La Voz del Interior @lavozcomar: Los planes argentinos sacudidos por los vaivenes de Estados Unidos y de Medio Oriente

Los planes argentinos sacudidos por los vaivenes de Estados Unidos y de Medio Oriente

En el complejo entramado de la economía global, cada movimiento de los gigantes económicos impacta en las economías emergentes. La economía mundial viene de un ciclo inflacionario muy fuerte, producto de las medidas expansivas de la pandemia. Las medidas posteriores que se tomaron para revertir la inflación funcionaron inicialmente, pero se estancó el impacto sobre el nivel de precios. Los bancos centrales están adaptando su política monetaria. Mientras el mundo se adapta a la pospandemia y busca el equilibrio entre la inflación y el crecimiento, Argentina se enfrenta con aguas turbulentas internas y externas.

Estados Unidos, como epicentro económico mundial, presenta un persistente déficit fiscal, que de 20% en pandemia cayó al 4% del PIB. Pero ahora está en 7,5%. Todo en el entorno de una sólida recuperación económica que a la vez dificulta la normalización de su política monetaria: las empresas contrataron en marzo a más trabajadores de lo previsto, al tiempo que aumentaron los salarios, terminando el primer trimestre positivamente. La economía norteamericana está superando economías similares mundiales, a pesar de las subidas de tasas de la FED desde marzo de 2022, para sofocar la inflación. La raíz estaría dada en que las empresas yankees se aseguraron unos costos de endeudamiento más bajos antes del ciclo de endurecimiento de la FED, lo que las aisló frente a unas tasas más altas. A contramano de lo que los libros de economía postulan, se está dando la paradoja de aumentos de tasas de interés, pero con una actividad económica que no cae lo suficiente, impulsado por el déficit fiscal, la caída de la tasa de ahorro y aumento del gasto privado. Por estos motivos, la FED no va a poder bajar la tasa en el corto plazo.

En materia de activos financieros, los parámetros muestran que EE.UU. se encontraría experimentando una burbuja. En un año de elecciones, donde parece que habrá un giro de Joe Biden a Donald Trump, el Value Line de Wall Street y el Russell 2000 tienen acciones que aún están a la mitad de lo que valían en el techo del 2021. En este marco, se presentan ciertos problemas en bancos regionales, como el caso del New York Community Bancorp (NYCB), al que la Bolsa de Nueva York paralizó la cotización de sus acciones para contener la volatilidad producida cuando la entidad salió a buscar liquidez. Esta volatilidad seguirá si las tasas siguen altas, así como en el sector de real estate.

En Europa, donde se pudo controlar la inflación, la situación es diferente. Allí se pudo controlar la suba de precios y se está encaminando a una baja de tasas. En el caso de China, la deflación es debido a un exceso de ahorro que demanda una reestructuración importante de la economía. Ya no es la locomotora del mundo, sino que lo es India.

Tras el ataque de Irán a Israel (como represalia al bombardeo a Siria), los mercados se pusieron en alerta ante un posible cisne negro que afecte los precios de la energía y petróleo a escala mundial. Una interrupción en el epicentro del conflicto donde se produce más del 30% del crudo global y pasan por allí el 28% de todos los envíos marítimos (18.5 millones de barriles, según la OMC), haría temblar el comercio mundial.

Los precios del oro también se verían afectados ante la búsqueda de solidez por la incertidumbre, en un contexto en que las tasas de interés altas impactan en el precio de los granos. En este sentido, es clave el rol de la diplomacia para evitar la escalada.

Unificación cambiaria

Este panorama mundial influye directamente en Argentina, que busca recuperar su acceso a los mercados financieros internacionales para salir del cepo, en una semana marcada por el viaje del ministro Nicolás Caputo para reunirse con el FMI, con el objetivo de demostrar el sobrecumplimiento de las metas acordadas, o la reunión organizada en Washington por el JP Morgan con más de 300 fondos de inversión. La política monetaria se presenta como un desafío, ya que el país debe equilibrar la necesidad de controlar la inflación con la de estimular el crecimiento económico.

