La Voz del Interior @lavozcomar: Malena Guinzburg y la revelación que tuvo de grande: La felicidad no es tan graciosa

Malena Guinzburg y la revelación que tuvo de grande: La felicidad no es tan graciosa

Lo que ayer nos hizo llorar, con la perspectiva que da el paso del tiempo es probable que nos haga reír. Al menos eso fue lo que le pasó a Malena Guinzburg cuando se reencontró con un viejo diario íntimo que escribió cuando era adolescente, y se dio cuenta de que era un material excelente para llevarlo a una rutina de humor.

Esa es la base de Querido diario, el show que este sábado la vuelve a traer a Córdoba y en el que habla “del amor (el desamor, en realidad), las redes, las dietas, el sexo, los boliches”, entre otras tantas cosas.

Y eso sí, asegura que todo es 100 por ciento autobiográfico y real. “Leo mi diario íntimo de la adolescencia, ¿qué más autobiográfico que eso?”, dice vía telefónica desde su hogar en Buenos Aires.

“Te soy recontrahonesta. Yo siento que si miento en el diario estoy como rompiendo un código. De hecho, hasta los nombres que leo son reales. Y no se me hubiesen ocurrido escribir las cosas que escribí. Era mucho más graciosa yo escribiendo deprimida que yo siendo guionista de humor”, admite la comediante.

Malena Guinzburg presenta

¿Cuántos años tenías cuando escribiste este diario íntimo?

–Entre 15, 16 años. Igual hablo de cosas de la actualidad, eso me sirve como puntapié para también hablar de cosas actuales.

–¿Hay una cuestión catártica, terapéutica de salir a hacer humor con el material que te dio sin saberlo aquella joven Malenita?

–Sí, para mí es re catártico. El otro día sentía como que ya le podría decir a mi psicóloga que ya fue, que ya con ese show me curé… pero después dije no, tengo que seguir un poco más (risas). Para mí la risa es sanadora, en general, me doy cuenta como la gente te recontraagradece la risa. Es re emocionante eso, sin caer en la demagogia. De pronto, con casos más extremos que te dicen, ‘mi mamá terminó una quimio y sos lo primero que viene a ver, hacía un montón que no se reía’. Para la gente, no pensar en los quilombos durante tu show es un montón.

–Ahora tenés 46. Lógicamente en estos escritos tenías la candidez y la inocencia de aquellos años, pero cuando pasa el tiempo todo se torna tragicómico. ¿Cómo creés que mirarías a la Malena de hoy pero dentro de 20 años?

–Y, a ver… yo hoy estoy contenta con lo que soy. Esa es la diferencia, yo no estaba contenta con esa nena, por eso creo que el resignificar tanto este diario, yo por momentos cuando me abstraigo un poco, digo estoy leyendo algo que para mí era un sufrimiento tremendo y hoy, posta, me da tanta felicidad y hace reír a tanta gente también, para mí es una resignificación muy espectacular. Yo creo que si en 20 años leo cosas que escribí hoy, creo que me va a dar más felicidad, aunque no soy tan graciosa. Pasa algo ¿sabés? La felicidad no es tan graciosa: yo tenía más material de show cuando estaba buscando novio que ahora que estoy re enamorada. Igual prefiero no tener más material y estar feliz en la vida, si me das a elegir.

–Otra cosa que sucede en este show es la interacción que vos proponés con el público que te cuenta sus cosas. ¿Te sorprenden las revelaciones íntimas que hacen a veces?

–Es como que logramos una intimidad. También me escuchan a mí contando esas cosas que se empiezan a soltar en algún momento. Como que dicen, ya está, vale todo. No obligo a nadie, no es que insisto, habla el que tiene ganas, nada más. Me parece que todos también tenemos una cantidad de cosas para contar, si nos ponemos a pensar las cosas que nos han pasado, hay de todo y no zafa nadie.

Malena Guinzburg presenta

–Y ahí también eso altera tu rutina, tenés que improvisar un remate con lo que te dice la gente. ¿En cuánto te altera eso o te ponen en un estado de alerta?

–Te pone en un estado de alerta que es hermoso, es como estar represente. A veces tal vez te cuentan algo que no es gracioso, o medio denso lo que te cuentan. Una vez una me vino con una historia que no era para chiste, y decís, ¿cómo salir de ahí sin que se genere un momento incómodo? Eso yo creo que es algo que uno también lo va logrando a medida que vas haciendo las funciones, hay algo de práctica de alguna manera.

–Militás el hecho de que no es un espectáculo para mujeres exclusivamente. Porque el diario íntimo era una práctica femenina…

–Hay como un prejuicio de que los espectáculos hechos por mujeres son solo para mujeres, que no está ese prejuicio con los shows de hombres. Vos no vas a ver un show de hombres y decís, ‘¿uy, pero las mujeres pueden ir?’. Los hombres se divierten aunque no hayan tenido diario: tuvieron hermanas, compañeras, también fueron adolescentes. Y espiar ese mundo puede ser divertido. Y también hablo de cosas actuales y más zarpadas, hablo de sexo, y ahí sí que no me vengan los hombres que no lo vivieron.

El encuentro con el Papa Francisco

Hace un año, Malena fue invitada por el Vaticano a una audiencia con el Papa Francisco junto a estrellas de Estados Unidos de primera línea del humor. “Uy, fue una locura. Todavía de pronto ve una foto y digo, ¿qué? ¿yo estuve ahí? ¿Qué onda eso? Fue hermoso y por mí que lo hagamos todos los años. Le voy a decir a Francisco, ‘che, que no se corte en Buenos Aires’.

–¿Qué tal Francisco?

–Repiola, nos cagamos de risa (risas). No, fue muy amable todo, la verdad. Fue relindo, emocionante. Hablamos mucho de la importancia del humor.

–¿Y de los otros monstruos que estaban ahí? ¿Cuál fue el que mejor te cayó? ¿Alguien tuvo ínfulas de estrella?

–Yo estaba embobada. Decí que estaba con mi novio, porque si no me le tiraba encima a Jimmy Fallon. No hubo mala onda. Después había tal vez más timidones. Jimmy Fallon fue el más divertido, parecía como el animador del show. Whoopi Goldberg la veía como más tranquila, también es una señora grande, pero no es que estaba antipática. Chris Rock superbién también. Aparte, no es que yo los había ido a ver y estaba yo desde un lugar cholulo. Estábamos todos como en la misma, éramos todos invitados.

Para ver

Malena Guinzburg presenta Querido diario el sábado 2 de noviembre en la Ciudad de las Artes. Entradas en autoentrada.com.ar.

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