La Voz del Interior @lavozcomar: Laiseca vuelve a casa: la biblioteca del autor será el alma de una sala con su nombre en Camilo Aldao

Laiseca vuelve a casa: la biblioteca del autor será el alma de una sala con su nombre en Camilo Aldao

A su pesar, Alberto Jesús Laiseca nació en la ciudad de Rosario, el 11 de febrero de 1941. El escritor argentino prefería que ese dato no se mencionara y que no figurara en las reseñas biográficas que acompañan sus libros.

Era un hecho que lo hacía putear a la confabulación cósmica de ese día en que su mamá tuvo que ir a parirlo a orillas del Paraná, porque él deseaba más que nada ser nacido y criado en Camilo Aldao, el pueblo cordobés en el que vivió hasta los 18 años. Era su terruño, y volvía cada vez que podía. En cuerpo presente. También en viajes astrales.

Alberto Laiseca fue uno de los grandes maestros de la literatura argentina, y un experto narrador de historias de terror.

La noticia es que Laiseca, como hubiera deseado, finalmente vuelve a casa. Reencarnado en sus libros y sus objetos.

En 2023, más precisamente en febrero (mes del accidente astrológico que hizo nacer al autor en la provincia de Santa Fe), Julieta Laiseca, hija del escritor, tomó la decisión de donar la biblioteca personal de su padre para que permanezca en custodia en Aldao. En un lugar muy significativo: la Biblioteca Popular Teresa B. de Lancestremere.

Trabajo de preservación y catalogación de la biblioteca que perteneció al escitor.

En junio de ese año, llegó a territorio camilense el “cargamento sagrado” y se comenzó a conformar el equipo de trabajo que inició el proceso de gestión de la colección, la dimensión material de sus mundos imaginarios y sus pasiones.

Dicha colección será el corazón de la sala Alberto Laiseca de la biblioteca popular. El Día D de esta conjunción planetaria fue este sábado 15 de junio, con un evento dedicado a la presentación del acervo y a una serie de actividades para dar cuenta del universo del autor.

Laiseca, querido delirante

Laiseca murió en Buenos Aires, el 22 de diciembre de 2016. Los años finales de la existencia terrestre del creador del “realismo delirante” transcurrieron en un geriátrico en el barrio porteño de Flores, donde lo visitaban quienes habían asistido al taller que dictó durante dos décadas. Allí, decía “Lai”, el apodo cariñoso con el que se lo conocía, estaba rodeado de zombis. Lo cuenta Selva Almada, una de sus discípulas, en la introducción a Hybris, volumen que incluye las novelas Camilo Aldao, La puerta del viento y Sindicalia.

De ese lugar quería escaparse y allí terminó de escribir, para más datos sobre su deseo de volver, Camilo Aldao, su último libro, una nouvelle que se hace memorias de juventud en clave alucinada, esotérica y libertina.

Contaba el autor que allá en Aldao había unas viejitas que gozaban metiéndole miedo a los niños con historias de espanto, personas a las que enterraban todavía con vida, hornos donde en vez de un bizcochuelo se cocinaba el cuerpo de una criatura. Allí, esos días, se abrieron las puertas de su percepción a un género que adoraba, que impregna su obra y que son la vibración de las historias que narraba en el ciclo televisivo Cuentos de terror, que emitía I.Sat.

Alberto Laiseca. (Ilustración de Juan Delfini)

El programa lo transformó en un personaje conocido para el gran público, con sus míticos bigotes gigantes y su voz atabacada compartiendo horrores literarios.

Tenía un talento dramático y ejecutaba interpretaciones hipnóticas de la literatura escrita para producir temor y temblor. Laiseca era un narrador extraordinario. Insinuaba, agregaba, se desviaba, inventaba, todo para guiar al oyente por los pasadizos que iban directo hacia el alma de los relatos de grandes clásicos del género, de Edgar Allan Poe a Ambrose Bierce, pasando por Bram Stoker, Horacio Quiroga, Akira Kurosawa, Saki. Su versión de “Casa tomada”, de Julio Cortázar, es un prodigio.

En 1976 publicó su primera novela, Su turno para morir, seguida por Aventuras de un novelista atonal y el volumen de cuentos Matando enanos a garrotazos. De 1987 es Poemas chinos. En 1991, año en que recibió la beca Guggenheim, publicó el ensayo Por favor, ¡plágienme!

Hay una anécdota que parece abducida del territorio de su “realismo delirante”. Laiseca estaba en una estación de trenes cuando salvó de milagro más de mil páginas manuscritas. Mientras ingresaba una formación, un brazo salió de la ventanilla de un vagón y le tironeó una bolsa. El escritor luchó y logró conservar en sus manos la primera de varias versiones de Los sorias, novela mítica, mastodóntica, apenas leída o directamente ignorada, aún después del dictamen de Ricardo Piglia: “Los sorias es la mejor novela que se ha escrito en la Argentina desde Los siete locos”.

En 2011 se publicaron sus Cuentos completos, que acaban de volver a librerías en una reedición revisada y actualizada por Sebastián Pandolfelli con prólogo de Leonardo Loyola, talleristas y discípulos de ese sensei de literatura y vida que fue Laiseca.

