La política, ¿una “nueva misión” para los evangélicos?
“Somos Carlos Gardel en la calle, con las marchas contra el aborto, pero no tenemos a nadie que intervenga donde se toman las decisiones”.
Esas son las conclusiones que empujaron a los evangélicos a tomar ciertas definiciones de último tiempo. Ahora, la actividad política se alienta y se abandonó aquella idea basal de la iglesia, sobre que ésta era una actividad prohibida.
La confianza crece en un único sentido: “El país va a ser gobernado por un líder evangélico que volverá a poner a Argentina entre los 10 territorios más importantes del mundo”, aventuraron los pastores.
Mientras tanto, subrayan que ya se encuentran interviniendo desde la oración y la consejería. “Las autoridades provinciales y municipales, durante la pandemia, nos convocaron frente a las problemáticas para que oremos. Para que les demos una palabra de paz. Para que hablemos de valores y para que les ayudemos”, aseguró el pastor Norberto Ruffa, de Congregación Cristiana.
Además, confirmaron que tienen reuniones privadas con autoridades. Allí, dijeron, recibe el pedido de orar y de bendecir. “Es algo privado, pero estamos bendiciendo y ayudando para que Dios les dé sabiduría para gobernar. Los estamos ayudando frente a los conflictos. Al no ser políticos, tenemos la posibilidad de ser escuchados porque no somos competencia”, completó Ruffa.
Sobre por qué el cristiano puede ser un candidato atractivo, el pastor Gustavo Romera ensayó una conclusión: “No es que somos personas sin errores, tenemos muchos errores. Pero la integridad va a imponerse. La gente está buscando algo auténtico en lo político. La iglesia se da cuenta que es una formadora de líderes, que va creando liderazgos con errores pero con integridad”.
Además, contabilizaron, trabajan con mucha gente. “Nosotros somos, la gran mayoría, practicantes. Hacemos el trabajo espiritual, pero hacemos el trabajo social y practicamos los principios”, evaluó el pastor Jiménez.
En cuanto a lo ideológico, remarcan que sus valores siempre fueron inamovibles. “Nos preocupa el lobby LGTB. Si a un hombre le gusta un hombre, es su problema, que lo haga en su intimidad. Pero con el más de los LGTB viene la eutanasia y la pedofilia. A la eutanasia ya la tienen, ya la presentaron y la están cocinando a fuego lento. Pero saben lo que va a pasar, que Dios los va a bajar”, advirtió Carlos Belart.
“Necesitamos gente que represente nuestros valores y pueda hacer que un país se sane y que podamos estar entre los 10 países más importantes del mundo”, pidió Jiménez.
En tanto, para Romera la realidad es elocuente: “A nosotros nos llega la persona que abortó, el chico que sufre la homosexualidad. Es la iglesia la que está atendiendo esa realidad que destruye a la sociedad y a las naciones”.
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