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Las emociones ante el desastre del fuego: las claves de la mirada psicológica

“Córdoba tiene una gran virtud: no tenemos que lamentar víctimas”. La frase del gobernador Martín Llaryora es incompleta. Consultado sobre la situación de los incendios forestales en la provincia, el mandatario reconoció la fortaleza de los vecinos que, a pesar de la grave situación, fueron responsables en evacuarse de sus hogares cuando fue necesario. Más allá de que este año no se registraron muertos, hay víctimas de los incendios.

La acción del fuego en la provincia de Córdoba provoca enormes daños en el ambiente, así como a propiedades y a la vida de las personas.

Existen otras heridas que se despiertan ante este tipo de situaciones y que, según los casos, son necesarias atender. “Desde la psicología se llama primeros auxilios psicológicos a la asistencia que se brinda en situaciones de desastre o catástrofes. Las personas sufren de diferentes modos y niveles”, sostuvo el psicólogo cordobés Diego Tachella.

Las llamas, en Capilla del Monte, Valle de Punilla. Un vecino utiliza una manguera para mojar la vegetación seca a la vera del camino. (La Voz)

Frente al panorama de los grandes incendios de este año, desde distintos sectores se solicitó la intervención de psicólogos formados en esta área.

Alejandra Rossi es especialista en intervención en crisis y junto a un equipo de profesionales de Salud Mental de la Provincia y de la Secretaría de Extensión de la UNC, viajó a Villa Berna (Calamuchita) y a Capilla del Monte (Punilla).

La visita del equipo de psicólogos coincidió con el relevamiento de daños del área de Desarrollo Social provincial, por lo que la tarea estuvo limitada. “La articulación es lenta. Cuando fuimos a Villa Berna ya no había evacuados, y al llegar a La Cumbre para trabajar con los bomberos tuvieron que irse a un nuevo foco. Finalmente conversamos con algunos de ellos en el aeródromo y con otros en la base operativa de Capilla del Monte. Los notamos cansados y con ganas de hablar”, agregó.

El equipo de especialistas volverá en estos días para un mayor despliegue y abordaje de la tarea.

Fuego en Córdoba. Bomberos a la vera de la ruta 38, combatiendo el fuego a la altura de Dolores y Capilla del Monte. (La Voz)

“El enfoque que proponemos es comunitario, no hospitalocéntrico. El objetivo es realizar una escucha activa, donde la persona pueda expresarse libremente, intentar buscar alguna solución en lo pequeño y dar esos primeros pasos”, indicó.

Córdoba ya tiene tradición en esta área con experiencias que van desde el alud de San Carlos Minas, la explosión de la Fábrica Militar en Río Tercero, el accidente del avión de Lapa, la inundación en Sierras Chicas y los incendios más severos de las últimas décadas.

Los principales síntomas

Tachella explicó que las personas pueden padecer una situación de desastre de diferente manera. “Puede experimentar un estrés agudo (durante la situación o inmediatamente al terminar la misma) y sus manifestaciones emocionales abarcan desde desorientación, confusión, irritabilidad, culpa, o vergüenza por haber sobrevivido, ansiedad, miedo, paralizarse, llanto, tristeza, estado de alerta exagerado, sensación de irrealidad o aturdimiento. Y también síntomas físicos (temblores, agotamiento, dolor de cabeza o pérdida del apetito).

En base a la experiencia, Rossi sostuvo que el acompañamiento psicológico resulta importante en este contexto. “La gente necesita hablar y expresar cómo se siente. Tanto aquel que tuvo una pérdida importante cómo quién se quedó solo en su casa y tuvo las llamas muy cerca”, señaló.

El abordaje de los primeros auxilios psicológicos en un lugar de evacuación suele ser complicado. Hay muchas personas en circulación constante y cuesta delimitar un espacio físico de trabajo. La visita domiciliaria es distinta, allí se puede conversar en la vereda o dentro del domicilio.

Reacciones ante una catástrofe

Tachella señaló cuatro tipos de respuestas individuales a los eventos catastróficos que se pueden identificar con facilidad:

  • Reacciones normales: aquellos que se pueden mantener calmos y los que presentan el síndrome general de adaptación (sudoración, temblores, náuseas, debilidad) y dificultades para pensar con claridad de manera transitoria.
  • Reacciones paralizantes: personas que se quedan paradas o sentadas en medio de la situación caótica, no responden al hablarles y no parecen en condiciones de cuidarse por sí mismas, presentan conmoción, inhibición o estupor.
  • Reacciones hiperactivas: por momentos hacen sin un propósito definido, hablan de manera acelerada o hacen bromas inadecuadas, sugerencias y demandas que son inaceptables, no toleran las distracciones por mínimas que sean y se muestran muy irritables ante ideas que no sean las suyas.
  • Reacciones corporales: aquí el extremo es la llamada histeria de conversión donde algunas personas pueden hasta dejar de ver y oí al transformar su angustia en la creencia de que alguna parte de su cuerpo han dejado de funcionar.

“Muchas veces las reacciones se dan en fases, primero es el shock, la inhibición, el estupor y la sensación de la irrealidad que conlleva una suspensión de la actividad. Luego puede aparecer una reacción que se caracteriza más por el pánico y la agitación psicomotora. Esta suele ser de duración breve y da paso a la vuelta a la normalidad, y permite que las personas puedan ayudar a otras y retomar la funcionalidad en un estado emocional más tranquilo y controlado”, dijo Tachella.

Falta prevención primaria

“Siendo que el fuego es el desastre prevalente en Córdoba, falta prevención primaria. No bastan las alertas comunitarias, es necesario que los ciudadanos conozcan más sobre las tareas que se realizan, qué cuidados tener, en qué pueden ayudar y en qué no”, reflexionó Rossi.

“La sensación de impotencia ante la naturaleza desbocada de los incendios, de las ráfagas de viento y calor, la frustración ante la imposibilidad de controlar lo que sucede puedo provocar que algunas personas descarguen sus emociones con los que puedan considerar responsables de lo que está sucediendo, en este caso bomberos y personal de los Etac”, comentó Tachella.

Los bomberos reciben capacitación en primeros auxilios psicológicos en los cuarteles.

Ambas fuentes advirtieron que en un contexto como el actual de incendios complejos, las redes sociales tienen un poder de amplificación de mensajes, que muchas veces no ayuda, y que por el contrario perjudica la tarea. “Se corre la bola de un rumor, se toma como cierto un comentario sin chequear y esto puede provocar reacciones violentas o inadecuadas”, indicó uno.

Rossi contó que los bomberos –a quienes capacitan en los cuarteles– mostraron preocupación por las agresiones que hubo. “Nunca había sucedido esto de falta de respeto al que ayuda. Es necesario dar una respuesta concreta. Se podría implementar una campaña masiva de difusión en la que los bomberos cuenten como es su trabajo”, sugirió.

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