Un deseo

Patricia Abba, presidenta de la biblioteca popular, cuenta el detrás de escena del regreso: “Desde hace casi dos años, su hija Julieta Laiseca, que siempre mantuvo contacto con Karina Nardi, anterior presidenta, manifestó el deseo de que la biblioteca particular de su padre tuviera un lugar en la biblioteca de nuestra localidad. A partir de ese deseo, se comenzó a gestionar el lugar para que pudiera exponerse y resguardarse en una sala especial, a la que denominamos sala Alberto Laiseca”.

Julieta Laiseca, hija del escritor, junto a Patricia Abba, presidenta de la Biblioteca Popular Teresa B. de Lancestremere.

“Creo que Julieta ha valorado el trabajo de difusión de la obra literaria de Laiseca en la localidad, y el hecho de continuar en contacto con algunos de los escritores que Lai formó. Ella cree que Lai está/estaría muy contento”, precisa Abba.

Y recuerda que el escritor solía volver a su pueblo acompañado de sus discípulos: “Recorría la plaza, visitaba su casa natal, algunos árboles en particular, la pirámide, emblema distintivo de nuestra localidad”.

El autor argentino murió en Buenos Aires en 2016.

Entre 2010 y 2011, realizó visitas frecuentes. En Aldao se grabaron asimismo tomas para la película Lai, documental de Rusi Millán Pastori.

“Recuerdo la visita al Centro educativo Juan Bautista Alberdi –cuenta Abba–. Por esos años, vino invitado a una propuesta pedagógica de lectura de cuentos de terror, y en esa jornada Laiseca les narró a los niños cuentos de Poe”.

Junto con la biblioteca de Lai se mudaron algunos muebles y objetos que permitirán recrear su espacio de trabajo: su escritorio, su máquina de escribir y las estanterías para los libros tal como las tenía montadas en su departamento, así como la foto de la plaza de Aldao.

La idea es activar la sala con muchas propuestas, como Jornadas Laiseca, festivales de género o seminarios en torno a su obra. “Se han comunicado desde la Biblioteca Nacional para realizar a futuro alguna actividad conjunta –revela la presidente de la biblioteca–. Lo cual es también interesante desde el punto de vista de una descentralización. Los estudiantes locales de los diferentes niveles ya han comenzado a realizar sus visitas, para conocer aspectos vitales y literarios de Laiseca. También se proyecta el trabajo conjunto con los institutos de formación literaria de la región”.

Un portal en Aldao

La colección estimada es de unos tres mil ejemplares, numerados y forrados por el escritor para evitar robos y otras tentaciones. Cuenta la bibliotecaria: “Laiseca fue un lector voraz desde pequeño. En su biblioteca se pueden encontrar desde Oscar Wilde, Bradbury, Kipling, Herman Hesse, Poe, por supuesto, hasta autoras y autores argentinos contemporáneos como Abelardo Castillo, Hebe Uhart, Angélica Gorodischer, Luisa Valenzuela, entre muchos más. También los libros dedicados por una vastedad de escritores que pasaron por su taller. Obras sobre esoterismo, magia, Historia de civilizaciones antiguas como Egipto y China, por las cuales profesaba un interés ferviente”.

Entre las joyas de la biblioteca, está el catálogo de puño y letra que Lai anotaba en un índice telefónico enorme.

Laiseca utilizaba un enorme índice telefónico para confeccionar de puño y letra el catálogo de su biblioteca.

“Los manuscritos por el momento están en manos de su hija. Por razones literarias, pero también afectivas”, precisa Abba.

La de este sábado 15 de junio será una jornada intensa. Además de la inauguración de la sala Alberto Laiseca, habrá un recorrido urbano por la cartografía biográfica y emocional que el escritor trazó en su niñez y en sus regresos a Aldao. Se harán postas en su casa natal, la escuela, el lugar donde se emplazaba un nogal, que era su árbol favorito, la plaza (de la cual tenía una foto en su escritorio).

También se presentará la reedición de Poemas chinos que realizó a fines del año pasado Dínamo Editorial, sello artesanal de la escritora y editora Juliana Bonacci, integrante del equipo de trabajo de la biblioteca popular.

Una joyita. Dínamo editorial publicó una reedición especial de los

Esta edición del único libro de poemas de Laiseca está destinada al trabajo con alumnos en la sala.

En una nota sobre la reedición en Dínamo, Bonacci señala: “Cada 18 años, este poemario vuelve a editarse como si fuera un cometa que completa su órbita, como si fuera un ave legendaria que está de regreso en la tierra, para renovar su fuerza interior. Su primera edición estuvo a cargo de Libros de Tierra Firme en 1987, 18 años después Gárgola Ediciones lo reeditó y a finales de 2023 aparece esta nueva edición”.

“Un poema sirve para no estar solo. Para comunicarse con otro cerebro, aunque ese cerebro haya muerto hace muchos años”, recuerda Bonacci que decía el maestro. “Y nos propone estos poemas impresionistas para que pudiéramos abrir las puertas del tiempo”.

En Aldao acaba de abrirse un portal.

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