Los libros de 2024: los destacados, los imperdibles, los más hermosos
Los elegidos por Javier Mattio
En El Pensamiento, de César Aira (Penguin Random House)
El Aira que narra la infancia es un Aira al cuadrado, feliz en su mundo de ligereza blanca e imaginación desenvuelta. Por eso la novela que vuelve a un terruño proustiano en el microscópico pueblo de El Pensamiento brilla con nostálgica luz propia, entre las presencias adultas de un padre emprendedor, una madre comprensiva y un preceptor caligráfico, y la misteriosa desaparición de una locomotora que prefigura al tren aireano.
Aliens y anorexia, de Chris Kraus (Caja Negra)
La crítica al sistema se vuelve descarnadamente lúcida en esta novela indispensable de la autora estadounidense (Amo a Dick), la última suya de las que faltaba traducir al castellano, en que se entrelazan iniciación contracultural, ensayo filosófico y perfil biográfico. Simone Weil es el emblema mayor de un texto que parece hallar la clave (extraterrestre y anoréxica) con la que socavar la lógica de un capital que lo engulle todo.
El último lobo, de László Krasznahorkai (Sigilo)
El gran heredero húngaro de la desesperación europea y reciente ganador del premio Formentor tiene su primera edición local, un relato breve que gira en torno a un viaje vertiginoso a Extremadura. Con elocuentes y digresivos recursos, el narrador le evoca a un barman adormecido la pesquisa que lo llevó a averiguar la desaparición del último lobo de la región española, en un trance que fusiona ecología y condena mesiánica.
El bar de Joe, de José Muñoz y Carlos Sampayo (Salamandra Graphic)
La dupla de autores argentinos, que es una de las más renombradas de la historieta mundial, vuelve a sorprender desde el pasado con la primera edición integral de una de sus obras capitales, contigua al clásico Alack Sinner. Acá se luce el bar neoyorquino a donde concurría aquel detective, y el conjunto variopinto de asistentes que reviven en sus historias cruzadas los rasgos de una época tumultuosa, soberbiamente ilustradas por Muñoz.
Theodoros, de Mircea Cartarescu (Impedimenta)
Si bien ya había abordado pasajes históricos transfigurados por el mito en su descollante obra previa, el autor rumano concentra ese procedimiento en un único volumen en esta epopeya ambiciosa, bizantina y divina que sigue en segunda persona las andanzas de aquel que será el “Emperador de Emperadores” de Abisinia. Tentado de escribir su propia Cien años de soledad, Cartarescu logra abrir de nuevo el dique de su fabulación colosal.
Los elegidos de Ernestina Godoy
Bien tarde en el día, de Claire Keegan (Eterna Cadencia)
Siempre se celebra una novedad de Keegan. Su estilo ha permanecido intacto a través de las modas literarias y esta nouvelle da cuenta de ello. En casi 60 páginas, Keegan condensa el retrato de una historia de amor a través de las vivencias del protagonista en un solo día. La autora se luce con una prosa filosa y sencilla, y en la precisión de los detalles, que es donde se esconden las semillas del destino.
Ricardo Piglia a la intemperie, de Mauro Libertella (Universidad Diego Portales)
Sin caer en un homenaje pomposo y exagerado, Libertella ofrece un acercamiento a la vida de uno de los escritores sobresalientes de la literatura argentina. Entre detalles de la rutina del biografiado, el autor ensaya líneas interpretativas de su obra y su relación con el campo literario del momento. Esos pasajes casi ensayísticos enriquecen los límites difusos entre la vida y la obra Piglia, como el diario personal que escribió toda su vida.
Deseo postcapitalista, de Mark Fisher (Caja Negra)
La claridad conceptual y la mirada profundamente crítica de Fisher les dan un tono casi profético a sus análisis. Deseo postcapitalista reúne cinco clases de un seminario que el autor dejó inconcluso. Es un libro que ilumina y angustia por la facilidad con la que anticipó en 2016 el escenario social y político de la actualidad. Sorprende, además, que sin siquiera pensar en Argentina, sus aportes sean provechosos para entender nuestro presente.
Vida de vivos, de María Moreno (Random House)
Si de observar se trata, nada escapa a los ojos de María Moreno. En esta compilación de conversaciones y retratos, la periodista argentina pone la palabra al servicio de lo que ve y de aquello que se oculta pero no escapa a su olfato. En estas páginas se encuentran figuras dispares y también afines como Silvina Bullrich, Jorge Porcel, Loana Berkins y Jorge Luz: voces de nuestra identidad nacional.
