La triste realidad del Cementerio San Vicente
La reiteración de robos de metales de bronce, de cobre y de aluminio, entre otros elementos que se venden como baratijas en las cuevas del mercado negro, coloca en un marco de controversia la eficacia de la política de seguridad en la provincia de Córdoba. Son necesarias medidas más eficientes para poner freno a los malvivientes que operan con asombrosa impunidad.
Son los ejecutores del vandalismo, quienes no trepidan en arrancar de cuajo canillas de una plaza pública, el picaporte de una puerta de entrada a un domicilio particular o, sin reparar en el más mínimo respeto por los muertos, placas y lápidas de un cementerio.
En este caso, el objetivo de los ladrones es el centenario Cementerio de barrio San Vicente, ubicado en la zona este de la ciudad de Córdoba.
Como informamos días atrás, al accionar de los ladrones se suma el estado de abandono que presenta la necrópolis en varias áreas, lo cual pone en estado de alerta permanente a los vecinos como consecuencia de una escalada de inseguridad.
Ya no se trata únicamente del saqueo de placas de bronce y de la profanación de tumbas, sino también de los atracos a las visitas. Es inadmisible que los propios empleados del cementerio tengan que alertar a los deudos que a partir de una determinada hora de la mañana corren el riesgo de ser asaltados por las pandillas acechantes.
Así como desde la Municipalidad ponen en recuadro las obras que están en marcha o en carpeta para recuperar ese tradicional espacio de sepultura y de evocación, las autoridades de la seguridad ciudadana deben tomar nota de las denuncias de los pobladores y garantizar de una vez la vigilancia a toda hora de ese predio de 47 hectáreas.
No es un dato menor que el Cementerio San Vicente se ubica en cercanías de barriadas vulnerables que albergan a pesos pesados del delito en todas sus formas, incluido el flagelo del narcotráfico. Aun ante las necesidades domésticas más extremas, nada justifica salir a saquear lo que esté a mano.
Con todo, como bien razona la trabajadora social Graciela Córdoba, de la parroquia Crucifixión del Señor, la delincuencia es fruto de los problemas estructurales que padecen los habitantes del sector.
Es, en ese contexto, responsabilidad del Estado revertir una pesada crisis social y económica que agobia a los grupos más empobrecidos. Y le cabe a la Policía sostener una política de seguridad; Sobre todo (y en el caso que nos ocupa) para llevar a la Justicia a los profanadores del citado cementerio.
Son bienvenidos los trabajos de infraestructura ya realizados y los que se ejecutarán durante este año, pero de poco servirán las innovaciones si los actos de vandalismo siguen su dinámica a plena luz del día, como admiten los empleados de la necrópolis.
En Córdoba se roba mucho y el Cementerio San Vicente (escenario de historias de horror durante la dictadura militar) no parece ser la excepción.
https://www.lavoz.com.ar/opinion/editorial/la-triste-realidad-del-cementerio-san-vicente/
Compartilo en Twitter
Compartilo en WhatsApp
Leer en https://www.lavoz.com.ar/opinion/editorial/la-triste-realidad-del-cementerio-san-vicente/