pasó, ya sea por miedo a represalias o a ser expulsadas de la Policía. Pocas se animan a denunciar, lamentablemente”, le dijo a La Voz el abogado Carlos Nayi, quien representa a la mujer denunciante. “Son hechos repudiables de policías depredadores que se valen de su rol y de su rango para hacer lo que hacen”, añadió.
El comisario acusó a su vez a la suboficial. Esa presentación finalmente fue archivada.
Lo de Traslasierra, lejos está de ser un caso aislado.
Dos ex altos jefes de la Departamental Punilla, en Villa Carlos Paz, están imputados por haber supuestamente violado a subordinadas en la misma dependencia policial.
Por un lado, está preso un comisario inspector, imputado por abuso sexual reiterado, coacción y privación ilegítima de la libertad. Por otro lado, un comisario mayor está acusado por haber manoseado de manera reiterada a una policía en su despacho, a cambio de ascenderla.
La jefa de Policía, Liliana Zárate, reconoció implícitamente ante La Voz la existencia de abusos contra uniformadas. Nunca antes, una autoridad policial lo había hecho.
La comisaria general instó a todas aquellas mujeres uniformadas que hayan sido víctimas de abusos o acosos a denunciar y sin miedo.
Prometió ser inflexible con los comisarios o personal policial que sea abusador o acosador.
A todo esto, desde 2020, hay siete policías que se encuentran en situación pasiva (son de distinto rango) por denuncias de violaciones en la provincia de Córdoba. Así lo dispuso el Tribunal de Conducta Policial.
Todos esos casos están judicializados. Algunas de las víctimas son policías, otras civiles.
No se menciona en este informe los casos de comisarios y oficiales que han terminado condenados o imputados por episodios de violencia familiar. Tampoco, los casos de femicidios o tentativas.
Abusos, acosos y maltratos
Varias son las denuncias que se vienen acumulando en ámbitos judiciales por parte de mujeres policías contra jefes machistas y violentos.
Varias uniformadas, eso sí, han terminado con carpetas médicas, licencias o en tareas no operativas, por los trastornos sufridos.
Las denuncias son variadas. En esta nota no se dan nombres de los acusados ya que no están condenados, por el momento, por la Justicia.
Quien sí fue condenado y por abusos sexuales fue el comisario Adelqui Benegas, quien se desempeñó en Alcira Gigena. Se hacía llamar “el Sherif” ante todos y todas.
Recibió cinco años de cárcel.
A Benegas supo denunciarlo también Olga Meckler, una policía que, años después, fue asesinada en confusas circunstancias por un oficial.
Otro condenado, aunque por acoso, fue el policía Martín José Vanden Panhuysen. Se desempeñaba en Río Cuarto. La Justicia lo sentenció por haber amenazado a una subordinada con elevar un informe negativo si no accedía a tener relaciones sexuales.
Otro que fue condenado por violador fue el subcomisario Julio Ángel Sánchez (45). En el departamento Río Segundo abusó de dos hermanas menores de edad bajo el ardid de “sacarles el demonio del cuerpo”.
Por otro lado, no se puede dejar de mencionar que un comisario fue detenido en 2020 (en Monte Buey) acusado de haber violado en reiteradas oportunidades a una joven.
Quedó preso por abuso sexual con acceso carnal reiterado y planificado.
Otro policía fue enviado a juicio el año pasado por violar a una mujer en un auto en la Ciudad Universitaria.
El efectivo había sorprendido a la joven cuando estaba con su novio en la oscuridad. Presuntamente a cambio de no detenerlos, abusó de ella.
Malos tratos y hostigamientos
No todo es abuso y acoso sexual. Muchas policías son víctimas de maltratos y de hostigamientos varios.
“Otro gran problema son los maltratos, los hostigamientos por cuestiones físicas, incluso. ‘El dale gorda, dale’, es un clásico, lamentablemente. En San Francisco, corrieron a dos jefes por tratar mal a una pobre agente. Y los mandaron a otros lados”, comentó ayer una fuente judicial.
Zárate exhortó a uniformadas a denunciar agresiones y acosos
La jefa de Policía de Córdoba, Liliana Zárate, exhortó a que todas aquellas uniformadas que han sido o están siendo víctimas de abusos sexuales, acosos o malos tratos por parte de jefes o de oficiales superiores o compañeros, hagan la denuncia de manera inmediata.
La comisaria general dio garantías para quien denuncie, al tiempo que se mostró indignada por esta clase de hechos y prometió máximas sanciones y castigos a comisarios. Señaló que hay y habrá una política de tolerancia cero para los policías violentos que aún se desempeñan.
Zárate remarcó que en la Policía está la Dirección General de Control de Conducta, a cargo de María Paredes. “Goza de mi máxima confianza, tiene siempre predisposición a la escucha con las mujeres policías, para trabajar en materia de prevención, en materia de acosos, violencia intrafamiliar y de género”, añadió.
“Alentamos una política de tolerancia cero dentro de la institución a la violencia institucional, intrafamiliar y de género, sin otro propósito que evitar que este flagelo continúe costando vidas de manera absurda y lacerante”, sostuvo Zárate.
Por otro lado, la comisaria expresó: “Aspiro a que mi gestión, al frente de la institución, pueda contribuir a la erradicación de un flagelo de alcance universal del cual no se escinde ninguna sociedad, ni institución, ni reconoce clases ni pertenecías sociales”.
En otro orden, insistió que la Policía colaborará con la Justicia cuando se investigue a malos efectivos.
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