La Voz en Ucrania: Kiev, una ciudad que se prepara para resistir hasta el final
El tren sigue siendo la forma más segura de viajar a través de Ucrania. Las carreteras están llenas de puestos de control, de barricadas y de soldados nerviosos, por lo que una travesía en el tradicional ferrocarril constituye la opción más viable si se quiere llegar hasta la ciudad de Kyiv, conocida en ruso con el nombre de Kiev.
Las pocas personas que se aventuran hasta la capital se topan con una ciudad completamente a oscuras si el arribo se produce pasadas las 18. Un grupo de militares fuertemente armados les da la “bienvenida” a los recién llegados entre luces de linterna y relucientes cañones de fusil. Los pasaportes y acreditaciones de prensa son revisados de forma exhaustiva.
Desde el inicio de la guerra, la Estación Central de Trenes de Kiev se transformó en un improvisado hotel en el que hombres, mujeres y niños intentan dormir entre asientos, máquinas de café y una insistente voz femenina que anuncia la partida de nuevas formaciones. Es que, en Ucrania, el toque de queda rige entre las 20 y las 7 de la mañana; durante esa franja horaria, nadie puede salir a la calle.
Aunque el frío es agobiante, es fácil percibir que la Estación Central conoció tiempos mejores. Entre la penumbra se puede adivinar que el estilo arquitectónico del lugar combina el Barroco con la era espacial. Lujosas arañas cuelgan de los techos. El fino decorado hace que el lugar se asemeje a un museo.
Humo y barricadas
Lo primero que un visitante percibe al salir de la terminal en horas de la mañana es un intenso humo que cubre toda la ciudad. Según el índice internacional de calidad del aire (ICA), la concentración de contaminantes en el aire de Kiev registró este sábado niveles 27,8 veces superiores a los recomendados por la OMS. Es que en el Óblast de la capital, hubo al menos 21 incendios durante las últimas 24 horas.
Aunque se podría suponer que al llegar a Kiev uno se toparía con una ciudad destruida, lo cierto es que el centro de la metrópoli permanece prácticamente intacto. El frente de batalla se ubica en los barrios de las afueras: actualmente está localizado en la zona de Irpin, al noroeste.
Sin embargo, en el ambiente se percibe la tensión: la ciudad está desierta. Casi no circulan los automóviles por las calles y hallar un comercio abierto es misión imposible. Hay barricadas hechas con bolsas de arena y con estructuras de metal, entre otros materiales.
Las vidrieras de algunas tiendas de famosas marcas internacionales están completamente vacías, como si las hubieran arrancado de raíz. Las puertas y las ventanas de los negocios están cerradas a cal y canto. El silencio sólo es interrumpido por algún lejano disparo. Cada tanto, una explosión. Desde las ventanas de los altos edificios se pueden ver varias columnas de humo empañando el horizonte.
Situación difícil
Los medios locales se hacen eco de los reportes que llegan desde el frente. Todos se parecen entre sí: una persona murió y cuatro resultaron heridas tras el incendio y posterior derrumbe de un edificio residencial en el distrito de Podilskyi.
Se registraron otros dos decesos tras bombardeos rusos en la región de Sviatoshynskyi. Un niño de 2 años falleció y cuatro personas están graves por disparos en Nuevo Petrivtsi. Siete civiles perdieron la vida tras ataques con artillería pesada en asentamientos ubicados en Bucha.
Oleksandr Pavliuk, presidente de la Administración Estatal Regional de Kiev, dijo que la ciudad de Slavutych “está completamente aislada. Hay necesidad de alimentos y medicinas”. Además, habló de una “catástrofe humanitaria” en Ivankiv, en Dymersk y en Polissya, donde sus habitantes permanecen “sin comunicación, electricidad, alimentos ni medicinas”.
El reporte oficial señala que, desde el comienzo de la invasión, 228 personas murieron –entre ellas, 60 civiles y cuatro niños– y más de 900 resultaron heridas sólo en el distrito de Kiev. Mientras tanto, en todo el país continúan sonando casi a diario las alarmas ante posibles ataques aéreos y las autoridades refuerzan los controles: temen la posible presencia de espías y actos de sabotaje.
El epicentro de la guerra está ubicado en las ciudades de Mariúpol y de Járkov, al sudeste del país. Un fotógrafo experto en batallas dice que es “imposible” llegar hasta allá. “Demasiado riesgo”, opina el salvadoreño, que cubrió los conflictos en Irak y en Afganistán. “Ahora mismo, si quieres ir al frente por aquí cerca, tienes que llegar hasta Irpin. Ahí mataron a una joven periodista hace poco. El peligro es el fuego cruzado”, comentó.
De acuerdo con el experto, “esta guerra es diferente” a la de Irak y a la de Afganistán, ya que “hay pocos enfrentamientos cuerpo a cuerpo”. Por lo general, se producen “batallas a distancia, con misiles. Hay pocas trincheras”. Las cifras de la ONU le dan la razón al fotoperiodista: según datos de la organización, 850 civiles murieron y 1.400 resultaron heridos desde el pasado 24 de febrero. La mayoría de ellos fueron víctimas de ataques con artillería pesada, con cohetes y con bombas lanzadas desde el aire.
Mientras tanto, Vladimir Putin se da un baño de multitudes en un estadio de Moscú por el aniversario de la toma de Crimea. Fuentes oficiales afirman que más de 200.000 personas asistieron al evento. El mandatario dijo que sus tropas están “protegiendo” a la población que vive en el este de Ucrania de un “genocidio”. De acuerdo con la prensa de aquel país, al menos el 65% de los rusos apoyan la operación. “No habíamos tenido tal unidad en mucho tiempo”, dijo Putin entre vítores y aclamaciones.
El centro de Kiev, en video
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