La salud, en terapia intensiva y sin médicos a la vista
La atención médica no distingue las fechas. Durante las Fiestas, las vacaciones o los feriados, los médicos están presentes para atender a pacientes. Su compromiso no conoce de pausas ni descansos.
La salud es un derecho adquirido al nacer. No debe ser un eslogan de campaña, sino la realidad de una sociedad que construya día a día su presente y apueste con esperanza al futuro.
Desde hace muchas décadas, pero profundizado en los últimos años, la provincia de Córdoba está atravesada por un sistema de salud en el que la medicina privada está muy mal herida.
De 427 municipios y comunas que existen en Córdoba, sólo en 54 queda medicina privada.
Cada día se suman más cordobeses que se encuentran a decenas de kilómetros de la posibilidad de atenderse en clínicas y en sanatorios. El déficit progresivo de recurso humano es alarmante, más aún en especialidades críticas como anestesiología, terapia intensiva, pediatría, psiquiatría, tocoginecología y cardiología, entre otras.
La hiperconcentración de médicos en Córdoba capital, donde hay un profesional cada 90 cordobeses, contrasta con lo que ocurre en el interior.
En San Justo, por ejemplo, hay un médico cada 320 habitantes, y en Pocho, Minas o Sobremonte, uno cada 900.
El tiempo necesario para formarse como médico y estar capacitado con alguna especialidad es de unos 10 años. Y la muy baja remuneración en general por las distintas prestaciones médicas hace que la mayoría de nuestros jóvenes no elija esta profesión a la hora de iniciar su vida universitaria.
Los hospitales públicos provinciales y municipales, sobresaturados y abarrotados por la creciente demanda de los pacientes, los de siempre y quienes ya no pueden pagar una cobertura médica, se ven cada vez más complicados para brindar atención médica de excelencia y calidad, más allá de la vocación de servicio y de la buena predisposición y la voluntad del equipo de salud.
Lamentablemente, a esta difícil realidad se suma la falta de respeto hacia el profesional médico por parte de una sociedad impaciente, líquida y violenta. Además, el éxodo hacia otros países de profesionales de todas las edades y especialidades, seducidos por lo económico, el reconocimiento, la tranquilidad y el respeto que por estas tierras se han perdido, agrava la situación.
El diagnóstico es claro y conocido: la situación sanitaria es compleja, pero estoy convencido de que tiene solución. Debemos empezar ahora, con una firme decisión política.
Es el Estado provincial el que debe tomar el toro por las astas, comprometerse y convocar a todos los actores, universidades, consejos médicos, medicina privada, sanitaristas, colegios médicos y quienes se crea conveniente, para empezar a analizar, discutir y consensuar acciones concretas que se cristalicen en posibles soluciones.
Es un trabajo de mediano a largo plazo. Empecemos ya. Es necesario, es posible.
Seguiré levantando la voz durante el tiempo que tenga en la Legislatura de Córdoba, en todos los ámbitos en los que participe y con quienes considere oportuno, porque la salud es un derecho adquirido al nacer.
* Legislador provincial; especialista en Otorrinología; intendente de Morteros de 2015 a 2023
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