Las semifinales de la Champions League y el “off-side” del Bernabéu
Las semifinales de la Champions League dejaron muchos rostros felices y animados festejos en algunos rincones de Europa, pero también generaron una tumultuosa catarata de broncas cruzadas después de cada uno de los partidos, en especial el que se jugó en el Bernabéu: la prensa alemana enojada con el árbitro por haber perjudicado a Bayern Múnich; comentaristas germanos enojados con el técnico saliente de Bayern Múnich, Thomas Tuchel, por haber sacado del campo a Kane; el técnico Tuchel enojado con el árbitro y el juez de línea y con el resultado del partido; y los hinchas de Bayern enojados con el árbitro, con el juez de línea, con Tuchel, el clima y la suba del precio de la energía.
Pero la mayor parte de estas furias alemanas están dirigidas hacia la dupla que conforman el árbitro Szymon Marciniak y el línea Michal Listkiewicz, ambos polacos, lo que genera una preocupación geopolítica extra en la volátil realidad europea al punto que algunos analistas especulan si no convendría mover algunos tanques de la frontera de Bielorrusia hacia la frontera germana. Los especialistas en este tema recuerdan que los alemanes tienen cierta propensión histórica a invadir Polonia por motivos diversos.
Pero el enojo con estos árbitros polacos podría tener connotaciones transcontinentales porque el cuestionado línea Listkiewicz, que marcó con automatismo robótico el supuesto fuera de juego que frustró el empate agónico de Bayern, es hijo de Michal Listkiewicz, asistente de Codesal en la final Argentina-Alemania del Mundial del ‘90, árbitro que no está muy bien conceptuado en Argentina por el infame penal cobrado a favor de los germanos en aquel memorable encuentro.
“Es evidente que los Listkiewicz mantienen viva una tradición familiar hacia las polémicas arbitrales por lo que en la Uefa pusieron la lupa en una posible tercera generación de jueces de línea de ese apellido para ponerse a cubierto, o al menos estar advertidos, de nuevos problemas a futuro”, expresó en modo de confidencia un dirigente del viejo continente.
La prensa alemana sigue prendida fuego por la actuación de la terna polaca. Los diarios Bild, Welt y Die Spiegel no tienen ningún reparo en denunciar su error garrafal pero, como siempre es el ultrasensasionalista periódico Leberwurstzeitung, el que fue más lejos al exigir desde un editorial flamígera que Berlín solicite a Interpol un pedido de captura internacional contra “Marciniak, Listkiewicz y otros”, bajo cargos de “asociación ilícita y robo en flagrancia ante millones de testigos”.
De todos modos, los analistas de la furia alemana contra el arbitraje del Bernabéu consideran que hace 34 años la prensa germana no tuvo la misma reacción frente al arbitraje de Codesal y su fiel asistente polaco en la final italiana que, además del penal para Alemania, expulsó a dos jugadores argentinos. Una versión imposible de confirmar asegura que en algún lugar de Alemania fue descubierta una escultura ecuestre en bronce de Codesal.
“La hicieron ecuestre para que parezca un prócer prusiano, pero la figura que está sobre el caballo está vestida de árbitro y tiene un silbato en la boca, no hay dudas de que es Codesal”, afirmó un testigo bajo reserva de identidad.
Esta falta de coherencia a la hora de evaluar la eficiencia y la buena o mala intención de un árbitro hizo que cobrara vigencia una vez más la sentencia del filósofo futbolístico brasileño Joao Caipiroska quien dijo: “Los únicos árbitros malos son los árbitros que te duermen”.
Pero además de los enojos, la final de Madrid dejó picando un enigma a partir de las declaraciones del técnico Thomas Tuchel, quien al referirse a la actuación del árbitro dijo que lo que ocurrió en la última jugada “por algo habrá sido, no sé si sabremos dentro de 50 años por qué pasó”. De estas palabras del entrenador se desprende que por lo menos habrá que esperar hasta el año 2074 para conocer las razones el coordinado despropósito de la dupla árbitro-juez de línea en el partido, aunque en realidad ni siquiera Tuchel lo plantea como una certeza. En general los asuntos de Estado más urticantes reciben el sello de “documentación reservada” lo que significa que se deben esperar 50 años para su desclasificación. ¿Existe un documento reservado de la Uefa sobre lo ocurrido en el Bernabéu? ¿se esconde algo detrás de ese offside que encendió los ánimos de los hinchas de Bayern Munich?
Tuchel sumó así un nuevo elemento conspirativo a una larga lista de situaciones bajo sospecha que el fútbol acumula a lo largo de su historia. Los hinchas perjudicados no solo no olvidan estas situaciones sino que creen con fe religiosa que a sus equipos les tocó ser víctimas de fuerzas ocultas y siniestras manejan los hilos del fútbol. Algunos son tan creyentes que en una instancia decisiva más que rogar una buena actuación del equipo piden que esas fuerzas oscuras por la razón que sea les sean favorables.
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