La salida de los jugadores de Talleres: caras largas y el pedido de tener fe para la revancha
En la salida del vestuario de Talleres, la aclaración del equipo de prensa del club fue que hablaba el jugador que “quisiera”. Lo que dejó todo atado al ánimo de cada quién. Y, como era de esperar, el ánimo de los jugadores de Talleres no era el mejor. El 0-1 con River dolió.
Se notó en la cara de Guido Herrera, que salió pidiendo disculpas por su silencio. Se notó en el rostro de Matías Galarza, que fue y volvió del colectivo sin dejar frases. Ulises Ortegoza pidió perdón y también trasladó su cara larga por ese pasillo que comunicaba la puerta del vestuario con la salida al playón del estadio Mario Alberto Kempes. Gastón Benavídez fue otro en gambetear micrófonos.
La caída con River fue más dolorosa en esas caras que en las tribunas. Ni el “buenas noches, buenas noches” del director deportivo Pablo Guiñazú disminuyó el clima de bajón. El que sí salió muy afectado fue Lucas Suárez. Llevaba el mate y el termo en una mano y un hondo pesar que se le notaba en cada músculo y en esa mirada perdidad hacia el piso.
Sí se paró Ramiro Ruiz Rodríguez. “Creo en el equipo. Hay que estar tranquilos. No creo que haya que cambiar tanto”. El delantero trató de bajar el drama a la caída: “Quedan 90 minutos más y tenemos que tener fe”.
Y así fue ese cierre de jornada para Talleres. Ya era jueves. Ya era el día después de la caída ante River. Ya era el primer día para reactivar a un equipo que necesita la épica en el Monumental el miércoles que viene.
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