Cuadros de una exposición, de Carlos Schilling (Factotum Ediciones)
A lo largo de cinco relatos, el escritor cordobés despliega una prosa elegante y precisa, ya sea que la historia se emplace en una galería de Córdoba o persiga las ensoñaciones de un profesor de francés sobre el fantasma de una mujer. Algunos personajes son cercanos, otros remotos, pero invocan, a veces sin quererlo, fragmentos de la historia y la cultura soviética. Schilling ofrece historias con viajes propios que incluyen y enriquecen al lector.
Los elegidos por Gustavo Pablos
El hechizo del verano, de Virginia Higa (Sigilo)
En 2017, Virginia Higa se fue a vivir a Suecia con su esposo. Las crónicas y los ensayos de este libro son un testimonio fresco, amigable y agudo del proceso de adaptación al nuevo país, donde, entre otras cosas, se convirtió en madre y además debió poner en juego cuerpo y mente para hacer –y adaptarse a– diversas actividades que le permitieran encontrar un lugar en el nuevo contexto.
Esa gente que no conocemos, de Lydia Davis (Eterna Cadencia)
Cada nuevo libro de Lydia Davis es motivo de felicidad para sus lectores. A una década de Ni quiero ni puedo, esta colección de textos demuestra la versatilidad de la autora para experimentar con destreza e ingenio las posibilidades de la narración breve, sin caer en fórmulas repetidas y, en caso de hacerlo, dar una vuelta de tuerca y salir airosa.
La sagrada mercancía, de José Luis de Diego (Ampersand)
En siete ensayos, el autor analiza la creación de catálogos editoriales y su impacto a nivel social y cultural en las últimas décadas en Argentina, haciendo hincapié en los años sesenta y setenta. La edición, la influencia de proyectos clave y la importancia de sellos y catálogos en la conformación de un canon, proyectos que muestran la tensión entre el libro como obra literaria y como objeto de circulación y consumo.
Un puñado de flechas, de María Gainza (Anagrama)
La autora vuelve y confirma el estilo personal y suelto que inició en El nervio óptico: esa extraña mezcla de crítica, biografía y autoficción que a veces se vale de curiosidades, datos al margen y episodios laterales para escribir sobre arte argentino y latinoamericano. Un recorrido por historias fascinantes e incluso sorprendentes.
El sentido del humor, Alexandra Kohan (Paidós)
Con una prosa amable y con los tecnicismos apenas necesarios, Kohan demuestra de qué manera la invención del inconsciente por parte del psicoanálisis abrió una puerta alternativa y complementaria para pensar el humor y la comicidad. Lejos del cálculo, la voluntad y la intención, el acontecimiento humorístico es la irrupción en la lengua del sujeto de un saber desconocido en el plano consciente.
Los elegidos por Demian Orosz
El cielo de nuestras casas, de Miguel Ángel Barroso (Antipop Editorial)
Ambientes semirrurales como los de sur de la provincia de Córdoba constituyen el escenario de El cielo de nuestras casas, el primer libro de cuentos de Miguel Ángel Barroso. Se trata de un conjunto de historias que tocan los puntos neurálgicos que hacen temblar; sostenidas, en algunos casos, en escenas escalofriantes. Algo tenebroso se incrusta en lo cotidiano, el apetito sexual se enreda con un horror sin nombre, lo conocido se vuelve siniestro. No hay nada estrictamente sobrenatural en los cuentos, sino insinuaciones del lado oscuro de la existencia, vibraciones del pavor que provoca no tener palabras para nombrar lo que pasa.
Escribir cartas como quien canta, de Diego Vigna (Lote 11)
Un minucioso trabajo de investigación permitió la exhumación del epistolario de Daniel Moyano que es Escribir cartas como quien canta, libro de Diego Vigna con el cual la editorial local Lote 11 ganó la última edición del premio Burnichon. Fue una verdadera gesta de arqueología informática recuperar este material hasta entonces inédito. La edición prescinde de cronologías y de los datos de los interlocutores a quienes iban dirigidas las cartas que Moyano escribía desde su exilio madrileño, de modo que el género epistolar se vuelve música, como si el autor de Tres golpes de timbal improvisara notas en un piano o jugara a soltar la voz.
