La realidad del ajuste que el Gobierno niega
El relato del Gobierno nacional naufraga, una vez más, frente a las investigaciones que los especialistas emprenden basándose en información oficial. En este caso, un estudio del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), al estimar el gasto primario para 2023, advierte el tenor y la constancia del ajuste que se ha ejecutado sobre las cuentas públicas y los rubros que más se resintieron en el proceso.
Para resumirlo de un modo bastante gráfico, descontada la inflación hasta junio de este año, la administración de Alberto Fernández tiene un gasto proyectado para 2023 menor al que Mauricio Macri tuvo en 2017, año que terminó con la tristemente célebre “batalla del Congreso”, cuando se debatía la modificación de la fórmula que actualiza jubilaciones, pensiones y planes sociales.
Entonces, el anterior presidente ejecutó partidas por unos $ 36 billones. Este año, el Gobierno apenas gastaría unos $ 32 billones.
No sólo importa la diferencia, sino ver en detalle los sectores sobre los que más impactó el ajuste. Aquí vale recordar que, en la campaña electoral de 2019, Fernández señaló que dejaría de pagar la “usura” de las Leliq para aumentar jubilaciones y darles medicamentos gratis a los adultos mayores. Pues bien, de los $ 4 billones que el Estado nacional “ahorrará” este año en relación con 2017, algo más de la mitad (unos $ 2,5 billones) corresponde al gasto en jubilaciones y pensiones.
También supo decir Fernández que el suyo sería un gobierno de científicos, que defendería la gratuidad y la calidad de la educación pública desde el nivel inicial hasta el universitario, y de la salud pública. El informe del Iaraf indica que el rubro “otros gastos corrientes” perdió un 38% de su presupuesto respecto de 2017; bajo esa etiqueta están las cuentas vinculadas con los centros de investigación del Inti y del Conicet, y la asistencia financiera a agentes del sector salud.
Además, las transferencias a universidades cayeron un 16%, si se las compara con el presupuesto que tenía Macri a mitad de su mandato.
Con todo, este ajuste de Fernández ocurrió mientras se producía primero un importante aumento del Presupuesto nacional y una mínima reducción posterior. Las cifras globales son elocuentes: entre 2017 y 2019, en cifras, Macri bajó el gasto de $ 36 billones a $ 29,5 billones. En 2020, Fernández lo llevó a $ 34 billones; en 2021 y 2022, lo mantuvo apenas por debajo de ese monto; y este año se estima que rondará los $ 32 billones, siempre a valores constantes
Entonces, el ajuste fue selectivo. Perdieron, aunque no en la misma proporción, tanto los jubilados como los empleados públicos; el sistema de salud como el sistema educativo. Como contrapartida, aumentaron los subsidios a la energía (56%) y la inversión real directa (29%), pero por sobre todo los planes sociales (245%).
Cuando el discurso político cae en la inconsistencia, se debilita su razón de ser. Se supone que la política debe transformar la realidad, no negarla.
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