Los riesgos de una deficiente calefacción de hogares
Con la llegada de los primeros días fríos del año, hemos vuelto a informar de accidentes domésticos vinculados con el uso de artefactos para climatizar ambientes. No hubo sólo casos de intoxicación con monóxido de carbono, sino también fallecimientos e incendios.
En apenas dos semanas, se reportaron públicamente cinco casos graves en la ciudad de Córdoba y uno en Chuña. A esos casos extremos hay que agregar otros incidentes menores.
El primer caso capitalino ocurrió en barrio Pueyrredón: un hombre de 79 años perdió la vida al incendiarse su casa. La principal hipótesis que busca corroborar la investigación en curso señala una falla en la calefacción.
Luego, en barrio Parque República, cuatro niños inhalaron monóxido de carbono por el encendido de un brasero y necesitaron asistencia de oxígeno en un hospital.
El siguiente fue en barrio Yofre: un matrimonio y sus dos hijos se intoxicaron a raíz de un incendio que dejó pérdidas totales en su vivienda.
Más recientemente, un incendio afectó una residencia geriátrica en barrio Argüello, lo que implicó la evacuación de 29 personas, dos de las cuales resultaron intoxicadas con monóxido de carbono. Y un hombre de 44 años murió en una vivienda del barrio Alta Córdoba por inhalación de monóxido de carbono.
En la localidad de Chuña, unos 160 kilómetros al norte de la ciudad de Córdoba, una familia completa –un matrimonio y sus cinco hijos– debió ser derivada al hospital de Deán Funes por inhalar monóxido de carbono. Habían encendido un brasero para protegerse del frío.
Estas noticias se repiten todos los años, con las mismas dramáticas consecuencias. En el país se reportan cada año unos 40 mil casos y alrededor de 250 fallecimientos por monóxido de carbono. En 2023, en Córdoba se registraron seis muertes por esta causa. Por eso es necesario actuar de manera preventiva.
Al monóxido de carbono lo puede generar cualquier artefacto que funcione sobre la base de material combustible –gas, petróleo, carbón, kerosén, nafta, madera, plásticos, etcétera–, si hay alguna deficiencia en la combustión.
En ambientes cerrados, por la falta de ventilación, ese gas se vuelve muy venenoso, capaz de dejar inconsciente a una persona en cuestión de minutos.
Como es un gas inodoro e insípido, que no puede ser percibido a simple vista ni con el olfato, y que tampoco irrita los ojos ni la nariz, al fallecimiento por monóxido de carbono se lo conoce como “la muerte silenciosa”.
Si bien el brasero suele ser el artefacto que más se menciona en este tipo de accidentes, la combustión problemática puede originarse en calefones, termotanques, calderas, estufas, salamandras, cocinas, anafes, calentadores y hornos a gas o leña.
En consecuencia, las recomendaciones más básicas apuntan a controlar la instalación y el buen funcionamiento de todos los artefactos que se utilizan para calefaccionar la vivienda, lo que significa, en la práctica, una revisión periódica a cargo de un especialista; usar artefactos de tiro balanceado; no utilizar las hornallas o el horno de la cocina para aclimatar un ambiente, e instalar rejillas de ventilación.
Cada quien es responsable del estado general de su vivienda. Actuemos en consecuencia, para no ser protagonistas de tragedias evitables.
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