Tinto, rosado, blanco, naranjo. Un viaje con mi mamá, de Beibi Kebab (Fruto de Dragón)
De sus diarios íntimos, llenos de dibujos, la artista porteña Beibi Kebab extrajo el relato de un viaje a Mendoza con su madre. Además de visitar la tierra del sol y del buen vino, con derivas hacia episodios históricos que tuvieron como escenario esa región, esta novela gráfica propone una excursión al pasado familiar, que permite asomarse a fragmentos de vidas sacudidas entre la Argentina y Europa. En Tinto, rosado, blanco, naranjo. Un viaje con mi mamá, hay también una travesía sensorial, una invitación al goce visual concretada en la delicada edición de la editorial cordobesa Fruto de Dragón.
Borderline Carlito, de Carlos Busqued (Blatt & Ríos)
Carlos Busqued ejercía el arte de injuriar con un filo verbal único. Un sólido bloque de desesperación por los males y los dolores del mundo atado a la noble tradición de putear lo más cercano. Borderline Carlito es una selección de escritos de su blog, en el que el autor chaqueño daba rienda suelta a su curiosidad oscura, a sus exploraciones en los territorios más bizarros de la cultura. Su etapa cordobesa queda ampliamente relevada en el rosario de invectivas que le dedica a la ciudad, a su gente, a sus medios de comunicación. El libro incluye numerosos pasajes que no fueron incluidos en su novela consagratoria Bajo este sol tremendo.
Hilvanar un cuerpo, de Sofía Sartori (Desierto Rosa)
La tradición de polinización cruzada entre escritura y artes visuales adquiere una preciosa inflexión en Hilvanar un cuerpo, el libro de Sofía Sartori que abrió la caja de Pandora de la editorial Desierto Rosa. En este primer título del sello local, la artista teje una sutil selección de poemas de Emily Dickinson con el trabajo en textiles que pueden parecer siluetas de cuerpos, moldes o prendas. En la tarea de empujar los límites de lo que se considera libro, este año Desierto Rosa dio a luz también a La noche, la sombra y las almas, de Lucía Von Sprecher, y a Golpe de tierra, de Marisol San Jorge.
Los elegidos por Rogelio Demarchi
Revolución, de Juan Pablo Meneses (Tusquets)
Combinando “revolucionariamente” crónica y ficción, Meneses parte de un acontecimiento real y se las ingenia para impactar sobre la realidad misma y modificar sus coordenadas, cambio que afecta la narración. El acontecimiento es este: pocos días después de dar el golpe de Estado, el dictador Augusto Pinochet ordena que desaparezca una estatua del “Che” Guevara, que continúa desaparecida hasta hoy, como si fuese uno más de los detenidos-desaparecidos.
Tierra de campeones, de Diego Zúñiga (Random House)
Atrapante versión ficcional de la vida del chileno Raúl Choque, campeón mundial de caza submarina a comienzos de la década de 1970. Pero no es una novela biográfica. Aquí el campeón se llama Chungungo Martínez y a la historia la cuenta uno de sus amigos de la infancia, que intenta reconstruir su historia tiempo después, sin haber estado a su lado, a través de emotivos y significativos fragmentos.
El fuego de la imaginación. Obra periodística I. Libros, escenarios, pantallas, museos, de Mario Vargas Llosa (Alfaguara)
145 artículos periodísticos escritos entre 1963, cuando aún no había cumplido 30 años, y 2020, una década después de que recibió el premio Nobel de Literatura. (Hay un par de excepciones que remiten a discursos y a conferencias; no importa, no se nota la diferencia). Es periodismo cultural del mejor nivel. Literatura, teatro, cine, artes plásticas, arquitectura, reflexiones sobre las bibliotecas y los museos. Para leer y releer.
Izquierda no es woke, de Susan Neiman (Debate)
Excelente diagnóstico sobre el extravío global de la izquierda: abandonó sus ideas filosóficas centrales (“un compromiso con el universalismo frente al tribalismo, una distinción clara entre justicia y poder, y una creencia en la posibilidad de progreso”) y adoptó políticas identitarias para grupos marginados, definiendo la reivindicación de cada minoría como derechos particulares y no como derechos humanos universales. No tiene un programa para todos, sino solo para los “diferentes”.
Una historia de cómo nos endeudamos, de Ariel Wilkis (Siglo XXI)
Un profundo análisis de cómo nos hemos endeudado los ciudadanos a lo largo de 40 años de democracia, en relación directa con los fracasos de los distintos ciclos políticos, que siempre nos prometieron alguna ampliación del mercado del crédito. Nuestras expectativas políticas siempre se licúan en nuestras deudas, sostiene Wilkis. Nuestra ilusión de ascenso social y bienestar económico se frustra cuando lo que nos queda es la deuda.
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