Ilustración de Eric Zampieri

Las tasas de corto plazo van a tardar en bajar en el mundo y la consecuencia de esto es un menor flujo de capitales. En cuanto a la tasa de largo plazo, esta va a ser más alta. Ya no va a ser un mundo de tasas del 1% sino del 4% con tasas reales positivas. El escenario de hiperliquidez no va a volver y menos con tasas de la FED del 5.5%.

La pregunta es cuándo va a recuperar Argentina el acceso al mercado de capitales, pensando que los vencimientos de enero de 2025 van a ser importantes. En manos extranjeras, no hay grandes vencimientos este año. La deuda en moneda nacional está en manos del Gobierno. Pero el promedio histórico muestra que los argentinos compran entre U$S 20 mil millones y U$S 30 mil millones en el mercado de capitales, como consecuencia de la desconfianza en el país. Si estas compras se bajaran en U$S 10 mil millones de compra de divisas, muchos problemas de financiamiento se podrían resolver.

En este sentido, la unificación cambiaria emerge como un paso crucial. Sin embargo, el proceso debe ser gradual y cuidadoso para evitar perturbaciones en la economía. Además, Argentina debe gestionar hábilmente sus relaciones comerciales internacionales, enfrentando desafíos como la competencia de otros países y las barreras comerciales.

Con la devaluación se generó una inflación que viene bajando en línea con el escenario de recesión reinante. Esto, junto con la mayor exportación agropecuaria, ayudan a acumular reservas. Por el lado de las importaciones, el Bopreal descomprime los pagos al exterior, pero sigue habiendo un cepo muy estricto donde la baja de tasas se da en un contexto en el que no está claro el régimen monetario y cambiario al que vamos: ¿Canasta de monedas? ¿Competencia? ¿Tipo de cambio fijo? ¿Tipo de cambio flotante? No es lo mismo la regla monetaria según se opte por uno o por otro.

El temor a sacar el cepo tiene que ver con qué va a pasar con el tipo de cambio. El Gobierno acumuló compras por U$S 13 mil millones en las reservas, pero estas todavía se encuentran al límite. Por otro lado, hay pesos en el mercado reprimidos que generarían una presión adicional. El deadline puesto por el presidente Javier Milei para levantar el cepo era el mes de julio, pero la falta de dólares lleva a reprogramar el plazo para diciembre. Con un riesgo país de 1.300 puntos y una tasa de la FED de 5,5%, lleva a que tomar deuda en el mercado sea con una tasa de 18,5%. Un precio muy alto para conseguir dólares. Aprovechando los dólares de la cosecha, una alternativa que surge es ir liberando el cepo mediante prueba y error observando los impactos en el tipo de cambio.

En esta encrucijada, es fundamental que la Argentina comience a expandir su economía bajando la tasa de interés para que se reactive el crédito más que los depósitos. Dado que la unificación del mercado cambiario no se puede hacer de un día para el otro, ¿quizás la opción sería ganar un poco menos de reservas, permitir más operaciones en el mercado cambiario y bajar las tasas para poder unificar en el segundo semestre?

¿Qué tipo de cambio tiene que tener Argentina?

Las crisis por atraso cambiario han sido costosas de corregir y han llevado a la caída de programas, como por ejemplo el fin de la convertibilidad o el fin de la Tablita Cambiaria. Por más que la inflación esté bajando, el riesgo existe si no se corrige a tiempo la política cambiaria.

Determinar el tipo de cambio real y de equilibrio es muy difícil, dado que una devaluación actualmente puede ser costosa en materia de precios y en materia social. Pero si pensamos que el tipo de cambio real que necesita Argentina, debe ser aquel que permita acumular reservas y tranquilizar la incertidumbre en primer lugar para luego llevar a una situación de crecimiento sostenido, mayor rentabilidad empresarial, mejora del empleo y recomposición del poder adquisitivo.

En resumen, si bien la recuperación económica global ofrece oportunidades, también plantea riesgos en términos de inflación, con altas tasas de la FED y volatilidad financiera. En este entorno cambiante, el desafío debe estar centrado en lograr la estabilidad económica a largo plazo, encontrando el tipo de cambio real de equilibrio ideal.

(*) Economista y directora general de ICDA-Universidad Católica de Córdoba (UCC).

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